50 años del Rey
Felicidades por hacer de su vocación de servicio una entrega en favor del respeto
D. Felipe, felicidades por su cumpleaños. Que estos cincuenta años le permitan mirar al futuro como el tiempo de la esperanza. Felicidades por hacer de su vocación de servicio una entrega en favor del respeto, la igualdad y la dignidad de todos los españoles, llamados a sentirnos parte de una familia que lucha, vive, siente y cree en un proyecto común. ¡Que Dios le bendiga!
Reflexión breve sobre la generación del Rey Felipe
De entre todos los calificativos que se han vertido sobre la generación del Rey Felipe VI, rescato y subrayo el de la generación de la esperanza. En momentos de incertidumbres y de cansancios, de descréditos y corrupciones; en circunstancias, por tanto, que nos apremian a volver a confiar en un país castigado por crisis de diversa índole, esta generación, la del rey D. Felipe, lucha mirando al futuro como un tiempo de esperanza en el que construir una nueva pasión por España, sus pueblos y sus gentes. Un proyecto común renovado, más allá de reducciones partidistas e interesadas. La generación de la que hablamos ha sido educada en democracia y aporta valores frescos imprescindibles, liberándose de fantasmas del pasado que no han de mover ni asustar, ni deberían volver a enfrentar a nadie, porque hay sangre derramada que es y tiene que ser motivo de perdón y de esperanza. Una generación que está llamada a emprender caminos nuevos que nos guíen a lugares de encuentro y entendimiento, de solidaridad, de igualdad, de libertad, de responsabilidad, de justicia y de paz. Necesitamos que estos hombres y mujeres inspiren confianza y generen esperanza para que, en esos lugares comunes, con coherencia y constancia, con amabilidad y apertura, con lealtad y respeto, con reflexión y prudencia, con serenidad y firmeza, alcancemos cimas que nos permitan mirar más arriba y más adelante a todos los que formamos esta familia de familias que es España. Ninguna sociedad puede recrearse y perdurar sin altura de miras y anchura de horizontes, sin raíces profundas y metas trascendentes. La madurez de la generación de don Felipe nos puede ayudar a batir las alas sin cortar las raíces.
* Obispo de Mondoñedo-Ferrol
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