Terrorismo yihadista
Expertos advierten que en 2019 puede haber un resurgimiento de Daesh
Según alertan expertos, 2019 puede ser el año en el que el Estado Islámico protagonice un resurgimiento, sobre todo mediante acciones terroristas y consolidación de territorios
Desistimiento. Entre las expresiones en las que se puede utilizar esta palabra está la de no ejecutar todas las acciones precisas para combatir el delito, en este caso el terrorismo. Según alertaban expertos en la materia durante los últimos meses, 2019 puede ser el año en el que el Daesh, el Estado Islámico, protagonice un resurgimiento, sobre todo mediante acciones terroristas y consolidación de territorios, en especial en Afganistán. No es una buena noticia pero si va acompañada por signos de ese desistimiento, la situación se torna preocupante.
Uno de los objetivos de los yihadistas es, precisamente, el de causar, además del terror, el cansancio entre la población ante una lucha que se puede ganar pero que, cualquier atentado o acción criminal similar, la convierte en interminable. Y al enemigo, poco menos que invencible.
Tal y como adelantó LA RAZÓN, en el último número de “Naba”, revista del Daesh destinada a sus “soldados”, los yihadistas se jactaban de que la Gran Bretaña había conocido durante 2018 la mayor cifra de apuñalamientos de su historia: 15.000. Es obvio que la inmensa mayoría no han sido cometidos por estos criminales, pero el fenómeno de la imitación que producen entre determinados individuos, algunos de ellos de religión musulmana, hace que, sin ser atentados del Estado Islámico (en la mayoría de casos ni siquiera asumen su autoría) producen el ambiente de miedo y terror entre la población que persiguen los terroristas.
Ante ello, según los citados expertos, algunos estados occidentales han optado por imputar los apuñalamientos o atropellos, a personas con las facultades mentales perturbadas. El mensaje que erróneamente se quiere transmitir a la población es que se trata de “cosa de locos” y que no hay que dar mayor relieve a esos hechos. Llamativo fue el “suicidio” de un individuo que escogió el método de entrar en una comisaría de los Mossos D’ Esquadra y tratar de apuñalar a una agente que, al final, logró abatirlo. Sus compañeros nunca una dudado de que se trataba de un atentado terrorista.
Como se acredita en “Naba”, los yihadistas tratan de atribuirse una cierta paternidad de dichos actos delictivos y, para colmo, se jactan de la gran cantidad de medios humanos y materiales que las sociedades occidentales tienen que invertir para combatirlos.
El resultado no puede ser más negativo para los buenos frente a los malos. Y cuando llega el atentado con varios muertos, de cuya autoría no cabe ninguna duda, el castillo de naipes que se ha construido con lo de que unos están “locos” y los otros “son pocos y huyen”, se derrumba estrepitosamente.
Si en 2019 vamos a asistir a un cierto resurgimiento del Daesh, hay que tener engrasados todos los frentes, entre ellos el mediático, que los terroristas han demostrado manejar con eficacia, en especial a través de las redes sociales. Lo que no es admisible es el desistimiento.
Sólo a lo largo del día de hoy se han conocido dos noticias que deben motivar a la reflexión. El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, reiteró en Jordania el compromiso de Washington de derrotar al Estado Islámico, pero insistió en que las tropas estadounidenses se retiran de Siria. Por su parte, el presidente de Nigeria, Muhammadu Buhari, reconoció que se ha producido un paso atrás en la lucha contra Boko Haram, mientras los yihadistas continúan su ofensiva en el noreste del país. "Acepto la responsabilidad que me corresponde (...) pero prefiero permanecer en silencio para no afectar a la moral de los soldados”. Unos que se van y otros admiten que van perdiendo la guerra. En definitiva, estos mensajes, guste o no, dan la razón a los yihadistas en su búsqueda del desistimiento en la lucha contra ellos.
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