Doctrina Parot
82 órdenes religiosas niegan que les haya pedido ayuda
Las 82 órdenes religiosas consultadas por LA RAZÓN en Barcelona desmintieron que Miguel Ricart, el único condenado por la muerte de las niñas de Alcàsser (Valencia), haya acudido a ellos en busca de ayuda. Nadie esperaba a Ricart a la salida de la prisión de Herrera de La Mancha (Ciudad Real) el pasado 29 de noviembre. Sólo un sinfín de medios de comunicación que aguardaban para tener las primeras declaraciones del autor del triple asesinato de Miriam, Desireé y Toñi. «El Rubio», como es apodado el expresidiario, ya no tiene amigos fuera de la prisión y su hija y la madre de ésta no tienen contacto con él desde hace 20 años. Por eso, después de su paso por Jaén y Madrid, pidió ayuda a Antonio del Pino, un antiguo capellán del centro penitenciario de Herrera de La Mancha con el que tenía una buena relación. Este religioso lo llevó a Córdoba, su ciudad natal, pero la orden de los Trinitarios, a la que pertenece el excapellán, no le prestó ayuda.
A su llegada a Barcelona la Policía pensó que podría acudir a alguna orden religiosa aconsejado por del Pino, pero, al parecer, nadie ha recibido ninguna petición de ayuda por parte de Ricart. «Ni nos ha pedido ayuda ni esperamos que lo haga», afirmaron de forma tajante desde una orden de la Ciudad Condal. Desde la Orden de los Dominicos comentaron que no saben si le prestarían ayuda. «Comida sí, porque no se le niega a nadie que viene por aquí, pero, aunque es persona como cualquiera, lo que hizo fue muy grave y provocó el dolor de muchas familias», explicaron.
La madre de su hija, con la que nunca llegó a casarse, vive ahora en Barcelona, y no se espera que haya ido en su busca. Su hija, sin embargo, permanece en Valencia, en un pueblo a 7 kilómetros de Alcàsser. Pese a la obsesión que tenía por ella, según confirmaron los propios psicólogos de la cárcel, no ha ido a buscarla. Por su parte, los padres Mercedarios de Barcelona, cuya labor principal se basa en dar cobijo a presos sin familia que obtienen el tercer grado, afirmaron que «Miguel Ricart ya no es un preso, porque se encuentra en libertad». En el mismo sentido, los Trinitarios de Barcelona comentaron que «deseamos el bien de todas las personas, y Ricart no ha hecho el bien, por tanto es mejor que no venga».
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