José Antonio Vera

Desmontando a Pedro Sánchez Tezanos

Segundo cara/cara Sánchez/Feijóo en el Senado con desarrollo predecible. Esta vez el jefe supremo no se dedicó a pisotear la biografía de su oponente, habida cuenta de las críticas que hasta los suyos le afearon en la anterior. Llegó el presidente más tranquilo, dispuesto a convencer a las bancadas senatoriales de las gloriosas bondades de su gestión inabarcable, casi tanto como el discurso. Todo lo hicimos bien: fuimos los mejores durante la pandemia, salimos más fuertes tras derrotar al virus, vacunamos como en ninguna parte y repartimos dinero al que lo necesitó. Autobombo recargable que continuó con Putin, culpable de cuanto pasa, suponemos que incluida la inflación de ministros que hay en el Gobierno, la interminable lista de 800 asesores que tienen los ministros y la subida un 4 por ciento en el sueldo de todos ellos, muy por encima de la inmensa mayoría de españoles. Cuestión menor porque lo importante, dijo en ladino, es que igual que la pandemia fue una oportunidad para mejorar en lo social , la guerra putinesca lo va a ser para reformar el sistema energético español, que será más barato –aseguró con contundencia– no provocará apagones, ni racionamientos ni apocalipsis alguno. «No habrá medidas drásticas: los ciudadanos pueden estar tranquilos». Compromiso relevante del que tomamos nota cara al futuro, como de los objetivos dos y tres: proteger a los débiles y que las empresas y los ricos paguen lo que están ganando de más por la escalada de la inflación. «Igual que el gobierno –gritó un exaltado senador– que lleva ingresados 20 mil millones de más y no baja los impuestos». Dice Sanchez que sí que los baja, y citó cual Duracell todos los paquetes de medidas aprobados para apoyar a los más perjudicados por la pandemia y por la guerra. Perorata sin fin que culminó aireando la suerte que tenemos de contar con los fondos europeos –esos que no podemos disfrutar debido a la burocracia– y pidiendo entre abucheos un homenaje para sus vicepresidentas, por lo bien que gestionan y lo buenas que son.

Un Feijóo resuelto y asentado usó el poco tiempo que le dan para desmontar el autobombo monclovero. Y lo hizo bien, disparando donde duele: la realidad que usted pisa es la de Tezanos, demoscopia virtual que siempre da a Sánchez por ganador aunque después pierda. Para el gallego lo peor es que los socialistas están hipotecando España con la deuda más alta de la democracia. Los presupuestos, vapuleados en sus cifras elementales tanto por el Banco de España como por la AIReF, FUNCAS, el BBVA o el FMI, deberían ser retirados, reformados y vueltos a presentar a las Cortes, le dijo y repitió hasta con sorna gallega: «Cómo voy a estar preocupado con las próximas elecciones, señor Sánchez, con lo bien que le van a usted las encuestas». Las pesquisas tezanas, aclaremos. O cuando le animó a presentarse a las elecciones gallegas, habida cuenta del inusitado interés del presidente por sacar a colación los años de gestión de Feijóo en la Xunta. Sanchez replicó con el blablaba consuetudinario de que los populares «no arriman el hombro» porque son los «amigos de la banca y de las grandes empresas». Feijóo le tuvo que decir entonces a Su Señoría algo que parece fundamental: si quiere dar ejemplo baje los impuestos en cuantía similar a lo que está recaudando de más por la inflación, y recorte también un 30 por ciento el volumen del Gobierno y un 50 por ciento más la cantidad de altos cargos y asesores presidenciales. Que es interminable, por cierto.

Entonces estará legitimado para pedir sacrificios a las familias y a las empresas españolas. Claro que Sánchez siguió con su perorata tezana y no se dio ni por enterado del último consejo del presidente del PP: hable usted más con Felipe González y conmigo, le irá mejor que en compañía de Podemos, los separatas y los bildutarras.