Estrategia

Podemos busca autonomía sin «tutelas» de Díaz

El partido controlará todas las negociaciones en los territorios

Todos los partidos engrasan ya la maquinaria electoral. Y si bien, en el bloque de la derecha, la estrategia se define de manera más nítida, a la izquierda del PSOE está todo por hacer. La incógnita de las coaliciones electorales para presentarse a las elecciones autonómicas y municipales se presenta como una ecuación de difícil solución. Pero tanto en Podemos como en Izquierda Unida se preparan ya para negociaciones arduas, revalidar coaliciones en territorios en los que llevan años confluyendo o explorar nuevas.

El tiempo apremia y una vez que la vicepresidenta Yolanda Díaz ha confirmado que su proyecto político, Sumar, no llega para estos dos procesos electorales, ambas formaciones se ponen a trabajar con el objetivo de reforzar su marca y de conseguir unos resultados solventes que les permita llegar a la previa de las elecciones generales con un aval sólido que asegure negociar de tú a tú con Díaz, a quien en Podemos ven como «aliada electoral» y marcan distancias a la hora de «fundirse» en su futura plataforma, todo a la vez que la propia ministra de Trabajo cada vez muestra más señales de lejanía con los partidos políticos.

En el cuartel morado ya hay voces que avisan de que esperan tener una «autonomía completa» a la hora de diseñar sus estrategias políticas, campañas y para negociar con «las manos libres» con Izquierda Unida y con el resto de actores políticos de izquierda con los que se puedan llegar a acuerdos, resumen estas fuentes. Es decir, esperan que la vicepresidenta no marque la línea política u hoja de ruta a diseñar en los territorios puesto que no se presenta. Ese escenario ya lo conocieron en Castilla y León y sobre todo en Andalucía, donde la vicepresidenta intercedió directamente para desencallar las negociaciones que se dieron por rotas en un primer momento por la falta de acuerdo entre Podemos e Izquierda Unida para pactar un candidato. El equipo de la vicepresidenta pidió a los morados que retiraran su pretensión de ser los líderes de la coalición y así lo hicieron. Ahora, en el partido –tras despejar el escenario la vicepresidenta– creen que deben «reforzarse» al ser el «motor del cambio transformador» desde su surgimiento. Una vez que descartan coaliciones con Más Madrid o Compromís, los morados se centrarán en trabajar por un «Podemos fuerte» en las coaliciones que trabajen con Izquierda Unida, pero también en los lugares donde no se pueda llegar a acuerdos. El objetivo es proteger la marca que fundó Pablo Iglesias, que en otras formaciones ya dan por desgastadas.

En la línea de estas voces asépticas con la vicepresidenta, la dirección estatal de Podemos ya ha creado un comité electoral con el fin de blindar y controlar las negociaciones y campañas en los territorios. Una especie de «guardia de corps» liderada por Ione Belarra e Irene Montero con el objetivo de que no haya mediadores neutrales a la hora de entablar las relaciones políticas con el resto de partidos.

Además, de cara a los próximos comicios, tanto en Podemos como en Izquierda Unida aseguran ser muy conscientes de no poder cometer los mismos errores que en Andalucía, el germen del proceso de unidad que exigió la vicepresidenta para dar un voto de confianza a los partidos de izquierda, que terminó en batacazo electoral.

En los análisis pausados de ambos partidos se apunta a fallos comunicativos, luchas de poder, intentos de dirigir desde Madrid –denuncia IU– y de tratar de invisibilizar a los morados –se quejan en Podemos–. La coalición Por Andalucía fue todo lo contrario a un proceso de unidad, por el ruido interno generado para crear la coalición y por los fallos de organización que se dieron a pesar de que los ministros de Unidas Podemos se volcaron en la campaña. De cara al futuro, al igual que los de Belarra pilotarán las campañas, en IU aseguran que su marca estará visibilizada en todos los territorios. Todos aseguran que trabajan para Sumar, pero la sensación de atomización a la izquierda del PSOE anticipa nuevos capítulos de tensión.

Así, Podemos se rearma estratégicamente, al ser consciente de que necesitan seguir marcando la influencia y el paso, también de cara a la política nacional, donde si bien en la formación de manera oficial solo trabajan con la opción de que Díaz sea su candidata de cara a las generales, aprecia cierta disonancia con ella, al no conocer sus planes de cara a 2023. Este es una de los lamentos que más se oye en el cuartel general morado, donde se preferiría que la vicepresidenta acelerara sus pasos de cara a la consolidación de su proceso de escucha y sobre la decisión que debe tomar sobre si ser o no candidata, aunque en Podemos trabajan con esa posibilidad.