Denuncia

Peligro nuclear en el Campo de Gibraltar

Pese a la reiterada y cercana presencia de sumergibles, el Consejo de Seguridad Nuclear de España no cuenta con un «plan de emergencia» en la zona

El submarino nuclear norteamericano «Rhode Island» de la clase Ohio, el pasado martes en Gibraltar
El submarino nuclear norteamericano «Rhode Island» de la clase Ohio, el pasado martes en GibraltarUS NAVAL FORCESLa Razón

El submarino nuclear «Rhode Island», de la clase Ohio de la Armada de Estados Unidos, atracó el martes en Gibraltar, con el consiguiente «riesgo para las poblaciones del Campo de Gibraltar y del Estrecho», según denunció la organización Verdemar Ecologistas en Acción.

Pero no es la primera vez que sumergibles de este tipo, británicos o norteamericanos, utilizan el Peñón como un puerto militar, con el añadido de que ahora se trataba del submarino nuclear más grande del mundo y en una situación de escalada bélica en Ucrania. La información oficial hablaba de una «breve parada» que «demuestra la flexibilidad y adaptabilidad que los submarinos aportan a la región». Y, efectivamente, el «Rhode Island» partió este fin de semana –rumbo al Mar Negro– de una zona que ha surcado también el «USS Pasadena» en una espiral que no cesa, porque el pasado reciente está plagado de visitantes sumergibles y episodios poco tranquilizadores.

El 30 de agosto colisionaron dos barcos en la salida de la bahía de Algeciras, provocando un vertido de combustible que hizo saltar todas las alarmas por el inseguridad medioambiental. Pero las aguas del Estrecho han sido y son blanco de otros incidentes con alcance si cabe más grave en caso de un siniestro. En abril, la estancia temporal de dos submarinos nucleares en Gibraltar avivó el recuerdo de percances anteriores con estos sumergibles, puesto que desde que se reparara el «HMS Tireless» en el año 2000, han pasado por el Peñón más de cien submarinos de propulsión nuclear.

Moncloa presentó una denuncia ante EE UU después de que el submarino nuclear «USS Georgia» se detuviera el 13 de abril en Gibraltar y no en la cercana base de Rota. El día 9, otro sumergible de propulsión nuclear, este de bandera británica –el «HMS Audacious»–, había llegado también al Peñón, provocando la queja del grupo conservacionista Verdemar. El abogado Guillermo Rocafort solicitó entonces al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) información y documentación sobre aquel último episodio en la Roca y sus precedentes.

A través del Portal de Transparencia, el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) fue interpelado acerca del «histórico de la dosis de radiación nuclear en la zona de Gibraltar y su impacto en la población española», informes sobre «los riesgos radiológicos» o «almacenamientos nucleares» y los «planes de emergencia», entre otras. De las respuestas aportadas se deduce que el CSN no mide directamente la radioactividad en el Campo de Gibraltar sino que «tiene acceso» a los datos de estaciones de medición de Protección Civil, sin detallar cuál es su ubicación exacta.

Por otro lado, siempre que hay en Gibraltar submarinos nucleares la Armada mide la radiación, pero esa información es «reservada» y «transmitida por canales confidenciales». Además, el Consejo informa de que las estaciones de lectura de las tasas de radiación ambiental más cercanas a Gibraltar están en Ceuta (que dista 27 kilómetros) y en Tarifa (a 20 kilómetros). Señala Rocafort que «las estaciones propias de medición del CSN deberían localizarse en La Línea de la Concepción y en Algeciras, como poco, pues Tarifa y Ceuta se encuentran muy lejos».

No obstante, el Consejo de Seguridad Nuclear informa de que «existen datos de las estaciones automáticas próximas a Gibraltar de la Red de Alerta a la Radioactividad de la Dirección General de Protección Civil y Emergencias del Ministerio del Interior (RAR)», a los que el CSN tiene acceso, «sin que se hayan observado datos anómalos en los históricos de tasas de radiación ambiental».

Por los datos facilitados se comprueba que las autoridades competentes solo han pedido el asesoramiento del CSN ante el peligro nuclear en Gibraltar una sola vez. Y, como afirma el propio organismo, «no existen planes de emergencia nacionales aplicables al territorio de Gibraltar». Pero no solo eso, pues en relación con las acciones de supervisión y control de los transportes de material radiactivo, el tránsito de buques nucleares queda al margen de la reglamentación internacional de transporte de mercancías peligrosas.

Así mismo, la Ley 25/1964 establece que son las autoridades marítimas nacionales las que han de inspeccionar y verificar las condiciones de seguridad y funcionamiento de buques nucleares que pasan por aguas territoriales españolas. Según el Tratado de Utrecht, Inglaterra no tiene la soberanía sobre las aguas que rodean Gibraltar y, por lo tanto, España debería poder comprobar y cotejar el estado de los submarinos nucleares que pasan por nuestras aguas territoriales, a tenor de las conclusiones de Rocafort.

No existen además informes nacionales sobre riesgos radiológicos referidos al territorio de Gibraltar. Y el Consejo de Seguridad Nuclear no elabora análisis nacionales sobre almacenamientos nucleares en ese espacio.

El organismo español desconoce, por lo tanto, si la colonia británica guarda material nuclear. El CSN solo actúa cuando lo piden entidades como el Ministerio de Defensa o Protección Civil, como ocurrió cuando llegó el submarino británico «Tireless» al Peñón.

Por último, no hay plan específico en la actualidad de coordinación del Reino Unido y la Comisión Europea con España respecto a los riesgos nucleares en Gibraltar: en su respuesta, el CSN se remite a la normativa internacional.

«Reparaciones sin medidas de seguridad»

Verdemar-Ecologistas en Acción cree que el atraque del último submarino norteamericano debería haber conllevado la activación del plan de Emergencia nuclear y de los Grupos de Vigilancia Radiológica Ambiental de la Armada (GROVA). Estas «bombas flotantes», como las define, han estado «en multitud de ocasiones» en Gibraltar, recuerda la entidad, «y se han hecho reparaciones sin ninguna medida de seguridad», denuncia.
A criterio de los ecologistas, «el puerto de Gibraltar se ha convertido en un puerto X, donde el Reino Unido lleva submarinos a reparar, poniendo en riesgo a la población y el Medio Ambiente». «Antes, con el diseño de puerto Z, solo se hacía cambio de tripulación o avituallamiento», explican. Por ello, Verdemar considera que Gibraltar «debe decidir si quiere que su puerto sea un puerto turístico o militar» y señala que, «ante este silencio, hay que seguir informando a los pasajeros que llegan a Gibraltar en cruceros de que están ante un riesgo nuclear».
Desde el grupo conservacionista alertan una vez más de que «una avería o un atentado tendría consecuencias catastróficas para la gente que vivimos en La Línea, en San Roque, Algeciras, en definitiva en el Campo de Gibraltar o en el Estrecho».