Encuestas

El PSOE da por saldado el trasvase de voto al PP tras el fiasco del CGPJ

Consideran que Feijóo ha dilapidado el “aura pactista” que podía robarles electores moderados

El Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y Patxi López durante la sesión de control al gobierno en el Congreso de los Diputados
El Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y Patxi López durante la sesión de control al gobierno en el Congreso de los DiputadosAlberto R. RoldánLa Razón

Gobierno y PSOE siguen midiendo al máximo los tiempos y cimentando su estrategia de desgaste al PP. El descalabro de las negociaciones para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) ha supuesto un nuevo giro de tuerca discursivo para rearmar el relato gubernamental de cuestionamiento de la figura de Alberto Núñez Feijóo. A su iniciativa de “desmontar” su perfil de hombre de Estado y moderación, se suma ahora poner en duda incluso su liderazgo y legitimidad para presidir el país en el futuro por situarse al margen de la Constitución. “Sería un gobierno que cumple las leyes a la carta. Un mal precedente”, critican. El primer resultado del fiasco del CGPJ es, reconocen en Ferraz, que se haya interrumpido el flujo de votantes socialistas hacia el PP. “Ya era un trasvase a la baja”, aseguran fuentes socialistas, que lo cuantificaban en unos 200.000 votos, lejos de la horquilla de entre 600.000 y medio millón que arrojaban otras encuestas. “Pero ahora –resuelven- se finiquita”. “Cualquier votante socialista que pensara que Feijóo era moderado, que era un pactista o que mandaba en su partido, ya ha visto que no”, apuntan a este diario las citadas fuentes.

En el Gobierno se conjuraron desde la vuelta del verano para enterrar el “efecto Feijóo”. En el cuartel general socialista causaba cierta frustración que el nuevo presidente del PP siguiera subiendo en las encuestas, con un crecimiento sostenido, pese a no dar “señales de vida”. “De incógnito no se puede llegar a la Moncloa”, aseguraban, y en esta línea, desplegaron una estrategia para poner el foco en el líder de la oposición. Una estrategia que pudiera parecer contraproducente, por incentivar la visibilidad del rival, pero que consideraron imprescindible para “desmontar” la imagen “impoluta” que se había construido como presidente gallego. “El “efecto Feijóo” es el desconocimiento de Feijóo”, repetían insistentemente.

“Se ha ido del sello”

Ahora, consideran que ese “aura pactista” que le propulsó en las encuestas se ha roto. “Se ha ido del sello”, sentencian, con la ruptura de las negociaciones para renovar el Consejo General del Poder Judicial cuando estaba ya cerrado. En el Ejecutivo aseguran que los contactos no se han retomado, “porque no sabríamos con quien hablar”, dicen ahondando en la crítica a la falta de liderazgo de Feijóo. Y profundizan más, señalando que el cuestionamiento interno de Feijóo se ha producido en apenas siete meses desde su llegada, mucho antes de lo que ocurrió con Casado. “Ese congreso se cerró en falso”, dicen sobre el cónclave del PP en el que se entronizó al presidente gallego.

En todo caso, pese a las profundas críticas que se hacen al PP internamente, esta no es la prioridad en la estrategia pública. Se percibió en el tono moderado de Pedro Sánchez durante el cara a cara con Cuca Gamarra, portavoz del PP en el Congreso, en la última sesión de control al Gobierno. “Nosotros estamos donde estamos”, dicen, reivindicando el perfil institucional y presidencialista y dejando la “radicalidad” para la ofensiva del PP. “Estamos en gobernar el país. Esta semana ha habido datos muy buenos de paro y se ha firmado un acuerdo con la naviera Maersk para implantarse en España, por ejemplo. Los problemas internos de un PP cuyo líder es débil y no es capaz de imponer sus tesis nos aburren. Nosotros, a lo que les interesa a los españoles”, aseguran.

En el PSOE ven claro el giro que ha intentado dar Feijóo después del fiasco del CGPJ, orientándose en la agenda económica y preparando un catálogo de propuestas que, dice el líder del PP, irá elevando al Gobierno para intentar marcar agenda. Sin embargo, en Ferraz ven en esta estrategia, así como en el tuno duro –que les ha llevado a rescatar del ostracismo a Carles Puigdemont- un intento de “construir un relato” para “tapar” lo que, entienden, es un error. No llevar el pacto del Poder Judicial hasta el final.

Las fuentes consultadas se resisten a verbalizar una opción de desbloqueo que no pase por que “el PP se comporte”. “Nos resistimos a pensar que el PP se ha desahuciado como partido de Estado. No puede ser”, señalan. Aunque ven la opción de volver al pacto como la “más sencilla”, en la práctica reconocen la nula probabilidad de que esto se produzca. Pero, de momento, la opción “legal” de rescatar la reforma para rebajar las mayorías parlamentarias para elegir a los miembros del CGPJ no está sobre la mesa. Sigue en el cajón en el que se aparcó.