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Congreso

El bloque de investidura firma su defunción y tumba la cesión de competencias migratorias a Cataluña

El Congreso ha tumbado la toma en consideración, con 177 votos en contra y 173 a favor.

Ya no hay bloque de investidura. No existe como tal. Los partidos que permitieron que Pedro Sánchez revalidara su mandato al frente del Gobierno han implosionado ante la posibilidad de elecciones. Toda su postura política es de máximos y nadie se quiere mover de la casilla, no vaya a ser que salga trasquilado. En ese contexto, la votación de este martes sobre la cesión de las competencias migratorias a Cataluña lo ha certificado.

Este martes, Podemos ha ofrecido una estampa poco habitual en el Congreso al votar en contra de la cesión. La formación morada ha unido sus votos a los del PP y Vox para tumbar la toma en consideración de la norma y se ha posicionado en contra de la postura adoptada por la mayoría de las fuerzas de izquierdas. Por la mayoría, que no todas, porque el partido de Ione Belarra no ha sido el único en salirse del carril.

También ha habido fricciones dentro de Sumar. Por la mañana, el diputado de Compromís Alberto Ibáñez anunció que no iba a apoyar la ley, pactada por Junts y el PSOE. Aunque no desveló entonces si votaría en contra, como ha hecho finalmente, con sus palabras sí confirmaba su disposición a romper la disciplina de voto de su grupo, ya que la coalición de Yolanda Díaz iba a votar a favor. Poco después se sumaba el diputado de Chunta, que también ha votado en contra.

Aunque Izquierda Unida dejó en el aire el sentido de su voto, finalmente ha votado a favor. Pero no ha servido de nada: la ley ha caído con 173 votos a favor y 177 en contra.

Fuentes de Sumar reconocen que el comportamiento de Ibáñez ha molestado en la dirección del grupo parlamentario porque comunicó que no apoyaría la ley a través de un mensaje de WhatsApp y sólo minutos antes de salir en rueda de prensa. No se hizo ni siquiera el esfuerzo de consensuar una posición. En la coalición, sin embargo, han hecho el intento de quitar hierro a este asunto porque desde hace días todo apuntaba a que su voto no sería decisivo, tras el no más que claro de Podemos.

El principal escollo entre los distintos socios de investidura que han votado en contra no ha sido tanto la ley, sino su contexto. Todos ellos ven una intención "racista" en Junts y molesta el preámbulo de la norma, donde se habla de la inmigración como un "problema", visión que ratificó Míriam Nogueras desde la Tribuna, donde llegó a decir que era un problema para la "identidad catalana". Sin embargo, los que se han posicionado a favor han intentado convencer a sus compañeros de que lo importante era avanzar en la transferencia de competencias a las comunidades autónomas, hacia un Estado más federal.

A pesar de que todo apuntaba que la ley iba a caer irremediablemente, tanto Podemos como Izquierda Unida estuvieron manteniendo las negociaciones hasta el final. En el caso de los morados, eso sí, las conversaciones fueron con el PSOE y no con Junts, ya que ahora mismo todos los puentes están rotos entre los independentistas y ellos.

Para garantizar que no hay motivaciones racistas en la cesión de competencias, Podemos e IU pidieron que, a cambio de admitir la ley a trámite, se desbloquease la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) para regularizar a miles de migrantes y que lleva dos años varada en el Congreso. Junts, sin embargo, no se puede permitir hacer algo así mientras Aliança Catalana le amenaza por la derecha.

Pero con unos intereses tan contrapuestos es imposible llegar a puntos en común. Jon Iñarritu, de Bildu, ha detectado lo que esto significa para todo el bloque de investidura: "O somos corresponsables y sensatos, o aquí no se aprueba nada".