Podemos

El temor errejonista: «Winter is coming»

La frase sobre la llegada del invierno de «Juego de Tronos» recorre estos días los mensajes de los fieles a Rita Maestre y Tania Sánchez. La victoria de los de Iglesias en las primarias les lleva a ver una involución hacia un «PCE 2.0»

Íñigo Errejón y Pablo Iglesias durante un pleno del Congreso de los Diputados
Íñigo Errejón y Pablo Iglesias durante un pleno del Congreso de los Diputadoslarazon

La frase sobre la llegada del invierno de «Juego de Tronos» recorre estos días los mensajes de los fieles a Rita Maestre y Tania Sánchez. La victoria de los de Iglesias en las primarias les lleva a ver una involución hacia un «PCE 2.0».

«Winter is coming» es la frase que ha recorrido los Telegram de algunos candidatos y apoyos de la lista de Rita Maestre y Tania Sánchez al liderazgo de Podemos en la Comunidad de Madrid tras su derrota en el proceso de primarias el pasado viernes. La frase sobre la llegada del invierno, toda una referencia de la serie icónica de Pablo Iglesias, «Juego de Tronos», deja bien a las claras cuál es el panorama que se espera a nivel interno en el partido morado tras la victoria del candidato oficialista, Ramón Espinar. Pese a la política de gestos y a las promesas de manos tendidas, el hombre de Iglesias, que estará al frente de una federación clave como la madrileña de cara al Vistalegre 2, llega con afán de revancha y dispuesto a cobrarse su primera pieza: la del portavoz del partido en la Asamblea de Madrid, José Manuel López. Y es que uno de los primeros mensajes de Espinar, apenas conocida su victoria, fue para indicarle a López, vinculado a la candidatura rival, la necesidad de una dimisión.

Atrás quedan los tiempos en que el exdirectivo de Cáritas, amigo de Íñigo Errejón, daba la sorpresa al ser presentado como candidato a las autonómicas madrileñas en 2015. La decisión de cooptar a un desconocido político como López debió mucho a la estrategia de transversalidad y de búsqueda de un rostro amable desarrollada por el secretario político de Podemos. Eran otros tiempos, en los que Pablo Iglesias y López pegaban carteles de noche al lado de la UVA de Hortaleza, en Madrid, barrio del candidato morado a disputar la Comunidad de Madrid y más tarde compartían partido de fútbol para desengrasar de la campaña.

Esa relación, como otras en Podemos, ha quedado hecha trizas. Y no parece que vaya a ser la única ante la sombra de una purga de errejonistas que se cierne en Madrid, tal y como ha informado LA RAZÓN. Al fin y al cabo, lo que se ha ventilado en las primarias madrileñas comenzó a destilarse en marzo pasado con la rebelión abierta de cuadros errejonistas contra la inoperancia del responsable de Podemos en Madrid, Luis Alegre. Una insurrección justificada incluso por parte de miembros cercanos a Iglesias en cuanto a los motivos –la inoperancia organizativa absoluta de Alegre– pero que provocó un enorme enfado en el secretario general por el momento elegido para la protesta, con el líder enfrascado en las cuestiones de la política nacional.

La victoria de Espinar plantea otras cuestiones. Por un lado, Iglesias se asegura el control de Podemos en la Comunidad de Madrid, donde Espinar va a tener la misión de garantizar la fidelidad de la federación a la Secretaría General en el proceso de cambio que se avecina y que ya se ha dejado notar incluso en las propias formas del número uno del partido. De hecho, la radicalidad no se ha quedado tan sólo en un debate sobre la movilización en las calles. Iglesias parece haber vuelto a un lenguaje más propio de presentador de «La Tuerka» que del responsable del tercer partido político español. Y no sólo eso: un vistazo a las temáticas de su Twitter saca a relucir guiños a los comunistas, a La Pasionaria, el antifascismo, etc. Poco que ver con la transversalidad.

En todo caso, la táctica empleada para Madrid dibuja la nueva política de alianzas de cara a Vistalegre 2 al apoyarse en Anticapitalistas. Iglesias ha convertido a sus anteriores adversarios en infantería de choque contra los errejonistas, beneficiándose de un sector trotskista que, como indican en Podemos, «milita las veinticuatro horas del día y piensa en clave política hasta cuando fríe un huevo». Ése es uno de los factores que ha favorecido la victoria de Espinar en Madrid.

«Las cosas cambiaron cuando desde la dirección nacional vieron cómo Espinar perdía la primera batalla», aseguran fuentes vinculadas a la candidatura de Maestre y Sánchez, que consideran que el secretario general lanzó una «fatua» cuando publicó un tuit en el que vinculaba de forma sibilina a la lista no oficialista con la deseada por el Grupo Prisa a raíz de las informaciones sobre el piso del senador de Podemos.

Para apuntalar a Espinar también acudió Juan Carlos Monedero, otro viejo conocido que tiene cuentas pendientes con el sector errejonista. El «verso suelto» de Podemos se alineó de forma total y absoluta con la candidatura del senador. «Ramón hará en Madrid lo mismo que Pablo en el Parlamento», fue una de sus frases. Al menos, no le faltó claridad frente a una «moderación» que ya tiembla ante los que, señalan, van camino de transformar Podemos en el «PCE 2.0».