El desafío independentista
El Ejército catalán prevé su entrada en la OTAN incluso si implica «entrar en combate»
La ANC plantea desplegarse en el Índico y el Atlántico, pero pretende «ahorrar en recursos» en el Mediterráneo
Los partidarios de la independencia buscan convencer a la comunidad internacional desde hace meses de las bondades de la independencia. Y aunque han obtenido un «no» por respuesta de varios organismos internacionales, principalmente de la Unión Europea. Aunque también de la OTAN, que ha señalado que para que Cataluña pudiera unirse en un futuro a la Organización del Tratado del Atlántico Norte, necesitaría la aprobación del resto de aliados. Sin embargo, no parece que este revés haya minado las intenciones de la sectorial de Defensa de la Asamblea Nacional Catalana (ANC). Todo lo contrario. Porque alude en varias ocasiones a su inclusión en la OTAN para incluso «contribuir a la paz y la seguridad mundial», incluso si implica «entrar en combate».
Así se expone en el documento «Dimensionamiento de las Fuerzas de Defensa de Cataluña: la Fuerza Naval», en el que se explica que en un plazo de 10 a 15 años deberían plantearse un posible despliegue de la Fuerza Naval Catalana en el Océano Índico y en el Atlántico aunque «todos los escenarios que vayan más allá de los límites marcados por Gibraltar y el canal de Suez puedan resultar extraños». Este despliegue respondería a «la necesidad de proyectar una fuerza en un contexto multinacional, como contribución a la paz y a la seguridad mundial», puesto que se pueden producir situaciones que requieran su intervención como, por ejemplo, el problema de la piratería en el Golfo Pérsico.
Hasta tal punto consideran los creadores del informe que Cataluña se integraría en la OTAN que hablan incluso de la posibilidad de «ahorrar costes» en la segunda fase de su flota. Lo hacen después de explicar cómo se dividiría la Fuerza Naval –zona sur, para Tarragona y las Tierras del Ebro; zona centro, desde la comarca del Garraf hasta el Maresme, y zona norte, desde la comarca de La Selva hasta Alt Empordá– y de asegurar que el mar Mediterráneo sería «su marco estratégico». Pero, como dicha zona y su seguridad es compartida por la Europa mediterránea, prosigue el informe, «se podrían ahorrar en recursos» gracias a la garantía de estabilidad que en el ámbito marítimo realiza la OTAN.
También en la segunda fase de la Fuerza Aérea Catalana, los miembros de la sectorial de Defensa de la ANC –de la que sin embargo se desentiende la ejecutiva central de la asamblea– será el momento en el que «podrán y les pedirán» como socio responsable, «participar en operaciones internacionales. Para ello, serán necesarias tres cosas: la integración en la OTAN Response Force, la integración en el Cuartel General Conjunto Expedicionario y, por último, la creación de un escuadrón de ataque. Además, se explica que la OTAN Response Force es una fuerza de respuesta rápida de «alta disponibilidad» de todos los países miembros y que al concluir esta segunda fase, en un plazo estimado de 15 a 20 años después de la independencia de Cataluña, «la Fuerza Aérea Catalana será plenamente homologable con las del resto de miembros de la OTAN».
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