En plena tormenta

Ábalos planta a Sánchez en el Congreso: "El PSOE me lanzó un órdago público porque no acepté irme sin más"

Asegura que "no tiene ninguna manta" de la que tirar y que "no es una bomba de relojería"

El exministro de Transportes José Luis Ábalos durante su entrevista con Carlos Alsina
El exministro de Transportes José Luis Ábalos durante su entrevista con Carlos AlsinaLa Razón

La tormenta política originada por el "caso Koldo" tuvo uno de sus puntos álgidos en la mañana de ayer. El exministro de Transportes y exsecretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, anunció que no se retiraba de la política, que no renunciaba a su acta en el Congreso y lo más importante, señalaba directamente a su partido y dejaba entrever sus vergüenzas públicamente.

A pesar de todo, el exministro asegura que duerme tranquilo "quizá del desgaste emocional uno se queda frito" y aunque en ocasiones piensa que "todo es una pesadilla", la realidad le asalta. Porque lejos de huir del foco mediático, Ábalos ha acudido este miércoles al programa "Más de Uno", de Carlos Alsina para despejar algunas dudas y de paso dar plantón al jefe del Ejecutivo en el Congreso. Asegura que "no tiene ninguna manta" de la que tirar ni es "una bomba de relojería para Pedro Sánchez", es más "no lo ha sido nunca para nadie".

Su rechazo a dimitir ha provocado gran revuelo no solo de cara a la opinión pública sino entre las filas socialistas, pero él insiste en que lo único que busca es defenderse de las informaciones interesadas y aquellas que tratan de hundir su reputación. "Hay gente que no se mira y no le tiembla la voz", en alusión a las críticas que llegan desde el Partido Popular.

Y ante la pregunta de si su partido le ha ofrecido alguna "salida personal", deja claro que tras su cese como ministro podía haberse marchado porque recibe muchas ofertas. Sin embargo, en casi tres años como diputado no se ha ido: "Yo no necesito una salida personal. Lo que está en cuestión es algo que me inhabilita no solo en la política sino en la propia vida civil".

"La reputación es lo único que nos queda. Si tu reputación está dañada nadie quiere verse mínimamente contagiado o con ese riesgo", matiza Ábalos. En este sentido, narra su última experiencia con un banco, que le ha denegado ser avalista a raíz de todas las informaciones surgidas y que le vinculan con el "caso Koldo". Porque, al final, a su juicio todo se reduce a eso... a ser peones, como destacó ayer durante su comparecencia en el Congreso. "Un peón es una persona prescindible. Somos todos prescindibles. A veces pasamos al depósito de reciclaje, otro al de la basura terminal..., pero yo no dejo que me manejen así"; ha aseverado el exministro.

El detonante: el órdago público del PSOE a Ábalos

Además, admite que todo esto se lo comunicó al actual secretario de Organización, Santos Cerdán, con el que no ha dejado de hablar en ningún momento desde que se produjeron las detenciones que le dejaron paralizado. Sin embargo, pese a estas conversaciones reitera que no había otra solución que la adoptada, "no me dejaban mucha opción". Pero el detonante definitivo de lo vivido ayer en la Cámara Baja fue el "órdago público" de su partido. Órdago que se produjo porque, según Ábalos, "no estaba aceptando irme sin más".

A juicio de Ábalos, lo esencial en todo este asunto es la aplicación rigurosa de la ley, nada que ver con las continuas apelaciones a la ética. En este sentido, deja claro que si bien la ley protege los derechos de las personas, él no quiere que se le aplique el principio de presunción de inocencia, "eso es para los acusados y yo no lo estoy, no lo estoy", asevera. Porque en la ley tampoco entra el concepto de "responsabilidad política", que está sin delimitar.

Y en esto de la responsabilidad política hay que hablar de la decisión adoptada por el PSOE, que ayer suspendió de militancia al que fuera secretario de Organización. "Por respeto a eso voy a presentar alegaciones, porque las normas del partido establecen con claridad que solo se puede exigir la dimisión de un cargo público en procedimiento penal y cuando está llamado a juicio oral. Yo no estoy ni acusado, ni estoy en ninguna fase", ha concluido. Es más, señala que nadie le ha notificado la resolución adoptada por el partido.

Escarmiento y cambio de postura de Sánchez

Porque más allá de los procedimientos y la norma, el exministro de Transportes insiste en que la decisión de suspenderle es "política y subjetiva", que te deja en la "más absoluta inseguridad". En este punto, Alsina le pregunta directamente a Ábalos ¿Qué le ha hecho usted a Pedro Sánchez para que le esté tratando así? La respuesta, sencilla: "Nada". A su entender, la presión provoca que el PSOE actúe con "impulsividad" y en su afán por demostrar que no es como el PP, va más allá y dice: "En el caso del PP van a la cárcel, pero sin son socialistas, los fusilamos". Esto es un "populismo justiciero, pero no es justicia", concluye. Otra cosa, sería a su juicio, el "escarmiento".

Dice no entender el cambio de postura del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Asegura que tras las detenciones por el "caso Koldo", Sánchez no ve motivos para la dimisión, pero que en un determinado momento, quizá por la presión y el escándalo, cambia de parecer. Todo ello, sin hablar directamente con él, porque en ningún momento ha mantenido contacto con el jefe del Ejecutivo. No obstante, como buen socialista, lejos de dar nombres se limita a aclarar que Santos Cerdán no tuvo nada que ver con la exigencia de su dimisión, que la decisión llegó de la Ejecutiva Federal que, curiosamente, está a las órdenes de Sánchez. Dicho queda.

El exministro de Transportes asume cierta responsabilidad por haber contratado a Koldo García Izaguirre, pero se defiende con la argumentación de que "era un compañero de Navarra que venía recomendado" y eso ofrecía "ciertas garantías". Señala que Koldo era una persona entregada, comprometida pero que eso no exime de que tuviera una "doble cara". En los gabinetes lo esencial es la "confianza", más allá de la cualificación, aduce Ábalos para señalar que al final esto se reduce a una "traición de confianza". Y va más allá al mostrarse tranquilo ante la posibilidad de que su exasesor cuente algo, "yo me porto bien con la gente, aunque eso da igual" Además, elude entrar a valorar a Koldo, con el que no ha tenido contacto alguno en estas últimas semanas, aunque se queda "muerto" tras leer la querella: "Me ha roto todos los esquemas. Me parece todo tan torpe...", matiza.