Política

75 años del Rey

Constructor de consensos

La Razón
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Coincidiendo con el 75º aniversario de Su Majestad el Rey, es justo reconocer a Juan Carlos I el papel clave que ha jugado en la historia de la España moderna y es importante recordarlo ahora que estamos atravesando, como país, uno de los momentos más delicados de nuestra reciente historia democrática.

La tarea del Rey durante todos estos años no ha sido fácil y, en honor a la verdad, hay que decir que la ha desempeñado con éxito. Tras la muerte del general Franco, y desde una delicada posición de heredero del régimen, contribuyó a tejer los consensos necesarios y a serenar los ánimos más exaltados para facilitar, con su aportación, la transición ordenada del país hacia la democracia.

Esta tarea tuvo su culminación con la promulgación de la Constitución de 1978, que convertía al Estado en una monarquía parlamentaria, en el marco de un Estado democrático de Derecho. Desde entonces ha seguido ejerciendo un papel fundamental para contribuir al éxito del desarrollo económico y social del país. Ha sabido darle contenido a una institución como la Corona que, pese a no tener ningún poder político, ha contado con una enorme influencia gracias a su capacidad de actuar como árbitro, moderador y símbolo de la voluntad de cambio de toda una generación. Su gran acierto ha sido atenerse al papel que le tiene asignado la Constitución, y a ejercerlo con determinación en situaciones críticas, como en la noche del tristemente famoso 23-F de 1981.

Nadie puede discutir hoy en día que bajo el reinado de Juan Carlos I España está viviendo el periodo más largo de democracia de toda su historia. Y este éxito, que es también un éxito de todos los españoles, tiene mucho que ver con el papel que ha sabido impregnarle el Rey a la Corona como institución.

A este éxito colectivo ha contribuido también el relevante papel que ha tenido en el exterior como defensor de los intereses españoles. Los que hemos viajado por el mundo por razones profesionales y hemos tenido la ocasión de entrar en contacto con políticos y altos dignatarios de otros países, hemos podido constatar que en ningún país, ni en Europa ni en toda América Latina, existe un embajador de primer nivel como el que tenemos en la persona de su Majestad el Rey. Su figura emerge como un referente al que escuchar y al que atender y es a través de él que se escucha y se atiende a España.

En algunas ocasiones he tenido también la posibilidad de comentar con él temas relacionados con la actualidad y estamos ante una persona que vive muy intensamente y con gran preocupación los problemas de la sociedad española. Sigue trabajando para unir y para construir consensos. Es una tarea en la que está comprometido desde hace muchísimos años y que demostró ya sus frutos en momentos cruciales de la historia de España, puesto que nos permitió dar un salto hacia adelante y recuperar los años de ostracismo en los que nos había sumido la dictadura.

En momentos como los que estamos atravesando ahora, también muy delicados, necesitamos más que nunca compartir espacios de entendimiento y trabajar conjuntamente para volver a tener un país próspero.

Más allá de las luchas tácticas y cortoplacistas de los partidos políticos, es importante que el país cuente con personas o instituciones que, independientemente de cuál sea su poder político efectivo, tengan la sensibilidad suficiente para entendernos a todos, puedan ser un puente de diálogo entre unos y otros cuando más alejadas estén nuestras posiciones y puedan ser la mejor vía de comunicación entre todos los españoles, ganándose así la confianza de todos y convirtiéndose en símbolos y referentes para la sociedad.

Sin duda, el Rey Juan Carlos I ha demostrado tener esa capacidad para liderar procesos de este tipo en los últimos 40 años de la historia de España.