Bildu cede un espacio público para profanar la eucaristía

El autor de la muestra se jacta en las redes sociales de haber robado las formas consagradas en 242 eucaristías para llevar a cabo su profanación

Asistí a 242 eucaristias y con las hostias consagradas guardadas formé la palabra #Pederastia. #PerformanceArt pic.twitter.com/uxJrIktIF9

El Ayuntamiento de Pamplona, gobernado por EH Bildu, ha cedido uno de sus espacios públicos para un acto de profanación de la eucaristía. El viernes, la concejala de cultura Maider Beloki, presentó la muestra del polémico artista Abel Azcona que bajo el título «enterrados» presenta una exposición fotográfica continuidad de una anterior sobre la Guerra Civil. Pero además, en esa muestra presenta su «obra» que consiste en la colocación de las hostias consagradas –que el propio autor se jacta en su cuenta de Twitter de haber sustraído de hasta 242 eucaristías que escondió simulando que iba a comulgar– y las coloca en el suelo formando la palabra «pederastia». Asimismo, Azcona, se ve en las imágenes que forman parte de la exposición colocándolas en el suelo y como además posa desnudo, de espaldas, al lado de las mismas. Ahora, estas formas están expuestas físicamente en un plato junto a las fotografías.

Imágenes de cámara oculta con la "recogida" de hostias "consagradas" en iglesias de #Navarra y #Madrid. #AbelAzcona pic.twitter.com/CyA2RbVn7N

La muestra, que desde el viernes se exhibe en la Sala de exposiciones municipal Conde Rodezno, ha generado un sinfín de muestras de repulsa, de manera que ya se han recogido en el canal change.org más de 11.000 firmas en apenas unas horas solicitando su retirada. La concejala de UPN en el ayuntamiento de Pamplona, María Caballero aseguró a este diario que hoy mismo pedirían explicaciones al alcalde y por consiguiente la retirada de la exposición. Por su parte, el presidente de Nuevas Generaciones del PP de Navarra, Álvaro Sobejano destaca que «Bildu con ello ha amparado una de las mayores agresiones jamás cometida contra la confesión religiosa que comparte el 70% de la ciudadanía española» y subraya que se trata de una «execrable manifestación de fanatismo anticlerical». Sobejano considera que lejos de lograr una repulsa de los delitos que pretende atribuir el autor de la muestra a la Iglesia –delitos que están perseguidos por la misma– lo que ha conseguido es «causar dolor y resentimiento en la comunidad de los creyentes» y asegura que respeta la crítica pero no «la vejación y el escarnio» y exigió al Gobierno municipal su retirada.

La muestra, que supone una difamación contra la institución de la Iglesia Católica, es también constitutiva de infracciones y así está tipificado en nuestro Código Penal, tal y como recoge su artículo 525, que sanciona la «ofensa a los sentimientos de miembros de una confesión religiosa».

Azcona, considerado un provocador en su faceta de performance, ha contado con el beneplácito del Consistorio municipal que gobierna Bildu, quien impidió que en octubre se llevara a cabo un acto sobre terrorismo y víctimas en el salón de Armas y que esta vez ampara la exposición.