Noruega
El extremismo de Mintegi hacía presagiar el anuncio de la banda
Más que revelarse, lo que se pone de manifiesto por enésima vez con el último comunicado de ETA es el vínculo directo entre la organización terrorista y la izquierda abertzale, cualquiera que sea su sigla o su disfraz. Sus actuales formaciones, Bildu y Sortu, habían endurecido su discurso desde hace semanas para calzar el último pronunciamiento-amenaza de los pistoleros, que anuncian «consecuencias negativas» ante el rechazo del Gobierno del PP al diálogo auspiciado por el PSOE en Noruega. Los avisos comenzaron a darse este mes de marzo, a raíz de la expulsión de los etarras Josu Ternera, David Pla e Iratxe Sorzábal del país noruego. Entonces, el recién activado Sortu vanaglorió la disposición de ETA al diálogo para «dar solución a las diversas consecuencias del conflicto» y cargó contra el Ejecutivo de Rajoy por responder con «el boicot» y basar «su política en la constante vulneración de derechos y la amenaza para ahogar los intentos y esfuerzos que se realizan desde Euskal Herria y la comunidad internacional».
Días después, el portavoz de Sortu, Pernando Barrena, de la vieja guardia abertzale, hizo de «telonero» al advertir de que sería «un escándalo» y algo «extremadamente grave» que el Gobierno del PP hubiera «dinamitado» una posibilidad de diálogo con la dirección de ETA en Oslo, como se acaba de confirmar, y de paso le acusó de ser el responsable de que no se avance hacia el desarme.
Pero quizá la muestra de giro más radical ha tenido lugar estos días en el Parlamento vasco. Toda la «pose» de cambio, incluso con gestos hacia las víctimas, que había encarnado la portavoz de EH Bildu en la Cámara de Vitoria, Laura Mintegi, saltó por los aires cuando ella misma enmarcó asesinatos como el del parlamentario socialista Fernando Buesa en una causa política. Es más, diluyó la responsabilidad de ETA en las consecuencias de sus acciones terroristas en el contexto de un «fracaso colectivo» y la imposibilidad de solucionar el «conflicto político» mediante el diálogo. «Hay que solucionar los conflictos con la palabra y eso es lo que impele a la violencia», llegó a decir ante la indignación supina de la bancada del Partido Popular.
Más recientes aún son otras declaraciones del grupo EH Bildu en las que se denuncia que pese a que ETA «cumple sus compromisos» las cárceles «están llenas de presos políticos vascos». Una vez dinamitada por el PP «la vía Oslo», caen las caretas y los desafíos comienzan a multiplicarse, no sólo desde ETA, también desde la izquierda abertzale.
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