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El valor de la palabra

La Razón
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Posiblemente hoy conozcamos muchos detalles de la vida política, e incluso personal, de Txiki Benegas, a los que en otros momentos no habríamos prestado mucha atención; para muchas personas será así, sobre todo por una cuestión cronológica, y precisamente hoy tenemos que volver a poner en valor la generosidad, los valores y principios con los que siempre mantuvo su compromiso. Para valorar dónde estamos, tenemos que no olvidar de dónde partíamos. No sé si son los grandes políticos los que hacen más fácil transformar una realidad histórica, como la que vivíamos en España, falta de derechos y libertades; precariedad salarial; desigualdad social; etc... O son las situaciones adversas; las injusticias; la falta de oportunidades; las que hacen que las personas se crezcan, se comprometan políticamente y luchen por una sociedad justa; solidaria; respetuosa; libre; donde cada persona llegue hasta donde sus inquietudes, sus fuerzas y su inteligencia le acompañe, no hasta donde llegue el dinero de su familia. Por eso luchó Txiki. Por eso seguía luchando. Txiki era un socialista íntegro. Era un político serio, riguroso, de palabra. Un socialista que hizo algunas renuncias como militante, como representante del PSOE, porque, como buen político, pensaba que era mejor para la convivencia; la paz; el entendimiento; el futuro de ese país que querían transformar era un momento histórico, donde no cabía la deslealtad, el regate corto, no sólo con los compañeros y compañeras de partido; tampoco con los adversarios políticos. Txiki forma parte de ese puñado de hombres y mujeres que renunciaron a muchos laureles personales porque sabían que eran momentos para la Política, con mayúsculas.

Eran momentos de vivir con dignidad y emoción el sentimiento de pertenencia a un proyecto político que iba a contribuir de manera decisiva a la conciliación de la Democracia en nuestro país. Era el momento de sentir que todos los eslabones que formaban parte de la misma cadena son igual de importantes, aunque cada uno tenga un orden y una responsabilidad diferente.

Txiki era de esas personas que no necesitan estar los primeros para ser un número uno. Era un hombre de palabra. No sé si en el fondo esa forma de ser también tiene que ver con mi cariño, admiración y respeto hacia él; y todos y todas las compañeras que, como él, hicieron del PSOE un partido que fue, es y será la mejor herramienta o instrumento para reivindicar la Política, para anteponer los derechos; las libertades; la igualdad de oportunidades de las personas; el respeto; la convivencia; el derecho a ser diferentes pero nunca desiguales; el valor de la palabra; del consenso; del diálogo de la palabra dada. Eso que tan bien representaba Txiki. Era un hombre dialogante, pero sobre todo, un hombre de palabra. Una persona vale lo que vale su palabra.

* Presidenta del PSOE