Terrorismo
ETA encargó a uno de los candidatos que mantiene EH Bildu la construcción de un zulo en su caserío
José Ángel Viguri, candato por Ayala (Álava), era presidente de la Federación de Ikastolas cuando colaboraba con la banda
Entre los 37 candidatos-etarras que EhBildu mantiene en sus listas electorales, figura José Ángel Viguri Camino, candidato por Ayala (Álava). Este individuo, laguntzaile (colaborador) del “comando Araba” de ETA, desarticulado por la Guardia Civil, fue condenado a diversas penas por la Audiencia Nacional.
En la investigación que realizó en su día el Servicio de Información (SIGC) de la comandancia de Guipúzcoa, en Inchaurrondo, se supo, gracias a sus propias declaraciones, que Viguri, presidente entonces de la Federación de ikastolas de Álava, había sido captado para la banda, como era habitual, por medio de una carta.
Señaló que en 1981 un hombre alto y mayor, de unos sesenta años, peinado hacia atrás y con poco pelo, al que no conocía y no ha vuelto a ver, le trajo una misiva, que le cogió de sorpresa, en la que ETA afirmaba que le consideraba una persona de su confianza. Que si podía hacer algo por ellos y por el País Vasco, acudiera a una cita en Francia.
El hombre que le entregó la carta le dijo que no la abriera hasta que no se marchara. Un mes después, acudió a Francia en unión de su mujer y su hijo y tuvo una cita en San Juan de Luz con un individuo al que apodaban “Tigre”, un tipo de estatura media, moreno, de pelo negro y bigote, que llevaba una rama de arbusto como contraseña, tal como le indicaban en la carta. Según sus declaraciones, en la cita con “Tigre” se comprometió a mantener en su casa a miembros de ETA.
En 1985, fue una chica a su domicilio y le entregó un papel que sacó de la costura de su pantalón. Era la contraseña para una nueva cita en Biarritz en la que le propusieron la construcción de un zulo en el caserío que su familia tenía en Menegaray. Tras poner algunas pegas, aceptó.
Con anterioridad, en 1982, ya había escondido en su casa a los ilegales- liberados (fichados) del "comando Araba" que en aquel momento eran José Javier Arizcuren, “Kantauri”, que llegó a ser jefe de la banda; Eusebio Arzallus Tapia, “Paticorto”; y Juan Carlos Arruti Azpitarte, “Paterra”. Como contraseña para que supiera que eran de ETA llevaban la mitad de un papel con barcos. La otra mitad se la habían entregado a Viguri en Francia.
El caserío y la existencia de un camión que era utilizado por ETA para trasladar a los miembros de los “comandos” operativos, eran las dos grandes pistas que tenía el SIGC de la Guardia Civil para desarticular el “Araba”.
La de Viguri se obtuvo gracias a los papeles incautados al cabecilla etarra Santiago Arrópside Sarasola, “Santi Potros”, en los que se daba cuenta de la entrega de 450.000 pesetas a un individuo que recientemente había sufrido un grave accidente de automóvil. Esta cantidad de dinero se iba a destinar a la compra de otro coche.
Los agentes de la lucha contraterrorista conocían la fecha de la entrega del dinero y comenzaron a investigar todos los accidentes de tráfico que se habían producido en la provincia de Álava. No tardaron en dar con Viguri y comenzó la “operación Ikastolo”. La suerte no acompañó en este caso a la Guardia Civil. Los largos meses de apostaderos con agentes, que se turnaban día y noche en la vigilancia del caserío, con las dificultades que ello conlleva por el rigor del clima y las sospechas que llegan a infundir entre los lugareños, no dieron los resultados apetecidos.
La otra pista, la concluyente, era un camión, que fue el que condujo a la desarticulación de la peligrosa célula terrorista. Pero ésa es otra historia.
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