J.M.Zuloaga
Agentes del CNI se entrevistaron con el cerebro de los atentados del 17-A
El imán de Ripoll estaba en la cárcel con un terrorista del 11-M en 2014 cuando se produjo la cita.
El imán de Ripoll estaba en la cárcel con un terrorista del 11-M en 2014 cuando se produjo la cita.
El director del CNI, Félix Sanz Roldán, debería explicar, ante la Comisión de Secretos Oficiales del Congreso de los Diputados, lo ocurrido cuando uno o varios de sus agentes se entrevistaron, en la prisión de Castellón, en 2014, con el que después fue uno de los organizadores de los atentados del 17-A en Cataluña, Abdelbaki Es Satty, imán de Ripoll (Gerona), según coinciden en afirmar diversas fuentes. Entre otras cosas, «debería aclarar y demostrar si era un confidente o un mero informador».
Aunque el CNI, que ha reconocido que la entrevista se celebro en la citada cárcel y la enmarca en los contactos habituales que mantienen sus agentes, con el fin de recabar información, la trascendencia de lo ocurrido tres años después de esa entrevista, precisa que, aunque sólo sea a nivel parlamentario y con el secreto consiguiente, se sepa qué fue lo que contó Satty y la valoración que dio el CNI a los datos que aportaba este individuo.
El que después fue imán de Ripoll estaba en la cárcel en 2014 en la parte final de una condena por tráfico de drogas y la información que facilitó al CNI es, según dichas fuentes, sobre yihadismo. El CNI, conforme a su reglamento de funcionamiento interno, no facilita ningún dato al respecto.
Al parecer, Satty habría manifestado tener datos de interés sobre el terrorismo yihadista, según adelantó OK Diario. Este individuo falleció en la población tarraconense de Alcanar mientras preparaba los artefactos para los atentados del 17-A en Cataluña.
Algunos expertos sitúan precisamente en 2014 el año en que Satty, hasta entonces un vulgar traficante de poca monta, comenzó a radicalizarse hacia el yihadismo.
Habría coincidido en prisión Rachid Aglif, alias «El Conejo», uno de los de los miembros de la célula responsable de las masacres del 11-M en Madrid.
Satty fue visitado, mientras estuvo en prisión, por otros miembros de las Fuerzas de Seguridad, ya que se mostraba dispuesto a facilitar informaciones, no sólo de yihadismo, sino del mundo del tráfico de drogas. De hecho, estaba en prisión al haber sido condenado por este tipo de delitos y, al parecer, las informaciones que dio en esos casos tuvieron resultados positivos. Es decir, se trataba, en principio, de una fuente de «interés».
Normalmente, cuando los delincuentes hacen las gestiones precisas para que vayan a visitarles miembros de las Fuerzas de Seguridad o, como en este caso, del CNI, buscan reducir su condena o mejorar las condiciones penitenciarias.
Los expertos abordan con suma cautela las «colaboraciones espontáneas» (Satty estaba preso desde 2010 y se puso en contacto con los agentes en 2014) y estudian su contenido, con el fin de obtener las informaciones operativas.
Además, en este asunto hay un dato que ha llamado la atención desde que se conoció que Satty era uno de los organizadores de los atentados de Cataluña.
En el año 2006, fue condenado por dos delitos de lesiones y otro contra la administración de justicia que habría cometido en el País Vasco dos años antes.
Sin embargo, esta condena no fue tenida en cuenta, por razones que se desconocen, en el expediente de expulsión que tramitó el juez de lo contencioso-administrativo número 2 de Castellón, que anuló dicha expulsión, previamente acordada por la Subdelegación del Gobierno de Castellón en relación con la condena por drogas. Lo que ocurrió es que en el citado acuerdo administrativo se cita únicamente la sentencia dictada por tráfico de drogas por el Juzgado de lo Penal número 2 de Ceuta de febrero de 2012. La no expulsión permitió a Satty seguir en España con las consecuencias de todos conocidas.
El lugar idóneo para que el CNI tenga la ocasión de explicar este asunto (antes que pueda enturbiarse más) parece la Comisión de Secretos Oficiales del Congreso, ante la que ya ha comparecido en alguna ocasión el director del «centro» el general Félix Sanz Roldán.
En esta sede parlamentaria se puede explicar el alcance de los contactos entre Satty y el CNI y la categoría que se le dio: confidente o mero informador. El artículo 16 del Reglamento del Congreso establece que los diputados están obligados «a no divulgar las actuaciones que puedan tener excepcionalmente el carácter de secretas».
cuerdo se cita únicamente una sentencia firme dictada por tráfico de drogas por el Juzgado de lo Penal número 2 de Ceuta de febrero de 2012 por la que haba sido penado con 4 años y 1 mes de prisión en 2011.
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