
Barcelona
El «califa» Ibrahim, el héroe de los yihadistas españoles
Los «soldados» reclutados en nuestro país prefieren morir en las filas del Estado Islámico antes que con Al Qaeda

El Estado Islámico (Daesh por las siglas de su nombre en árabe) ha decidido pasar a la ofensiva contra Occidente y lo ha hecho, no porque tuviera que demostrar su supremacía sobre Al Qaeda –que la tiene tristemente acreditada–, sino porque querían vengar la acción militar, limitada, y sobre todo con ataques aéreos, que los países occidentales han lanzado contra los yihadistas para frenar sus avances en Irak. Según informes policiales, los yihadistas españoles prefieren el Daesh a Al Qaeda.
España –Al Andalus, como la llaman los yihadistas– es un objetivo prioritario y si no ha ocurrido una desgracia desde el año 2004 es por la magnífica labor que desarrollan las Fuerzas de Seguridad con sus acciones preventivas.
Pese a las críticas de algunos expertos, empeñados en un despliegue sobre el terreno, con infantería y caballería, el daño que se le está causando al Daesh es considerable y es un hecho que se han logrado frenar sus conquistas territoriales.
Se trata de un golpe directo en el orgullo del cabecilla del estado Islámico, Ibrahim Ibn Awwad, que se hacía llamar Abu Bakr al Bagdadi y ahora Califa Ibrahim.
Acostumbrado a tratar de lograr las cosas por la fuerza y el terror indiscriminado, ha ordenado a los retornados de la zona de combate, a las células «durmientes» y a las que se dedicaban sobre todo al reclutamiento que pasen a la acción.
Este individuo, al atacar a personas desarmadas, a judíos que compraban en un supermercado o a agentes de la Policía o militares de los ejércitos, trata de lanzar un mensaje a la población para que presione a sus gobiernos. «Ahí tenéis las consecuencias de atacar al islam. Calculad si merece la pena», vienen a decir.
Las últimas detenciones realizadas en Europa, en Alemania, Bélgica y Francia, donde se cometieron los atentados contra la revista «Charlie Hebdo» y el supermercado judío, han confirmado que el Daesh ha decidido extender el terror y sembrar el miedo para que ningún ciudadano se sienta seguro.
En el caso de lo ocurrido en París, destaca el papel del yihadista del Estado Islámico Amely Coulibaly, quien según todos los indicios fue el que compró a un traficante belga no sólo las armas que él utilizaba sino las que usaron los hermanos Kouachi para el ataque contra la revista satírica.
En el vídeo que dejó grabado antes de asesinar a una policía municipal y asaltar un supermercado judío, en el que acabó con la vida de cuatro rehenes, aseguraba que se había coordinado con los asaltantes de «Charlie Hebdo» y que les había entregado determinada cantidad de dinero.
Del entrenamiento y la sangre fría de este individuo dan fe que recorrió en coche alquilado, junto a su esposa y dos familiares, los más de 1.300 kilómetros que separan París de Madrid; que se coordinó con un cuarto individuo, que debía facilitar el paso de su esposa a Siria, que hizo el mismo viaje, pero en autobús: Y que volvió a la capital francesa el mismo día. Todo ello, según las versiones oficiosas, sin contar con ningún tipo de apoyo e infraestructura, algo que cuesta creer.
Entre retornados de Siria e Iraq, y las células «durmientes» y de captación que ya estaban sobre el terreno, el Estado Islámico dispone de los elementos necesarios para lanzar su ofensiva criminal.
Si hay algo con lo que cuenta Abu Bakr al Bagdadi es con el suficiente número de «muyahidines» (soldados). Las operaciones policiales realizadas por las Fuerzas de Seguridad en España, han puesto de manifiesto que hasta 2014 los reclutados en España normalmente se integraban en organizaciones terroristas vinculadas a Al-Qaeda, bien sea en Siria o en Mali.
Sin embargo, durante el año pasado, según informes policiales que ha conocido LA RAZÓN, se ha producido un cambio importante en cuanto a la organización terrorista receptora de los reclutados, pues «ahora es el Daesh la organización terrorista por excelencia que les acoge, para integrarlos en sus filas y luchar tanto en Siria como en Irak». «Tal vez ello sea consecuencia de las importantes victorias militares conseguidas por el Daesh sobre el terreno en ambos países, por la desmesurada violencia ejercida por este grupo terrorista, y que ello sea algo atractivo para el tipo de población que se desplaza a estas zonas en conflicto (generalmente de una edad relativamente joven), o por la excelente propaganda mediática que el grupo realiza; pero lo cierto es que durante este año 2014 las células de reclutamiento desarticuladas en España dirigían toda su actividad últimamente para captar, reclutar y enviar desde nuestro país a los aspirantes a terroristas que se iban a integrar en el Daesh», agregan.
Las células de reclutamiento escogen las Ciudades Autónomas de Ceuta y Melilla para desarrollar su labor, pero también se han detectado en Madrid y Barcelona, que concuerdan precisamente con las zonas donde existe una población musulmana considerable.
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