Memoria histórica

Así habla la Fundación Franco de Federico García Lorca

La web de la institución insiste en los tópicos falsos sobre el poeta granadino

Una imagen de Federico García Lorca
Una imagen de Federico García LorcaLa Razón

La historia se ha contado muchas veces gracias a los datos que tenemos, a los pocos datos que tenemos, porque los verdugos se encargaron de borrar todas las pistas que nos permitieran llegar a la verdad. Vamos a los hechos que explican qué pasó en agosto de 1936, en Granada, porque, pese a lo sabido, como veremos, se sigue tergiversando la realidad. El día 16, el poeta Federico García Lorca era detenido en la casa en la que permanecía oculto, la de la familia de su amigo Luis Rosales. Un ex diputado de la CEDA llamado Ramón Ruiz Alonso, acompañado de varios hombres armados y con una denuncia en la mano, era el responsable de llevar a cabo esta operación. Lorca fue llevado preso al Gobierno Civil de la ciudad de la Alhambra, como pasó con otros muchos inocentes en aquellos días. Allí se perdió oficialmente su rastro, aunque poco después era asesinado, no muy lejos, en un paraje entre Víznar y Alfacar con otras tres personas. Nunca se encontró su cuerpo. El hecho de ser simpatizante del Frente Popular y homosexual pesó para que fuera eliminado.

Estos son los hechos aceptados, aunque no por todos. Ese es el caso de la Fundación Nacional Francisco Franco. Desde hace tiempo, todavía hoy, esta institución centrada en exaltar al dictador, se dedica en una serie de artículos alojados en su página web a contar de otra manera aquel crimen.

Uno de los primeros objetivos es hacer un macabro equilibrio entre los intelectuales de un bando y el de otro, recuperando discursos viejos, demasiado viejos. Es el caso del artículo del religioso Ángel Martín David Rubio, quien viene a decir que Lorca murió por “la Granada nacional asediada por los republicanos”, además de afirmar que aquel asesinato tuvo repercusión por “las eficaces campañas de propaganda diseñadas por el Frente Popular” que “han servido para que se difundiera la idea de que el bando llamado “republicano” tuvo a su lado a los primeros intelectuales de España”. El autor se apoya en Ricardo de la Cierva quien aseguraba que la figura del autor de “Bodas de sangre” se había manipulado por la izquierda cultural en la posguerra y en la transición, con la cooperación sospechosísima de grandes órganos de la derecha, y con tal sentido de la unilateralidad y la manipulación, que provocan la hartura de la opinión pública y el propio desdoro del poeta, cada vez más convertido en instrumento y en tópico”.

La fundación franquista no pierde la oportunidad para alentar la teoría de que Lorca y José Antonio Primo de Rivera eran amigos, pese a que el mismo biógrafo oficial y “apasionado” del fundador de Falange, Felipe Ximénez de Sandoval, se encargó en 1941 de confirmar que no hubo amistad. El historiador Francisco Torres, en otro de los textos de la web, llega a apuntar que el poeta fue una influencia lírica para José Antonio: “Lorca quizás fuera para José Antonio un modelo de lo que le hubiera gustado ser, poeta, dramaturgo, director y actor. Ello le atraía de su personalidad y por ello estimo que deseaba conocerle, charlar con él. Ahora un estudio, que espero poder leer en breve, confirma que tuvieron encuentros directos que debieron durar muy poco ya que se retrasan hasta febrero o marzo de 1936 y a mediados de mes José Antonio entraba en prisión para no salir jamás”. El estudio al que se refiere Torres era el libro “Rosas de plomo” de Jesús Cotta, ensayo, con no pocos errores y con tergiversación de datos, trata de demostrar lo imposible, aunque para ello incluso recorra a argumentos risibles, como decir que Lorca no se consideraba homosexual.

En abril de 2015 vio la luz parte de un informe elaborado por las autoridades franquistas y que se guarda en el Archivo Histórico Nacional. Era una correspondencia entre jerarcas del régimen, como Fernando María Castiella y Camilo Alonso Vega, nerviosos porque la escritora francesa Marcelle Auclair, amiga de Lorca, estaba investigando sobre el poeta y su muerte. En los documentos se apunta que la dictadura consideraba a Lorca como “socialista”, “masón” y responsable de “prácticas homosexualismo, aberración que llegó a ser vox pópuli, pero lo cierto es que no hay antecedentes de ningún caso concreto”: “Estaba conceptuado como socialista por la tendencia de sus manifestaciones y por lo vinculado que estaba a Fernando de los Ríos, como también por sus estrechas relaciones con otros jerifaltes de igual signo político”. Fernando Torres fue el encargado de quitarle importancia al tema para la Fundación Franco, asegurando que en realidad nada de esto era importante porque ya era conocido. Lo más interesante del trabajo de Torres es su afirmación de que en 1959, durante su visita a España, el presidente de Estados Unidos, Dwight D. Eisenhower le preguntó a Franco por el asesinato de Lorca. ¿Cómo sabe el historiador este tema? ¿Hay documentos en la fundación que no han visto la luz? Según Torres, Franco insistió que todo fue obra de unos incontrolados, aunque en realidad las autoridades sublevadas en Granada, con el gobernador civil José Valdés a la cabeza, no lo eran. También se afirma que el investigador Agustín Penón, uno de los primeros en indagar sobre el crimen aunque nunca llegó a publicar sus trabajos, era agente de la CIA, algo que nunca se ha demostrado. El colaborador de la fundación también apoya las teorías del hecho aislado consecuencia de rencillas familiares. Es decir, nada de política. Caso cerrado.

La misma Fundación Franco nos recuerda que su representado, antes de tomar posesión de la Comandancia General de Baleares, el 8 de marzo de 1933, acudió al estreno en el Teatro Beatriz de Madrid de “Bodas de Sangre”.