ETA

El nuevo jefe de ETA trata de «asegurar» un mínimo de pistoleros

La banda se ha planteado el problema de que las continuas detenciones le restan operatividad. Reta se ha marcado el objetivo de que los terroristas con experiencia estén a salvo de nuevos arrestos

El PSE homenajeó ayer a Fernándo Múgica, asesinado por ETA hace 17 años
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El nuevo jefe del «aparato logístico-militar» de ETA, Iñaki Reta, que sustituyó a la detenida Izaskun Lesaca, lejos de mantener una inactividad propia del anunciado «cese definitivo armado» de octubre de 2011, dedica a los pistoleros que dependen de él al mantenimiento de los zulos (en los que se esconden diez mil kilos de explosivos, entre amonal y cloratita, 185 armas cortas, procedentes del robo de Vauvert en 2006, en perfecto estado de funcionamiento); robo de coches, tanto para el «aparato» que encabeza, como para el «político»; búsqueda de alquileres de pisos; falsificación de documentos, etcétera.

Las últimas detenciones de etarras realizadas en Francia, gracias a la colaboración de las Fuerzas de Seguridad españolas y galas, demuestran el «alto nivel» de calidad y actualización de dichas falsificaciones, lo que choca, asimismo, con una supuesta voluntad de desaparecer, que algunos «expertos» se empeñan en atribuir a ETA, aunque la realidad demuestre, al menos por el momento, justamente lo contrario.

Asegurar la «reserva»

Con todo, el mantenimiento de la «reserva» de etarras dispuestos a entrar en acción es para Iñaki Reta una labor fundamental, afirman fuentes antiterroristas a LA RAZÓN. La cifra de pistoleros, entre 20 y 50, según los medios que se consultan, se esconde mayoritariamente en Francia, aunque no se descarta que algunos estén en países limítrofes e, incluso, ya en España.

De ellos unos 15 son los más peligrosos, ya que cuentan con experiencia por haber formado parte de «comandos» que cometieron atentados.

El nuevo jefe del «aparato logístico-militar» concede una gran importancia a la seguridad y a que no se produzcan nuevas detenciones y que, en cualquier caso, los arrestados no pertenezcan a esa «reserva».

Falta de pistoleros

A nivel interno, la banda ya se ha planteado la hipótesis de una situación en la que, pese a tener armas y explosivos suficientes en sus zulos, no cuente, en el momento que lo pueda necesitar, con el número mínimo de pistoleros experimentados para perpetrar acciones criminales.

La negativa de los gobiernos de España y Francia a negociar con la banda lo que los terroristas llaman las «consecuencias del conflicto», provoca una creciente impaciencia, hasta el punto de que, tal y como adelantó este periódico, un sector de etarras es partidario de poner una fecha límite a esta espera.

Lo que pueda ocurrir a partir de ese momento es una incógnita, pero al tratarse de ETA, a la que algunos se empeñan (de forma equivocada, según las citadas fuentes) por muerta y enterrada.

Reta es un individuo de posiciones dogmáticas y, pese a sus 53 años, mantiene la voluntad de que ETA logre sus objetivos, por las buenas o por las malas. En unión de otros individuos, anunció, el 21 de diciembre de 2008, en la primera página de «Gara», que pasaban a la clandestinidad y se unían a la banda.

Es algo que muy pocos terroristas han realizado y que se cita como una prueba de que comparte plenamente la estrategia de la banda, marcada en cada momento por la «dirección», de la que él forma parte ahora.

Natural de Elorrio, en Vizcaya, cuenta con una amplia experiencia, ya que ha pasado por todos los sectores de ETA y su entramado, incluida la prisión y su pertenencia entonces al EPPK (colectivo de reclusos de la banda).

Estuvo en la cárcel entre 1982 y 1996 por colaborar con el «comando Mugarri» y ser condenado por la colocación de varias bombas en instalaciones eléctricas.

Tras recobrar la libertad, los cabecillas de la banda le ordenaron que se integrara en el «entramado legal».

Nueva detención

Y, de nuevo, fue arrestado en 2002. Se le imputaba haber preparado la huida de miembros de la banda a Francia. Quedó en libertad con una fianza de 10.000 euros.

Por si faltaba algo para completar una experiencia tan dilatada –pertenencia a «comandos», al «aparato de mugas», al entramado–, también se encargó del apoyo a los presos. Formó parte de la dirección de las «Gestoras Pro-Amnistía». En septiembre de 2008, fue condenado a ocho años de cárcel por integración en organización terrorista, momento que aprovechó para huir tras anunciarlo en «Gara».

Ascenso obligado

La eficacia de la lucha antiterrorista y las sucesivas detenciones que se han producido en Francia han hecho que individuos que permanecían en los segundos y terceros escalones del entramado criminal hayan tenido que asumir responsabilidades en primera línea.

Es el caso de Iñaki Reta. Su edad, lejos de convertirle en una persona moderada, le ha radicalizado. Se trata, por lo tanto, de un individuo con la suficiente experiencia como para llevar la dirección del «aparato logístico-militar» y las medidas que está adoptando así lo acreditan. Junto a Reta, forman parte de la «dirección» de ETA Iratxe Sorzábal y David Pla (al frente del «aparato político») y otros dos individuos, hasta completar un total de cinco, la cifra mínima de este órgano etarra.