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«España puede ser la nueva Alemania»

Berlín cambia su punto de vista. La Prensa germana elogia la recuperación de la economía española tras unos años en el punto de mira

«España puede ser la nueva Alemania»
«España puede ser la nueva Alemania»larazon

Es momento de pasar revista. De controlar si se han hecho los deberes y, sobre todo, de si se han aprendido las lecciones. Así llega la canciller Angela Merkel a España. Y así la ve la Prensa alemana; como maestra de escuela que ha de corregir el examen del que por tierras germanas ya se entiende como el alumno más aventajado del sur de Europa. Hay buenas previsiones. Tantas que incluso «Die Welt», parafraseando a Joachim Fels, el economista jefe de Morgan Stanley, asegura que «España podría ser la próxima Alemania». Hay motivos para ello, según este periódico, que recupera el optimista mensaje que sobre recuperación lanzó Rajoy hace unas semanas y no se olvida de mencionar la caída en territorio negativo del crecimiento germano o el descalabro del francés. «Los tiempos están cambiando y la cuarta mayor economía de la zona euro está de nuevo en pie», añade «Die Welt», junto a un buen puñado de datos y cifras en los que justificar el alzamiento de la economía española. Con todo, y sin necesidad de esperar a la reválida de septiembre, todo indica que este encuentro estará plagado de felicitaciones tanto para el adelantado alumno como para la tenaz profesora que ha convertido España en una especie de «Alemania del sur de Europa». Idea en la que reparan durante estos días algunos medios germanos, que no escatiman líneas para incidir en que buena parte de esa mejora se debe a las medidas que impuso el Gobierno alemán a su homólogo español. Recortes, austeridad y términos como «minijob» o el «Kurzarbeit» (según el cual las empresas se comprometen a evitar los despidos reduciendo sus jornadas laborales) se convirtieron en un habitual en el ideario español por obra y gracia del imperativo germano, que no dudó en usar su fórmula para su vecino del sur. Parece que la ecuación ha funcionado, como buena cuenta ha dado el viraje discursivo positivo que ha experimentado la imagen de España en la Prensa germana. «Die Tageszeitung» llegó a escribir que «España ha superado la recesión más larga en su historia reciente». Un titular que nos aleja de la comparativa con otros países afectados por la crisis como Italia o Grecia para –salvando las distancias– asociarnos con el país germano. No obstante, a pesar de ese crecimiento, España sigue lejos del modelo alemán. La diferencia más flagrante es la brecha existente entre sus índices de paro. Una distancia que ha llevado a miles de jóvenes españoles, con frecuencia bien formados, a buscar en Alemania el empleo que no pudieron encontrar en su país y que para el hispanista alemán Hanno Ehrlicher viene a ser un indicio «nada alentador» de que todavía no hay una mejora de la crisis económica. «Mientras que la parte mejor formada y más flexible de la juventud española siga buscando su futuro fuera del país –a pesar de todas las dificultades que la emigración supone y a pesar, sobre todo, del gran arraigo afectivo al entorno familiar–, no hay razón para despreocuparse», asegura. Según el centro estadístico del Gobierno alemán, 168.000 españoles vivían en Alemania al cierre del año pasado. Un dato, que sin llegar a ser un éxodo, ha pillado por sorpresa a muchos alemanes que, aún acostumbrados a convivir en ciudades alineadas por una multiculturalidad, les cuesta enfrentarse a una mentalidad con tanto carácter como la española. «Los alemanes no entienden el sur», llegó a decir el escritor griego Petros Márkaris y aunque el alemán -en líneas generales- se caracteriza por su talante conciliador, mucho ha cambiado nuestro parecer para muchos alemanes que en voz baja llegan a reconocer que «hemos llegado muchos, en muy poco tiempo». Una actitud que, aunque ha hecho sonar las alarmas en algunos sectores de la comunidad española residente en Alemania, dista de la utilizada para otros países en crisis. El académico Harald Fuhr, preguntado por LA RAZÓN, asegura que «existe un cierto respeto frente a los problemas de España; algo que claramente faltó con los problemas de Grecia». Entonces ¿se podría decir que ha mejorado nuestra imagen para los alemanes? Si nos atenemos a la Prensa, podríamos decir que sí. Ahora bien, suspendemos en el sentir de la población que, según un estudio del Real Instituto Elcano, nos ve todavía como un país tradicional, pobre y poco fiable. Los próximos años serán vitales, aunque Ehrlicher no ve una mejora estructural sino la continuación de una economía dependiente del turismo y de la inversión de capital extranjero «mientras se siga apostando para salir de la crisis por reanimaciones del sector de la construcción o por recortes en el sector de la Educación pública».