Entrevista

Erik Martel, exdiplomático: «El desencuentro con Argentina ha sido la gota que ha colmado el vaso»

Es uno de los 15 embajadores que suscriben un comunicado crítico respecto a las últimas decisiones en política exterior del Ejecutivo de Sánchez

Erik Martel, exdiplomático
Erik Martel, exdiplomáticoCristina BejaranoCristina Bejarano

Un grupo 15 diplomáticos jubilados han hecho público su rechazo a la acción exterior del Gobierno de coalición de Pedro Sánchez con respecto a «dos países amigos como Argentina e Israel». Todos ellos han suscrito una «Declaración sobre algunos aspectos de la Política Exterior Española», en la que afirman que el Ejecutivo no ha estado a la altura de sus responsabilidades.

Los diplomáticos firmantes son: Inocencio Arias, José Ignacio Benavides, Manuel de la Cámara, Ignacio Camuñas, José Manuel Cervera, Javier Jiménez-Ugarte, Juan Leña, Erik Martel, Ramón de Miguel, Arturo Peréz, Luis Guillermo Perinat, marqués de Perinat, Juan Prat, José Ramón Remacha, Eloy Ybáñez y José Antonio de Yturriaga. LA RAZÓN ha hablado con uno de ellos, Erik Markel, quien fue cónsul general en Houston, en Miami, en Andorra y delegado especial en Gibraltar.

Firman un comunicado criticando al Gobierno... ¿por qué?

Llevamos contemplando con cierto pasmo un elenco de decisiones de política exterior que, como profesionales, hemos tratado sin éxito de entender. No dudo de que a buena parte de la Carrera Diplomática en activo le ocurre lo que a los firmantes. Estos entienden que, amparados como están por su condición de jubilados, les deben dar voz. Algunos se preguntan que por qué no hablan aquellos, al igual que lo han hecho otros cuerpos del alto funcionariado del Estado, por el intermedio de sus asociaciones profesionales. Pues porque la Carrera, aunque es un servicio civil al Estado, funciona a lo militar en todo lo relativo a la disciplina.

¿Por qué ahora?

Quizá el reciente desencuentro con el presidente de Argentina ha sido la gota que ha colmado el vaso. Ha tocado a rebato al ver la dignidad del Estado sorroballada por quienes más deben de velar por ella. Llevada a una greña de adolescentes al grito de «y tú más».

«Buena parte de la carrera diplomática siente malestar, pero calla por su voluntad de servicio público»

Una de las decisiones más criticadas es el giro respecto al Sáhara Occidental, ¿por qué son tan críticos con la decisión de Pedro Sánchez?

En el tema del Sáhara, Sánchez ha realizado un «volte face». España abandonó vergonzosamente lo que era una provincia española de ultramar y a los españoles naturales de ella. Lo hizo forzada por la famosa marcha verde marroquí. En compensación, reconoció el derecho de aquellos a decidir, mediante referéndum, su futuro. Este derecho ha sido reconocido igualmente por la ONU. Marruecos, ni corto ni perezoso, convirtió el Sáhara, en contra de la voluntad de los saharauis, en parte de su territorio nacional. Contra viento y marea lo ha defendido España, al alimón con la ONU, hasta que hace bien poco, de un día para otro, Sánchez reconoció la marroquinidad del Sáhara. ¿Qué intereses nacionales ha tenido en mente Sánchez con este giro copernicano político que tan caro ha costado en términos de nuestra credibilidad? ¿Quizá es el precio que ha habido que pagar para que Marruecos no protagonice un nueva marcha, esta vez azul, ocupando las riquezas de las aguas territoriales canarias o dándonos algún susto en Ceuta o Melilla? Evidentemente, no. Marruecos no ha variado un ápice su actitud en estos apartados.

La consecuencia ha sido la enemistad con Argelia, ¿puede España dejar de lado a Argel?

Kautilia, coetáneo indio de Aristóteles y uno de los precursores de la ciencia de relaciones internacionales, ya dijo que el vecino de tu vecino no es menos tu vecino. Además de estas razones de vecindad, a Argelia había que tratarla con mimo, pues se trata de un influyente miembro de la Liga Árabe y de la Organización para la Unidad Africana (OUA), donde no nos interesa tener enemigos. El interés de España determina pues que tengamos buenas relaciones con Argelia. La pirueta marroquí de nuestro Gobierno ha conseguido lo contrario.

El reconocimiento de Palestina, ¿qué consecuencias puede tener con Israel?

El problema de Israel no es realmente el problema de Israel. Habría que hablar más bien del problema de los Estados Unidos. Enfrentarse con el Estado judío es hacerlo, en efecto, con los americanos. Con independencia de esto, las relaciones con Israel aportan ciertos beneficios para España en el ámbito de la tecnología y, particularmente, en lo relativo a software y hardware. Pensemos en el tema de la aplicación «Pegasus» que tantas jaquecas ha producido a nuestro Gobierno. Por otra parte, los prestigiosos servicios de inteligencia israelitas necesitan de unas buenas relaciones entre ambos países para seguir cooperando con los españoles como lo han venido haciendo hasta ahora.

«El encontronazo con Milei solo buscaba movilizar al electorado en las elecciones»

También hay descontento con Argentina, ¿puede perjudicar a las relaciones?

El encontronazo entre los gobiernos de las dos naciones hermanas encierra mucho más de lo que aparenta. Con él, no solo buscaba Sánchez un mecanismo para movilizar a su electorado de cara a los próximos procesos.

¿Qué peso tiene actualmente España en el mundo?

Desgraciadamente no existe algún tipo de báscula que sirva para evaluar dicho peso. Pero una idea sí podemos hacernos. Hemos renunciado a una posible influencia en nuestra excolonia o provincia del Sáhara y enfrentado con nuestro vecino Argel sin haber obtenido nada a cambio de Marruecos. En lo relativo a nuestra alianza central, la Unión Europea, hemos perdido peso al pasar de ser uno de los países ricos, en el seno de la Unión, a ser uno de los pobres.