
El periscopio
En coma irreversible
El gran verdugo ha decapitado a Cerdán, que engrosa ya la lista de "cadáveres" del sanchismo

En el tren AVE de Barcelona a Madrid. La tarde del pasado jueves un grupo de empresarios importantes regresan a Madrid tras haber asistido en Lleida a un acto económico con el presidente de la Generalitat, Salvador Illa. Coinciden con algunos periodistas y un diputado del PSC en el Congreso, mientras ven por el móvil la comparecencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. La conmoción es total al contemplar a un líder noqueado, desgastado y maquillado hasta el máximo para aparentar un victimismo al más puro cine de autor. «Solo le falta el colirio para contener el escozor de las lágrimas», comentan con ironía. La cabeza de quien fuera el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, acaba de ser cortada en la tabla del verdugo. El golpe es de campeonato, las redes están que arden y los mensajes entre militantes de las agrupaciones regionales del partido echan humo.
El informe de la UCO ha sido tremendo y la opinión general es que la infame declaración de Sánchez no para una sangría política que va en aumento. Los dirigentes empresariales llevan días en zozobra sin Presupuestos, sin hoja de ruta económica, con un vacío en el sector industrial, bajo medidas a lo loco en el terreno laboral en una legislatura envenenada. La conclusión es unánime: «Es el principio del fin, Sánchez está ya en coma irreversible». En su asiento, el diputado del PSC, un veterano representante de los socialistas catalanes en Madrid, asiente con una reflexión. «Quién nos lo iba a decir, aquí ya solo queda el oasis de Cataluña y la isla de Castilla La-Mancha». En efecto, los coletazos airados, sectarios y abrasados por la corrupción del «sanchismo» han dejado el partido como un erial, carente de toda infraestructura y disidencia interna bajo el liderazgo caudillista de Pedro Sánchez y su corte de mamporreros que se comportaban como hampones baratos, peleados entre ellos por las mordidas y comisiones chantajeadas.
Entre los empresarios cunde el temor de que están prestos a salir otros muchos audios comprometedores de algunos subalternos que sucumbieron a los sobornos a cambio de suculentos contratos. La trama Ábalos-Koldo-Cerdán tiene aún mucho gas por emitir, en un aroma fétido que no tiene más salida que borrón y cuenta nueva con unas elecciones generales. El núcleo duro de poder «sanchista», Montero, Bolaños, Puente, López, están ardiendo en el fuego de su mano para defender a Santos Cerdán. ¿Tiene usted confianza en Cerdán?, le espetó un periodista a la vicepresidenta y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, en un pasillo del Congreso. «Toda», le soltó la andaluza.
Horas después, en una muy tensa reunión en Ferraz, en su calidad de vicesecretaria del PSOE y por orden directa de Pedro Sánchez, la Montero fue clara: «Sabes que te tienes que ir», le dijo sin remilgos. El navarro exigió ver al presidente, algo que hizo en la tarde del miércoles, no sin antes guardarse el as en la manga de la información que mantiene. Entre los «barones» regionales del PSOE subyace el temor de que Cerdán, al igual que José Luis Ábalos y Koldo García, una vez defenestrados, manejen para su defensa información sensible que acabe salpicando por completo a Sánchez. Nadie puede entender que el líder socialista no estuviera al tanto de las andanzas de quienes fueron sus fieles escuderos, los tres hombres que le llevaron por España para ganar las primarias, incluso con malas artes como se ha visto en votaciones fraudulentas.
«Lo importante no son las dos papeletas, lo grave es el gesto», dice apesadumbrado un dirigente socialista sobre ese apaño de dos votos colados de manera infame para la elección de Sánchez como secretario general del PSOE. El otro polo de preocupación está en Waterloo, donde el fugitivo Carles Puigdemont se revuelve como un gallo encrestado por el ridículo de haber tenido como interlocutor a Santos Cerdán. «Está que trina», dicen en su entorno. El defenestrado secretario de Organización y número tres del PSOE, Santos Cerdán, ha viajado hasta diez veces a Bruselas para sus contactos con Puigdemont y su lugarteniente en España, Jordi Turull.
Allí se negoció la amnistía y todas las leyes que JuntsxCat le ha sacado al gobierno hasta exprimirlo como un limón. ¿Y ahora qué?, se preguntan los neoconvergentes. La tesis es que el prófugo no está por la labor de seguir apoyando a Sánchez, si bien se tomará sus tiempos. Un sector muy potente de JuntsxCat reclama ya dejar caer a Pedro Sánchez, cuyo apoyo les está resultando lesivo electoralmente. En este sentido, fuentes de su entorno afirman que «se dejará querer» por el PP, siempre y cuando se le llame y se arbitre una posible moción de censura por parte de Feijóo con el horizonte de nuevas elecciones.
«La tabla de ajedrez está abierta», dicen en el círculo íntimo del fugitivo expresidente Carles Puigdemont. Santos Cerdán protagonizó la foto junto al fugitivo Carles Puigdemont en Bruselas, bajo una gran imagen de las urnas ilegales en Cataluña aquel uno de octubre. Fue un negociador humillante y humillado por el prófugo de la justicia hasta el punto de que algunos diputados de su propio partido le llamaban «el otro exiliado en Bruselas».
Por expresa decisión de su jefe Pedro Sánchez el socialista navarro se tragó la amnistía para todos los implicados en el «procés» y el escándalo del llamado «lawfare» que saltaba por los aires la independencia del Poder Judicial. Cuentan los periodistas acreditados en la capital belga que bajaba de su habitación hasta la cafetería del Sofitel, donde se alojan eurodiputados y corresponsales, para almorzar una hamburguesa. Siempre pendiente del móvil, agachada la cabeza, cumpliendo a rajatabla las órdenes del gran jefe Sánchez. Hoy, como gran verdugo le ha decapitado. Sin piedad, engrosa ya la lista de los cadáveres del «sanchismo».
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