
Terrorismo yihadista
El islamista detenido en Zaragoza intentó «captar» a sus alumnos de informática
La Policía cree que el detenido en Zaragoza usaba sus clases para adoctrinar en el islam

MADRID- Nouh Mediouni, el presunto terrorista detenido el martes en Zaragoza, daba clases a personas jóvenes a las que, por el «proceso de radicalización» que había sufrido, podía transmitir las ideas más extremas del islam. Al tratarse de un individuo que se trasladó a Argelia para establecer contacto con Al Qaeda del Magreb Islámico (AQMI), con el fin de participar en un atentado de tipo suicida, su actividad como «profesor» preocupaba a los policías que le vigilaban desde hace tiempo.
Captación
El proceso de captación de Mediouni para AQMI pone de manifiesto que resulta «simplista» atribuir a internet y las redes sociales, que, sin duda, juegan un papel importante, la labor de formación del futuro terrorista. Al final, intervienen individuos pertenecientes a las bandas islamistas que son los que, en definitiva, deciden si el aspirante puede ser reclutado o no, y qué tipo de misiones se le pueden encomendar. La operación que acaba de concluir la Comisaría General de Información (CGI) del Cuerpo Nacional de Policía, con la detención de Mediouni y Hassan el Jaaquani (en Murcia), pone de manifiesto que, por mucho que se utilice internet, al final, cuando se trata de integrarse en una banda islamista y cometer atentados, es preciso que haya captadores y personas que se ocupen de la formación de los futuros terroristas.
Según han informado a LA RAZÓN fuentes conocedoras del asunto, la investigación se inició, gracias a la desarticulación, en la frontera entre Argelia y Marruecos, del «comando» islamista «Anghala», de AQMI. Fueron detenidos un total de 27 individuos, entre ellos Amine Shali, que fue el que realizó la captación de los ahora arrestados. Este sujeto dependía, a su vez, de Noureddine El Youbi, que se esconde en Mali y se ocupa de trasladar a los aspirantes a terroristas a los campos de entrenamiento en el citado país.
Las investigaciones realizadas por los servicios de información marroquíes permitieron averiguar que el «comando Anghala» tenía conexiones en Francia y España. De momento, lo único que se sabía con respecto a nuestro país es que se trataba de un estudiante que residía en Zaragoza. Gracias a las pesquisas de la CGI, fue identificado rápidamente como Mediouni, que ya había establecido contacto con El Youbi a través de Shali y que se había trasladado a Argelia en el verano de 2010 para integrarse en la banda terrorista. Además, para crear una cuenta de correo electrónico utilizó el alias de un líder religioso vinculado a la fundación del Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC), que con posterioridad se convertiría en AQMI. Por su parte, y gracias a la información obtenida por los marroquíes, la Policía francesa detuvo a un tal Yacine El Garchi, al que acusaron de pertenencia y financiación de banda terrorista. Ingresó en prisión . Este individuo también estaba relacionado con El Youbi.
Las redes sociales tienen, sin duda, importancia, pero cuando se trata de terroristas y cometer atentados, es precisa la presencia de un captador y un periodo de formación. No se puede atribuir a la casualidad, o a la iniciativa de «lobos solitarios» sin ninguna conexión con los entramados de Al «Qaeda, el que, en un plazo de poco más de una semana, se haya producido el atentado de Boston; el intento de masacre en Canadá contra un tren de pasajeros y el atentado contra la embajada de Francia en Trípoli (Libia). En terrorismo, las casualidades no existen y alguien anda detrás de tanta coincidencia.
Atentado de Boston
El citado atentado de Boston es uno de los mejores ejemplos de este fenómeno. Como uno de los terroristas, el que viajó el año pasado a Daguestán y Chechenia, está muerto y ya no puede hablar, el que queda vivo de los hermanos Tsarnaev no ha tenido ningún problema en declarar que él seguía las instrucciones de Tamerlan (el fallecido) y que actuaban solos, sin ningún tipo de apoyo, por odio a los Estados Unidos. La realidad, ya difícil de conocer, será probablemente muy distinta, pero lo cierto es que una investigación que se presenta con todos los extremos controlados transmite tranquilidad a una población atemorizada.
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