Analisis NC Report
Avanza la reunificación de la derecha
El retroceso del PSOE se extiende también al resto de izquierdas
La victoria del PP en las elecciones municipales y generales de 2023 y en las europeas de 2024, afianzan el liderazgo nacional de Feijóo, y no solo en el seno de su partido político, sino también en la sociedad española. La progresión es evidente, de una ventaja de 1,4 puntos en la generales de 2023, se ha pasado a 4,0 puntos en las europeas, y a 4,6 puntos solo una semana después.
Al avance popular se une el deterioro del actual PSOE, que pasó del 31,7% del voto en las últimas generales, al 30,2% en las europeas. Siete días después se encuentra en el 29,8% del voto.Pero el retroceso del PSOE se extiende también al resto de izquierdas, con las respectivas convocatorias de 2019. En conjunto PSOE, Sumar y Podemos han pasado de representar el 44,0% del voto en las elecciones generales de julio del pasado año, al 39,6% en estos momentos. Han bajado de 152 a tan solo una expectativa de 131/134 escaños. Han pasado de 10,9 millones de votantes a 9,6 millones.
Volviendo al caso del PSOE, Sánchez «salva los muebles» por la transfusión de 808.000 millones de votantes que recibe de lo que antes conocíamos por Unidas Podemos. Sin estos aportes el PSOE estaría en el 26,5% del voto, 5,2 puntos menos que en las generales de 2023. Ya que los socialistas transfieren a los partidos de derechas 650.000 de sus votantes y a la abstención otros 469.000 votantes. Los votos que recibe de los actuales Sumar y Podemos no compensa todas las pérdidas por los transvases a la derecha y por la abstención de los electores del Partido Socialista perdidos por Sánchez en solo once meses. Lo que denota un error de cálculo en la argucia electoral de asumir el ideario revolucionario de Podemos con el ingenuo convencimiento que haría crecer de nuevo al PSOE. No calcularon que «izquierdizando» al PSOE, se marcharían los votantes moderados a la derecha y a la abstención. Por lo tanto no solo va menguando el PSOE sino también los que en su día fueron la tercera fuerza política española; Izquierda Unida o su predecesor, el PCE.
Jamás en España se ha despilfarrado tanto dinero en «políticas sociales» cuyo efecto es precisamente «anti social»; la falta de vivienda, baja productividad y sueldos bajos, falta de expectativa laboral para los jóvenes, la no viabilidad a medio plazo de las pensiones, los intereses de la deuda pública como tercera partida de los Presupuestos Generales del Estado, impuestos confiscatorios, la permisividad con la okupación, el efecto llamada para la inmigración ilegal, y la falta de seguridad ciudadana que ello comporta, etc… La «argentinización» de España como genialidad para acabar con la izquierda a la izquierda del PSOE ha sido un sonoro fracaso. Cada vez es mayor el número de personas que no venden su voto por una «paguita». Andalucía fue la primera comunidad autónoma que se sublevó contra este modelo en 2018. Acabando con 36 años de régimen de ayudas, subsidios y subvenciones que no dejó despegar la economía andaluza hasta la llegada de Moreno Bonilla.
En las derechas vemos cómo el PP ha cerrado en las europeas el ciclo de las generales de 2023, con la incorporación masiva del exvotante de Ciudadanos y sustrae ahora otro 8,6% del voto de Vox. Mientras el PP avanza en la reunificación de la derecha, se constata una aceleración en la crisis de Vox, que desde 2019 ha ido cediendo progresivamente cada vez más votantes al PP. Ahora los de Abascal se encuentran con otro rival, pero este a su derecha, y que ahora le sustrae un 13,2% del votante de Vox. Son 405.000 votantes, los más radicales, por lo que el proceso de asimilación por parte del PP de los 2,5 millones de votos que le quedan a Vox se verá favorecido, ya que la coincidencia ideológica de estos electores con los populares es más que manifiesta, pues se trata de votantes de centro derecha y derecha. Los de extrema derecha, que siempre han sido una minoría en Vox siguen ahora la senda de las ardillas.
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