Londres
España refuerza la colaboración con EE UU para evitar atentados en el Mundobasket
España mantiene estrechos contactos con los servicios de seguridad y secretos de las naciones que van a tomar parte en el Campeonato Mundial de Baloncesto, que se celebra en nuestro país a partir de hoy, con el partido inaugural que tendrá lugar en Granada, según han informado a LA RAZÓN fuentes conocedoras del asunto.
Entre las medidas que se han adoptado, y que se mantienen en secreto por razones operativas, no figura la de un reforzamiento especial de las fronteras, ya que fue establecido en su momento y no sólo con motivo del evento deportivo.
El conjunto de la seguridad en España responde a una directiva del Ministerio del Interior, en la que se establecen normas generales, sin que sea necesaria, salvo que las circunstancias lo requieran, la referencia a unos hechos concretos.
Prevenir atentados
Los contactos con los servicios de seguridad de las naciones participantes en el Mundobasket se consideran absolutamente prioritarios, ya que se pueden intercambiar informaciones de interés operativo que contribuyan a que los terroristas no puedan llevar adelante los atentados que pudieran tener planificados. Tal y como adelantó este periódico, Estados Unidos, Francia y Egipto figuran entre los países más amenazados por el yihadismo.
A este respecto, falsos arrepentidos, con pasaporte legal y, en principio, sin antecedentes o que se les puedan probar de forma fehaciente, son objeto de la vigilancia policial internacional.
Expertos antiterroristas consultados por LA RAZÓN señalan que una de las hipótesis con la que se trabaja, a la hora de evitar atentados yihadistas, es la de que el Estado Islámico (EI) o Al Qaeda Central (AQC), ordenen a alguno de los islamistas españoles que se fueron a la guerra de Siria, que vuelvan a nuestro país. Al ser detectados por las Fuerzas de Seguridad, que saben de sus andanzas delictivas, deben esgrimir que han conseguido huir de las organizaciones que los tenían «atrapados». Como buenos «arrepentidos», quieren retornar a la vida «normal».
Una de las primeras cosas que hacen los responsables del EI o AQC con los europeos que llegan a Turquía, antes de pasar a Siria o Irak, es retirarles los pasaportes y los teléfonos móviles. Lo primero para asegurarse de que no van a dar marcha atrás y lo segundo para comprobar si tienen llamadas «sospechosas» que pudiera hacer pensar que se trata de infiltrados policiales. En este caso, su vida no vale nada, como mucho, morir en supuestas acciones suicidas.
Se trata de un asunto sibilino del que pocos hablan porque es difícil demostrar. Pero es tan sencillo como mandar a alguien de «recadero» con una mochila, dotada de un receptor de ondas para que la transporte de un sitio a otro. Cuando los cabecillas consideran que el supuesto traidor está en el lugar exacto la hacen detonar. Después llaman a la familia con el cuento de que se ha inmolado como un mártir del islam.
Los citados expertos señalan que resulta relativamente sencillo mandar de vuelta a un militante fanatizado y, al presentarse en una de las fronteras de la Unión Europea y ser detectado como sospechosos de militar en organizaciones yihadistas, alegar que ha logrado escaparse.
Si no existen pruebas concluyentes de su pertenencia a dichos grupos, lo más probable es que sea puesto en libertad. De esta manera, el terrorista regresa a la zona donde se le ha ordenado atentar, o a otro país occidental por el que se puede mover con total libertad.
Puede que el destino sea su antiguo hogar u otra nación, con un domicilio seguro.
Quedará a la espera de órdenes, que le llegarán a través de mensajes en clave vía internet, sobre el lugar en que deberá recoger las armas y explosivos, si es que el atentado va ser con este tipo de instrumentos.
Es sabido, porque ha ocurrido en Londres y, en especial en China, en la región de Xinjiang, a cargo del Movimiento Islámico del Turkestán Oriental, integrado por elementos de la etnia uigur, que las acciones criminales yihadistas con arma blanca forman parte del manual de estos «fanáticos». Y para eso no hacen falta mensajes en internet, salvo las consignas recibidas en Siria.
Los españoles, fichados
En el caso de los 26 españoles que se sabe que están en «zona de combate», la inmensa mayoría, encuadrados en el EI, las Fuerzas de Seguridad tienen pruebas suficientes para que con la legislación vigente en nuestro país un juez los pueda mandar a la cárcel. Lo que llegue a ocurrir en otras naciones, es una incógnita; o con los ciudadanos europeos que se presenten en nuestras fronteras y de los que existen informaciones o fundadas sospechas de que son yihadistas.
Se trata de un auténtico problema y una de las hipótesis con la que trabajarán los responsables de la seguridad en España para prevenir posibles atentados. Hasta ahora el único caso de regreso a España de uno de los que marcharon a la guerra de Siria es el de Abdeluahid Sadik Mohamed, que fue detenido en el aeropuerto de Málaga el pasado mes de enero. Según ha sabido ahora este periódico, adujo que había logrado escapar del control de la banda criminal «Estado Islámico de Irak y Levante» (ISIL), ahora reconvertido en el Estado Islámico. El juez lo envió a prisión.
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