Política

Tribunal Supremo

Casado no dará un paso atrás y se confía al Supremo

Génova sentencia que son dos casos diferentes para resistir al aumento de la presión.

Pablo Casado, con el portavoz en el Senado, Ignacio Cosidó, en la sesión plenaria celebrada en la Cámara Alta
Pablo Casado, con el portavoz en el Senado, Ignacio Cosidó, en la sesión plenaria celebrada en la Cámara Altalarazon

Génova sentencia que son dos casos diferentes para resistir al aumento de la presión.

El presidente del PP, Pablo Casado, y la nueva dirección del partido no variarán la estrategia con la que están haciendo frente a la investigación de las supuestas irregularidades del máster de Derecho que cursó el jefe de la oposición en la Universidad Rey Juan Carlos y que dirigía el investigado Enrique Álvarez Conde. En la dirección nacional del PP son conscientes de que la caída de Carmen Montón del Ministerio de Sanidad, a raíz de las informaciones publicadas por el diario.es sobre su máster en la Universidad Rey Juan Carlos, aumentan la presión sobre Casado y les dificulta la gestión de este «obstáculo».

Pero la meta es aguantar hasta que se cumpla su previsión de que la polémica «muera» en el Tribunal Supremo (TS). Hasta entonces, su línea de defensa pasará por incidir en las diferencias entre la situación de la ya ex ministra y la del líder del PP, y esperar a que la tormenta amaine y otros temas pasen a ocupar el centro del debate. El argumentario popular subraya, por ejemplo, que en la época de Casado (2007/2008) la norma no obligaba a hacer una defensa del trabajo de fin de máster (TFM), pero en la de Montón sí, aunque la dirección del máster estableciera que no hacía falta. E incide también en remarcar que las informaciones apuntan a supuestas irregularidades que no se dan «en ningún caso» en los estudios de Casado. «Montón tenía que haber defendido el TFM, y se apunta a plagio y a manipulación del expediente». Génova aclaró anoche que la irregularidad principal en el caso de Cifuentes y Montón es la falsificación documental, al alterarse notas, actas, matrículas o convalidaciones. «En el caso de Casado toda la documentación guardada está gestionada en tiempo, forma y en la ventanilla correspondiente, no a través de ningún conocido o por email». Añade que el máster de Casado no es finalista, sino un curso previo al doctorado, cuya tesis finalmente no presentó. Es decir, que se llamaba máster por equiparación a Bolonia el primer año, pero «su regulación y evaluación es diferente y su consideración académica nula hasta que se inscribiera la tesis».

«Casado no conocía a los responsables del Instituto de Derecho Público ni mucho menos había colaborado con ellos como parece es el caso de Montón. No hubo connivencia en la obtención de su título y, por tanto, no pudo haber ninguna responsabilidad por cohecho y cooperación en la prevaricación de quien calificara esos estudios».

El Tribunal Supremo tiene que decidir en las próximas semanas si investiga al actual presidente del PP por la obtención del citado máster después de que la magistrada de Madrid Carmen Rodríguez-Medel sostuviera en su exposición razonada que aprecia indicios de los delitos de cohecho impropio y cooperador necesario en el de prevaricación administrativa por el «regalo» del máster. La Fiscalía del Supremo tiene que pronunciarse sobre si considera que los hechos e indicios apuntados por la magistrada son suficientes para admitirla a trámite y dar comienzo con ello a la pertinente investigación. Si se admite a trámite sería necesario entonces solicitar al Congreso el suplicatorio para poder investigarle.

La decisión del Supremo será determinante y hasta entonces el PP no se moverá de su estrategia. Casado tiene como punto de apoyo el hecho de que fue elegido como presidente nacional de su partido cuando ya era pública esta polémica sobre sus estudios. Y que la digestión del resultado del cónclave de la sucesión no deja una fuerza de oposición al actual número uno que pueda desestabilizar su resistencia a dimitir porque confía en que el caso «muera» en el TS.

Sin duda que la presión política aumenta y que esta dimisión tiene un efecto arrastre que al menos al medio plazo favorece a Ciudadanos (Cs) y es ruido que perjudica al PP. Pero el «no dimitiré» de julio de Casado sigue hoy vigente.