Goteo de fichajes

Feijóo ofrecerá la integración en el PP a la nueva dirección de Ciudadanos

Exministros, dirigentes ligados a otros partidos y perfiles de la iniciativa privada han sido contactados y está en marcha el proceso de negociación

Génova quiere calentar la precampaña electoral con un goteo de incorporaciones al equipo de Alberto Núñez Feijóo. La dirección nacional ha abierto contactos con distintos perfiles, entre los que se encuentran exministros (como los hermanos Nadal) y otros dirigentes no en activo del partido. También «caras» vinculadas a otros partidos, Ciudadanos (Cs) y hasta del PSOE. En el «tanteo» han tocado ya, además, a algún nombre de la iniciativa privada con recorrido mediático.

El plan de Génova es ir soltando los nombres a medida que se cierren los acuerdos. No hay límite de fechas y cuentan con tres plataformas para realizar las incorporaciones: el comité de campaña del partido, el propio equipo de dirección (con la idea de reforzar el Gobierno en la sombra) y la Fundación Concordia y Libertad, tras la renuncia al cargo de Adolfo Suárez Illana.

Esta semana, Cs celebra sus primarias y Génova está a la espera de ver quién las gana, y con qué fuerza, para hacer una propuesta de integración. La formación naranja «no va a diluirse antes de las municipales, ahora bien, su militancia querría una integración», señalan en la dirección popular. «¿Van a presentarse en todos los sitios? ¿Harán listas en el Senado? Habrá que ver a qué acuerdo se puede llegar con la lista ganadora», siempre bajo las siglas del PP. El líder popular ya rechazó las fórmulas de sumar siglas y de la coalición en las últimas elecciones autonómicas gallegas, y esta posición no la va a rectificar.

Feijóo ha abierto el nuevo año con el discurso de que uno de sus propósitos es sumar al PP a personas «con la mayor cualificación profesional posible y con la mayor experiencia posible» para ampliar las líneas programáticas y las propuestas de los populares en la siguiente legislatura.

La realidad es que detrás de este movimiento subyace el objetivo de confrontar el proyecto de un PP centrado y abierto a la sociedad civil, «y sin sectarismos ideológicos», con la alianza de Pedro Sánchez con Podemos, ERC y Bildu, y que es contestada por exministros del PSOE (a través, por ejemplo, de manifiestos críticos con la reforma del Código Penal pactado con Oriol Junqueras) y por barones socialistas.

Génova ha tomado nota en estos últimos meses de las debilidades de su alternativa, y entre ellas se ha señalado al equipo que representa el Gobierno en la sombra que acompaña a Feijóo en la labor de oposición.

El coordinador general del partido, Elías Bendodo, ya ha recibido el encargo de dirigir la campaña electoral de las próximas elecciones autonómicas y municipales. Un gesto de confianza hacia quien el PP señala como uno de los principales ideólogos de la estrategia que consolidó la mayoría absoluta de Juan Manuel Moreno en Andalucía.

Por otra parte, Génova lleva semanas calentando motores para hacer coincidir el arranque de este decisivo año electoral con una ofensiva de anuncios que ponga sordina al mensaje oficial de La Moncloa.

En este año electoral, las expectativas de Feijóo están sometidas a la variable de Cs y de Vox. La guerra en el seno de la formación naranja abierta por Edmundo Bal es suicida y puede llevar al partido a anticipar su defunción definitiva. A Génova le interesa que Cs no llegue a las próximas elecciones generales y firme su defunción irreversible en las autonómicas y municipales de mayo. Siguen con la absorción de sus recursos humanos y a los naranjas solo les quedan ya dos nombres con capacidad de ser referentes a nivel nacional, el de Inés Arrimadas y el de Begoña Villacís. La justificación de la incorporación de estos nombres sería la de unir fuerzas para evitar que Sánchez pueda seguir gobernando de la mano de ERC y de Bildu. Si Cs termina entrando en las generales, el riesgo es que ese 2 por ciento de voto que le auguran a día de hoy las encuestas sea voto perdido para el bloque de la derecha, porque podría quedarse fuera del Parlamento.

El futuro de Vox y de su crisis interna también afecta al futuro de Feijóo. El PP se mueve en el difícil equilibrio de contener la fuerza del partido de Santiago Abascal, de manera que condicione el menor número posible de gobiernos que salgan de las urnas de mayo, y la necesidad, al mismo tiempo, de que este proyecto no pierda la tercera posición, lo que perjudicaría al bloque del centroderecha en el reparto de escaños.

La fractura de Vox en dos, por la irrupción de Macarena Olona con un proyecto propio, es una opción que hoy no parece probable. Pero Olona tiene financiación para poner en marcha esa aventura si se inclina finalmente por seguir este camino.

Feijóo se ha rodeado de un ecosistema de asesores que le hacen llegar papeles y que le ayudan a llegar a distintas capas de la sociedad civil. De cara a la primera meta electoral, Madrid es una plaza decisiva para los populares, como ya es tradición, porque las elecciones autonómicas y municipales se plantean como un plebiscito alrededor de Sánchez y esto favorece la unión del voto de la derecha en torno al PP.

Pero en esta cita electoral el PP confía en que Andalucía sea su otro gran trampolín hacia las generales. No descartan poder alcanzar el gobierno de las ocho capitales, incluida Sevilla, con el simbolismo que esta plaza tiene para el PSOE. El PP cuenta con el impulso de la confianza que aupó al presidente de la Junta a una mayoría absoluta en los pasados comicios autonómicos de junio del pasado año 2022.

El resultado de los próximos procesos electorales queda sometido al éxito o el fracaso de la decisión de la cúpula popular de intentar debilitar al bloque de izquierdas atrayendo hacia el PP a perfiles moderados.

Feijóo también tiene una buena relación con Luis de Guindos, vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE) y exministro de Economía, Industria y Competitividad. Pero si hacer fichajes desde la oposición «ya es difícil», según explican en la dirección popular, nombres de este nivel solo pueden incorporarse una vez que ya se ha llegado al Gobierno.