Juicio

"Lo vi apuntándole en la cabeza y con la pistola todavía en la mano se paró frente a mí"

El tribunal escucha el testimonio de una testigo presencial del asesinato de Giménez Abad: "Pensé si iba a matarme, porque tenía enfrente a un testigo que lo había visto todo".

TERRORISMO ETA.- La Audiencia Nacional juzga este lunes al exjefe de ETA Mikel Kabikoitz Carrera Sarobe, Ata, y a Miren Itxaso Zaldúa por su presunta responsabilidad en el asesinato del presidente del PP de Aragón Manuel Giménez Abad en mayo del 2001, cuando iba con su hijo a ver un partido al estadio de La Romareda, en Zaragoza. EFE/ Fernando Villar pool
Mikel Carrera Sarobe, "Ata" y Miren Itxaso Zaldua, en el juicioFERNANDO VILLARAgencia EFE

"Oí como tres cohetes y vi a un hombre apuntando en la cabeza a alguien que estaba en el suelo y a su hijo gritando: "¡Has matado a mi padre! ¡ETA asesina!" Figúrese cómo me quedé". El tribunal que juzga a Mikel Carrera Sarobe, "Ata", y a la etarra Miren Itxaso Zaldua -para quienes la Fiscalía pide una condena de 30 años de prisión- por el asesinato de Manuel Giménez Abad el 6 de mayo de 2001, ha escuchado hoy el testimonio que prestó en octubre de 2019 una testigo presencial de los hechos.

El juez Santiago Pedraz se trasladó entonces a Zaragoza para tomar declaración a la mujer, que tenía en esas fechas 83 años, en calidad de testigo protegida y para practicar una prueba preconstituida dada su avanzada edad.

La mujer rememoró con detalle los segundos que siguieron a esa escena trágica. "Ese señor, con la pistola todavía en la mano, se incorporó y por el medio de la calzada empezó a avanzar hacia mí. Se paró enfrente y nos estuvimos mirando unos momentos. Entonces guardó la pistola y echó a correr". Unos instantes que, según relató, aprovechó para retener sus rasgos fisionómicos con la intención de aportarlos después a la Policía, a la que ayudó a elaborar dos retratos robots al día siguiente del atentado.

La testigo identificó fotográficamente a Carrera Sarobe años más tarde. "¿Como lo pudo reconocer tantos años después?", le preguntó la fiscal Ángela Gómez Rodulfo. "Por que lo llevo en la cabeza", contestó antes de precisar que antes de ese reconocimiento no había visto su fotografía publicada en la prensa.

A preguntas de la abogada de "Ata", que intentó desacreditar su testimonio, explicó que escuchó los disparos "a diez o doce metros, a la vuelta de la esquina. En ese momento yo giraba y aun lo vi apuntándole en la cabeza". Y aunque estaba tranquila, reconoció que temió por su vida. "Por un momento pensé si no pensaba matarme, porque tenía enfrente a una testigo que lo había visto todo".

La mujer remarcó que la pistola era de grandes dimensiones. "¿Le impresionó la pistola?", quiso saber la defensa del exjefe "militar" de ETA. "Me impresionó él -replicó la testigo- un chico joven, un asesino".

Elaboró el retrato robot del asesino

Una vez que el terrorista huyó, recordó, se dedicó a "consolar" a Borja, el hijo de Giménez Abad, que ayer ratificó en el juicio la doble identificación que hizo de "Ata" y rememoró ante el tribunal con suma entereza el momento del atentado. "Le pregunté dónde vivía para que no se quedara solo y avisar a la Policía". Se quedo con él, dijo, hasta que llegaron los agentes y al día siguiente acudió a comisaría para contar lo que vio. "La verdad es que me tuve que reponer, porque no sabe lo que tuve que contemplar", dijo justificando esa demora.

La octogenaria ha dado también detalles del asesino. "Era alto y delgado. Iba vestido de negro de la cabeza a los pies y con una gorra que le llegaba hasta las cejas; le asomaba el pelo, que luego dijo la Policía que podía ser una peluca". "¿Le pudo ver el rostro?", insistió la abogada del acusado, quien incluso se interesó por si padecía "algún problema visual" (lo que negó la mujer). "Sí, lo tuve enfrente hija mía", contestó la testigo ahuyentando cualquier atisbo de duda.

Años después, ha contado, se enteró por los periódicos que el hijo de Giménez Abad había reconocido (primero en 2014 y luego en 2018) al asesino de su padre, "de lo que me alegré mucho".

El tribunal también ha escuchado el testimonio de otros dos testigos protegidos, un matrimonio que antes del atentado, cuando iban a por una película al videoclub, vieron a dos chicos en actitud sospechosa. Uno de ellos, han explicado, "cruzaba la acera y hablaba con otro que llevaba una gorra azul y vestía de oscuro". Al subir a su casa, escucharon los disparos. A uno de ellos lo reconoció la mujer en 2018, tras ver una foto suya publicada en LA RAZÓN y avisar a la Policía. Era "Ata".

Aval de testigos de la defensa a la versión de los acusados

En la tercera sesión del juicio han comparecido asimismo varios testigos propuestos por la defensa de Mikel Carrera Sarobe, "Ata", que han asegurado que el día del asesinato de Giménez Abad coincidieron con el exjefe "militar" de ETA en el "Herri Urrats", una fiesta en apoyo de las ikastolas de Iparralde que se celebra en la localidad de Senpere, en el País Vasco francés, corroborando la versión que dio el acusado. Entre ellos, el cuñado de "Ata" -que ha afirmado que acudió con él a esa fiesta popular y que estuvieron juntos trabajando en la barra de una "txozna"- y la expareja y la prima de Sotero Etxandi, ex parlamentario de HB que fue condenado a seis años de prisión por colaborar con ETA), tal y como ha puesto de manifiesto en su interrogatorio la fiscal Ángela Gómez-Rodulfo para cuestionar ante el tribunal la veracidad de su testimonio.

También han testificado la hermana y varias amigas de Itxaso Zaldua, que han asegurado al tribunal que el día del atentado estuvieron con ella en el cine (una de ellas no solo se acordaba de la película, "Dime que no es verdad", sino incluso de los productores de la cinta, "los mismos que los de "Algo pasa con Mary"", ha dicho).

El tribunal acepta como prueba la entrada del cine

Otra de las testigos ha aportado la supuesta entrada del cine de ese día -que todavía conservaba y que aportó a la defensa el pasado 16 de junio-. "Guardo las entradas de cine y estuve mirando y la encontré", ha dicho. Con la oposición de la fiscal -que ha precisado que en todo caso el ticket "acredita su asistencia al cine, pero no la de la acusada"-, el tribunal ha aceptado incorporar la entrada como prueba documenta, pese a que Gómez Rodulfo -con el respaldo de las letradas de las acusaciones -Carmen Ladrón de Guevara y Vanessa Santiago- ha insistido en que la Ley de Enjuiciamiento Criminal "no permite incorporar prueba documental una vez iniciado el juicio, sobre todo cuando la defensa dispone de la misma desde el 16 de junio".

A las acusaciones les ha llamado la atención que, pese a ser amigas de Zaldua desde el instituto, ninguna de ellas haya manifestado conocer los motivos por los que abandonó Hernani en 2004 (se fue a Francia a reforzar las estructuras de ETA, según ella misma contó al tribunal el pasado lunes).

Su hermano, que ha insistido en que Itxaso "siempre ha sido delgada" (las descripciones de los testigos presenciales señalan a una mujer de mofletes rollizos y cara redonda), explicó respecto a su huida que "en casa se despidió de nosotros y dijo que se tenía que marchar. Fue un momento muy duro y pensé muchas cosas. No me dio explicaciones". Aunque, ha añadido, se "temía" que fuera para ingresar en ETA porque "de más joven fue detenida en un congreso de Jarrai".

"Imaginamos que fue porque iba a manifestaciones", afirmó otra de las amigas de su cuadrilla sobre las razones de su fuga. "¿Y no volvió a contactar con ella que era una amiga íntima suya?", se extrañó la fiscal. "No", contestó la testigo.