Política

Elecciones generales

29-A: Frankenstein o nuevas elecciones

Sánchez elevará la presión sobre Rivera para configurar una mayoría alternativa a la de la moción que en Moncloa consideran más inestable y arriesgada.

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se saludan, en una imagen de archivo / Efe
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se saludan, en una imagen de archivo / Efelarazon

Sánchez elevará la presión sobre Rivera para configurar una mayoría alternativa a la de la moción que en Moncloa consideran más inestable y arriesgada.

El escenario y la estrategia política han dado un vuelco en los últimos meses. Los pactos postelectorales que tradicionalmente se concebían como un tabú en campaña se exhiben ahora sin rubor como una suerte de horizonte de certidumbre para los votantes que desconfían de que su papeleta tenga un destino distinto al que figurará en el sobre que introduzcan en la urna. Con una fragmentación parlamentaria tan abrupta que ha desterrado las mayorías absolutas, las futuras alianzas se han convertido en un eje más del discurso y los candidatos hacen sus cábalas –estériles en todo caso– antes de que los españoles se pronuncien y los votos se escruten.

Si confiamos en la palabra de nuestros políticos, que no es otra que los vetos cruzados que se prodigan unos a otros, el escenario al que pueden abocar las urnas tras el 28-A apunta hacia el bloqueo. Según la encuesta de NC Report para LA RAZÓN, el bloque de la derecha no suma mayoría absoluta y tampoco lo haría el de la izquierda, si Pedro Sánchez mantiene su negativa a pactar con ERC porque «no son de fiar». Solo Ciudadanos podría desencallar la situación, facilitando un Gobierno de PSOE y Unidas Podemos sin los soberanistas, pero Albert Rivera ha trazado un contundente cordón sanitario en torno a los socialistas que–por su sobreactuada retórica– parece indisoluble. Con estos precedentes, y dado que la «gran coalición» no es una opción para los socialistas, el año del bloqueo de 2016 dejaría de ser inédito.

No obstante, el PSOE sería el único partido con opciones de gobernar, pues tendría en su mano mantener La Moncloa reeditando la suma de la moción de censura. Un «pacto Frankenstein» con Unidas Podemos, ERC, PNV, PDeCAT, Compromís y EH Bildu que sería si cabe más solvente, en la horquilla de los 179-187 diputados. Sin embargo, esta fórmula no le ha dado buenos resultados a Sánchez ya que algunos de estos socios le abandonaron en votaciones de suma importancia como la de los Presupuestos. De todos ellos, el PSOE solo podría permitirse prescindir de EH Bildu y el PDeCAT, siendo imprescindibles los votos de ERC para garantizarse una mayoría de entre 172 y 179 escaños. Oriol Junqueras se mostró partidario de apoyar a Sánchez para evitar un gobierno de la derecha, pero si vincula sus votos de apoyo a la investidura al referéndum, el pacto y el gobierno socialista se frustrarían. Al PSOE no le es suficiente con Podemos, Compromís y el PNV. La fórmula que busca Sánchez y que ha bautizado con el nombre de «tercer espacio» apenas llegaría a los 165 escaños, a pesar de que la campaña le sienta bien al bloque de izquierda que ha crecido un 2,4% desde el 30 de marzo y estaría en el 42,9 por ciento de los votos (10,79 millones) y 153 escaños.

La certidumbre tampoco llega por el flanco derecho. La suma de derechas se deja 3,2 puntos desde mediados de marzo y no alcanzaría la mayoría absoluta. Conseguirían 12,17 millones de votos (48,4%) y 166 escaños. Si PP, Ciudadanos, Vox y Navarra Suma unieran sus fuerzas podrían obtener como máximo 167 escaños. Sacando a Vox de la ecuación, solo 153. El desbloqueo es de color naranja. El partido de Albert Rivera podría desatascar la situación y a eso va a jugar Sánchez. El presidente del Gobierno cree que el cordón sanitario de Ciudadanos no se sostendrá ante la amenaza de una repetición electoral y que finalmente y por la «legitimidad» del PSOE acabará favoreciendo la gobernabilidad. Los socialistas tendrían que elegir si pactan un gobierno con Ciudadanos (166/168) con apoyo de Pablo Iglesias y Compromís (37/41) o con Unidas Podemos (153/159) con aval de Rivera (50). Pero ambos líderes siguen manteniendo sus vetos cruzados, lo que también complica este escenario, que ya se intentó sin éxito en 2015.