Crisis del PSOE
Díaz sopesa ser senadora para debatir cara a cara con Rajoy
En su entorno ven «indicios» de que esta vez sí disputará la secretaría general y el PSOE-A defiende que es el «momento propicio».
En su entorno ven «indicios» de que esta vez sí disputará la secretaría general y el PSOE-A defiende que es el «momento propicio».
«Se puede ser secretario general de un partido y presidente (autonómico)». Este argumento en defensa de la compatibilidad entre lo orgánico y lo territorial esgrimido por Susana Díaz durante una entrevista en Canal Sur ha reabierto el debate sobre el eventual salto de la andaluza a la arena nacional para hacerse con las riendas del PSOE. Hasta ahora, Díaz había mantenido una medida ambigüedad limitándose a señalar que estaría «dónde le colocaran los compañeros» e imprimiendo cautela a cualquier movimiento con un recurrente «vísteme despacio, que tengo prisa». Sin embargo, desde su entorno se leen estas declaraciones como «indicios» de que esta vez sí disputará la Secretaría General. Fuentes del PSOE-A consultadas por LA RAZÓN entienden que es el momento propicio. «Es su única oportunidad: ahora o nunca. Si no, pasará su tren», señalan. En esta federación ven en su líder las condiciones propicias para desembarcar en Ferraz, a pesar del clima de profunda crispación que palpita en el partido. «Tiene capacidad para unir, ya lo demostró en Andalucía», destacan, recordando cómo superó las rivalidades políticas con adversarios internos como el presidente de la Diputación de Jaén, Paco Reyes, o el alcalde de Alcalá de Guadaíra, Antonio Gutiérrez-Limones–a quienes venció en primarias– y como esta actitud contribuyó a fortalecer la federación andaluza. Nadie pone en duda que el suyo «es un gran liderazgo», zanjan.
No obstante, a pesar del nivel de convencimiento, reconocen que «el control de los tiempos es milimétrico» y que la presidenta andaluza no adelantará sus movimientos. «No se va a anticipar, sus pasos serán muy firmes», apuntan estas mismas fuentes. Además, recuerdan que las primarias ni siquiera están convocadas y que decisiones tran «trascendentes» como una candidatura sólo se anuncian «unos días antes». «Si abres el debate demasiado pronto, desgastas y divides al partido. No tiene sentido en el contexto actual», relatan desde el PSOE andaluz. Con el objetivo de «evitar el cuerpo a cuerpo» y agrandar la brecha interna, desde varias federaciones se alimenta la tesis de una candidatura única de Díaz que, ante la incomparecencia de rival alternativo, no haría necesarias las primarias y la presidenta sólo necesitaría el aval del Comité Federal. Para ello, en todo caso, habrá que pulsar las opciones con las que llega Pedro Sánchez. Desde Andalucía se da por hecho que lo hará «desfondado» y convencido de sus escasas posibilidades de éxito. «Sánchez es más de lo mismo, supone continuismo, cronificar el cisma interno», sostienen, al tiempo que pasan de puntillas por el desgaste interno que ha sufrido Díaz en el derrocamiento del ex secretario general.
El salto de la presidenta andaluza a la arena nacional presenta también ciertos desafíos. En primer lugar, el melón de la sucesión en el territorio, una cuestión «que todavía no se ha tocado», y en segundo, la ausencia de voz en el Congreso de los Diputados para darle la réplica a Mariano Rajoy como líder de la oposición. Algo que desde su círculo reconocen como una «debilidad». En este sentido, cabe la opción de ser nombrada senadora por designación autonómica para poder intervenir al menos en el Debate sobre el Estado de la Nación.
Con el objetivo de relanzar su perfil institucional también fuera de nuestras fronteras, la presidenta andaluza participará la próxima semana en varias reuniones con autoridades europeas. Se entrevistará con Martin Shulz, presidente del Parlamento Europeo, que dejará Bruselas para medirse a Angela Merkel en las elecciones de 2017; con la Alta Representante de Política Exterior y Seguridad, Federica Mogherini; con el presidente del grupo de los socialistas europeos, Gianni Pitella; con el comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici y con la comisaria de Política Regional, Corina Cretu.
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