El desafío independentista
«Estamos en modo kamikaze»
JxC y Esquerra sellan un acuerdo para repartirse el poder que incluye la investidura telemática o delegada del ex president.
JxC y Esquerra sellan un acuerdo para repartirse el poder que incluye la investidura telemática o delegada del ex president.
Vencido y desarmado el Ejército republicano, las tropas de Junts per Catalunya han alcanzado sus últimos objetivos parlamentarios. Así podría empezar la crónica política de la jornada de ayer en Cataluña, porque Carles Puigdemont y JxC aprovecharon la debilidad de ERC y su desunión para imponer su hoja de ruta. «Estamos en modo kamikaze y está funcionando», apuntan fuentes de la formación de Puigdemont. «Hemos ido al choque y hemos arrastrado a ERC», añaden. Y concluyen con cierta ironía: «La única incógnita es saber quién es el interlocutor en ERC».
El vodevil empezó a primera hora, cuando se filtró un acuerdo entre Junts per Catalunya y ERC. Mientras JxC lo aireaba, ERC se dedicaba a poner agua al vino. Junts per Catalunya ponía el acento en la consecución de un «pacto de legislatura» que ERC negaba, reduciéndolo a que los republicanos habían logrado que Puigdemont «descartara el bloqueo de la constitución del Parlament», reservándose el derecho de estudiar jurídicamente la viabilidad de las propuestas para investir a Puigdemont.
«El acuerdo está firmado y sólo se entiende la negativa por las discrepancias en el seno de ERC», afirman fuentes de JxC, que recuerdan el gen suicida que, dicen, anida en ERC. El «pacto de legislatura» contempla la presidencia de la Mesa del Parlament para ERC, un gobierno al 50% entre ambos partidos con la presidencia para JxC y la vicepresidencia para ERC, y cierre de filas para lograr la investidura «telemática o delegada».
A medida que avanzaba la jornada, el conflicto soterrado en ERC tomaba cuerpo. A mediodía, se filtró que Marta Rovira había recibido la propuesta de Puigdemont de ser su vicepresidenta. La respuesta de ERC fue un desmentido. Desde JxC lo confirmaban: «Nunca se propuso la vicepresidencia a Rovira. Se le propuso a ERC. La idea es restituir el gobierno y la vicepresidencia es de Esquerra y, sobre todo, de su titular Junqueras». Esta desautorización a Rovira no es la primera. Tras el fiasco de Rovira en campaña y su papel en las diversas negociaciones, incluidas las previas a la proclamación de independencia o sobre la unidad independentista en las elecciones, la secretaria general del partido ha recibido fuertes críticas. De hecho, cuando Junqueras la señaló como sustituta, fue contestada internamente. Ahora, su predisposición a situarse como vicepresidenta ha levantado ampollas en el grupo dirigente del partido muy ligado personal y políticamente a Junqueras, que no ha dudado en desmentir al número dos de la formación. En JxC esta situación ha generado malestar: «Si hemos de enseñar el acuerdo firmado, repito firmado, lo haremos».
Sobre la investidura, ERC quiere analizar las posibilidades jurídicas de la candidatura de Puigdemont «en ausencia». Se baraja la posibilidad de una candidatura delegada, es decir, que suba al estrado algún diputado de JxC, o la telemática, que permita a Puigdemont intervenir desde Bruselas. ERC ayer ratificó su intención de atenerse al dictamen de los abogados del Parlament, que según fuentes consultadas no aceptarán retorcer el reglamento ni dar «cobertura a propuestas surrealistas». Desde JxC se rebaja el enfrentamiento en este punto porque «las cuestiones técnicas no serán un problema».
Sobre la presidencia de la Mesa, el acuerdo cede todo el protagonismo a ERC, que debate sobre tres nombres: el líder de los antiguos democristianos agrupados ahora en Demòcrates, Antoni Castellà; el ex cabeza de lista de Junts pel Sí, Raül Romeva, y el ex dirigente socialista ahora enrolado en las filas republicanas, Ernest Maragall, que además presidirá la Mesa de Edad el miércoles 17. La presidencia de la Mesa es un lugar muy delicado y expuesto ante la acción judicial porque «quién la presida puede quemarse a lo bonzo en función de las decisiones que se deban tomar». Cabe recordar que Ernest Maragall tiene 75 años. El acuerdo prevé que en esta mesa haya una mayoría soberanista que no incluirá a la CUP «porque no lo han pedido», despachan en JxC. Los anticapitalistas ayer se limitaron a exigir que ERC y JxC rompan su ambigüedad y apuesten por la unilateralidad, algo que ambos grupos deliberadamente dejan en interrogante tras el 21-D.
UN «SUDOKU» DE NÚMEROS Y ESCAÑOS
El Parlament tiene 135 diputados, de los que 70 son independentistas, 57 constitucionalistas y 8 de los Comunes. Pero sólo estarán presentes 65 independentistas, porque no podrán asistir ni Puigdemont ni los 4 consejeros que están con él en Bruselas. Los que están en prisión podrán acudir, si obtienen la autorización del juez. Este escenario dejaría en minoría al independentismo y los aboca a pactar con los Comunes, cuestión que no es del agrado de Puigdemont, sabedor que Domènech nunca le dará su apoyo. Por tanto, los estrategas independentistas al albur de Puigdemont han propuesto que sólo ocupen sus escaños Puigdemont y Junqueras, mientras que el resto, 2 en prisión y 4 en Bruselas, no tomarán su acta. Fuentes consultadas por LA RAZÓN apuntan que todos los que renuncien pasarán a formar parte del nuevo gobierno. Así, la lista correrá garantizándose así los independentistas 68 diputados, la mayoría absoluta, sólo dependiendo del apoyo de la CUP. Si esta estrategia funciona y Puigdemont es investido el nuevo gobierno catalán, «el gobierno restituido» en argot independentista, tendrá un mínimo de 7 miembros que no ocuparán su puesto.
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