Aniversario
Un año desde que Palestina existe como Estado para España
Francia, Reino Unido y Canadá podrían ser los siguientes en dar el paso siguiendo el ejemplo español
Es una norma no escrita que cuando un jefe de Gobierno occidental tiene problemas en casa o está apurando sus últimos meses de mandato suele mirar hacia fuera. En el caso de Pedro Sánchez podrían darse ambas circunstancias, aunque no es menos cierto que el reconocimiento del Estado palestino hace hoy un año tenía el respaldo de la gran mayoría de los españoles. En concreto, y según el barómetro del Real Instituto Elcano, del 78% de los encuestados.
El 28 de mayo de 2024, Pedro Sánchez realizó una declaración institucional en las escalinatas del Palacio de la Moncloa para anunciar una «decisión histórica». El Consejo de Ministros acababa de aprobar el reconocimiento del Estado palestino saldando una deuda histórica del PSOE.
El paso de España, un gesto coordinado con Irlanda y Noruega, tuvo mucho de simbólico en plena ofensiva de Israel sobre Gaza tras la ola de brutal atentados de Hamas en suelo hebreo el siete de octubre de 2023. Sin embargo, a efectos prácticos no ha cambiado mucho. España no ha abierto embajada en Cisjordania y sigue operando desde el consulado de Jerusalén Este.
Es verdad que por el camino ha habido algunas torpezas, como la politización del concurso de Eurovisión o la cancelación de la compra de balas a una empresa israelí para contentar a sus socios de Gobierno. Y que la batalla diplomática que originó el movimiento de España tan largamente esperado por los palestinos sigue escalando.
Tras el anuncio del Gobierno, Israel retiró a su embajadora en Madrid, Rodica Radian Gordon, y aún no se ha nombrado a nadie. Al frente de la legación hebrea aún sigue el encargado de Negocios, Dan Poraz, y cada día nos levantamos con un nuevo arañazo en una relación de amistad entre dos países que ha tenido sus altos y sus bajos pero que siempre se han mirado como aliados.
En este último año, el Gobierno de Sánchez ha ido ganando adeptos en su cruzada e incorporando nuevos miembros a su frente por el alto el fuego definitivo en la Franja y la solución de los dos Estados como única vía posible para la paz definitiva.
No ha dejado pasar ninguna oportunidad de liderar los esfuerzos de la comunidad internacional y lo cierto es que la estrategia está dando frutos. Un buen ejemplo es que el pasado domingo el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, presidió por segunda vez una cumbre del llamado Grupo de Madrid, que integran los países europeos y árabes que promueven la solución de dos Estados como vía para superar el conflicto y lograr un alto el fuego en Gaza. En esta ocasión, las delegaciones superaron la veintena y España subió el tono contra Israel.
Ya no se habló de «revisar» el acuerdo de asociación entre la UE e Israel sino de suspenderlo directamente. También pidió al resto de socios de la UE que veten en conjunto la venta de armas a Israel y que se planteen sanciones a individuos particulares, incluido el primer ministro hebreo, Benjamin Netanyahu.
Países como Francia, Reino Unido y Canadá se están planteando seriamente unirse a España y los más de 140 países del mundo que reconocen el Estado de Palestina dentro de las fronteras de 1967.
El presidente galo, Emmanuel Macron, ha dejado entrever en alguna ocasión que podría dar ese paso en la reunión específica sobre la solución de dos Estados que tendrá lugar a mediados de junio en la sede de la ONU en Nueva York bajo el auspicio de París y Riad. A día de hoy Palestina es, para Naciones Unidas, un «Estado observador no miembro», un estatus que, aunque dista de ser un miembro de pleno derecho, sí le concede voz.
La respuesta israelí no se ha hecho esperar y ha amenazado con anexionarse territorios de Cisjordania, si Reino Unido y Francia, entre otros países, reconocen al Estado palestino. En una conversación con el ministro de Exteriores francés, Jean-Noël Barrot, el ministro de Asuntos Estratégicos de Israel, Ron Dermer, ha advertido de que Israel tomaría medidas unilaterales como la legalización de asentamientos no autorizados y la anexión de partes del Área C de Cisjordania, el más grande de los tres sectores administrativos en los que quedó dividido este territorio a raíz de los Acuerdos de Oslo, que tenían carácter temporal y que no llegaron a ser aplicados.
Sea como fuere, el Estado palestino es hoy una realidad diplomática para España, aunque no sea un hecho aún geográfico. Se antoja difícil imaginar que un Gobierno futuro revierta el paso dado por Sánchez, ese «hito histórico», aunque en el mundo líquido de hoy ya nunca se puede decir nunca.