PP

Casado exhibe el aval de Aznar antes de «reforzar» a su equipo

El ex presidente acalla la sensación interna de que no compartía decisiones de Génova

Casado recuperó ayer la costumbre de que el presidente del PP inaugure los cursos de FAES de Aznar / Foto: Cipriano Pastrano
Casado recuperó ayer la costumbre de que el presidente del PP inaugure los cursos de FAES de Aznar / Foto: Cipriano Pastranolarazon

El ex presidente acalla la sensación interna de que no compartía decisiones de Génova.

Pablo Casado recuperó ayer la costumbre de que el presidente del PP inaugure los cursos de la fundación de José María Aznar. La tradición quedó interrumpida con Mariano Rajoy cuando Aznar rompió con él, y él rompió con Aznar, y cuando FAES dejó asimismo de ser del PP. La foto de unidad de Casado y Aznar sirvió para poner sordina al runrún que empezaba a apuntar a las discrepancias de Aznar con algunas de las decisiones adoptadas por Casado. Que no está de acuerdo en todo es seguro, pero también es seguro que el ex presidente del Gobierno mantiene el cierre de filas y la lealtad hacia Casado. Tanto pública como privada, a diferencia de cómo se gestionó su choque con Rajoy.

El apoyo de Aznar se explicitó ayer en la obviedad de respaldar su «no» a Pedro Sánchez, y en hacer el coro del duro discurso del líder popular contra el presidente del Gobierno en funciones. Aznar fue más allá y avaló la gestión de Casado en la negociación postelectoral. En cierta forma es tanto como avalarse a sí mismo porque simboliza la apuesta de Casado por competir en el terreno de Vox en discurso y estrategia. Aznar se dejó ver en la campaña de las generales como recurso para recuperar al votante desencantado con Rajoy y que se miraba en el espejo de Vox. Los resultados no acompañaron y la revuelta interna de los «barones» centristas y moderados del partido llevó a que Aznar se refugiase en el cuartel de FAES en la campaña de las autonómicas y municipales.

Ayer reapareció, justo cuando está abierta en canal la negociación del Gobierno de la Comunidad de Madrid, y lo hizo para reivindicar a Casado y reivindicarse de esta forma a sí mismo.

Este apoyo del ex presidente Aznar en la inaguración de los cursos de verano de FAES llega, además, cuando Casado prepara otro golpe de mano en la configuración de su equipo para hacerlo más suyo si cabe y reforzarlo en la competencia con Ciudadanos por el liderago del centro derecha.

A Vox le empiezan a considerar ya en Génova como un rival bastante amortizado. Creen que no pueden abandonar la pelea por el votante del partido de Santiago Abascal, porque es votante suyo de su espectro más a la derecha, pero también consideran que la gestión de los pactos y los resultados de las autonómicas y municipales validan la tesis demoscópica de que Vox podrá vivir estos cuatros años de sus resultados electorales, si bien «ha tocado techo y tiene muy difícil sostenerse en el tiempo».

En este análisis se explica también el debate dentro de Vox sobre qué hacer en las investiduras autonómicas pendientes: si tiene más coste bloquear o ceder para confirmar a su electorado que su voto no ha servido más que para apuntalar gobiernos del PP y Ciudadanos que no apoyan sus principales exigencias programáticas, justo las razones de ser de su marca.

Según se resuelvan los pactos, o en julio o a la vuelta del verano, Casado dará su nuevo golpe de mano en la estructura nacional del PP. «Reajuste», dicen en Génova, para corregir disfunciones detectadas, y que vienen de alguna de las cuotas que aceptó Casado para pagar los apoyos recibidos en el Congreso que le eligió como presidente del PP.

Fuera de Génova no lo ven así. El problema lo sitúan en alguno de los colaboradores más directos de Casado, «cuota suya, no de ninguna imposición». También advierten de que «puede hacer cambios», pero tiene que ser prudente porque ni los resultados electorales fueron buenos ni tampoco tiene garantizado que no le levanten la voz si no escucha lo que se le está pidiendo. Por ejemplo, que no eleve a la portavocía del Congreso a Cayetana Álvarez de Toledo. Si hubiera repetición de las generales, desoir la prudencia puede volverse en su contra.

Ayer Casado reiteró que no colaborará ni por activa ni por pasiva con el PSOE si no rectifica. Les acusó de negociar con «los herederos de los terroristas» y de querer «blanquear a ETA». «Lo que no está en la lógica constitucional es echar sobre los demás la responsabilidad de conseguir la mayoría», defendió Aznar en relación a la gestión de la investidura. Casado insistió en que la deriva socialista desde 2003 es la que ha creado la situación actual y ha convertido la política española en un caos sin aparente salida. «Los juegos tácticos tienen que tener un límite y España no está para diversiones», remató el ex presidente Aznar.