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Opinión

Por fin, la empresa familiar

Por fin, la convicción de que su protección no es una concesión, sino una necesidad estratégica

La creación de empresas ha subido en Madrid EUROPAPRESS

Por fin, la empresa familiar ocupa el lugar que le corresponde en la agenda política. Durante años, el modelo empresarial que más empleo genera, que más valor aporta y que más arraigo garantiza en nuestra sociedad había quedado relegado. La Comunidad de Madrid ha dado un paso histórico: atender nuestras inquietudes y abrir el camino hacia una ley de apoyo y protección a la empresa familiar.

No se trata de un gesto simbólico, sino de un reconocimiento a la realidad: la empresa familiar es el verdadero motor de la economía madrileña y española. Representa más del 90% del tejido empresarial, sostiene siete de cada diez empleos privados y aporta más de la mitad de la riqueza del país. Detrás de esas cifras hay familias que llevan generaciones sosteniendo industrias, comercios y servicios que vertebran barrios, municipios y regiones enteras. Empresas que, a diferencia de otros modelos, vinculan sus decisiones al territorio, actúan con visión de largo plazo y mantienen un compromiso social inquebrantable.

Las empresas familiares son distintas. No se miden solo por el resultado trimestral, sino por su capacidad de perdurar generación tras generación. Son un modelo basado en la cohesión, en la lealtad y el arraigo, en la sostenibilidad a largo plazo; factores que van mucho más allá de la cuenta de resultados. Y, sin embargo, ese modelo ha tenido que desarrollarse durante demasiado tiempo en un entorno que no lo reconocía ni lo protegía como merece.

La nueva ley no solo supone un respaldo, sino también una apuesta por situar a la empresa familiar en la vanguardia de la economía del siglo XXI. Reconoce su capacidad de innovar sin renunciar a la tradición, de crecer sin perder el arraigo, de competir a escala global manteniendo su compromiso con el territorio. Con este marco, Madrid envía un mensaje claro: la empresa familiar no es solo un pilar del pasado, sino la clave para construir un futuro más sólido, dinámico y sostenible.

Estamos ante un momento histórico. La Comunidad de Madrid ha decidido abrir un diálogo sincero y constructivo para escuchar a la empresa familiar y dar los primeros pasos hacia una ley que la proteja y la impulse. Es un reconocimiento largamente esperado y que pone de manifiesto que, si queremos una economía que sea competitiva y cohesionada, debemos blindar a la empresa familiar frente a amenazas que comprometen su futuro y, con él, el de miles de trabajadores, proveedores y comunidades.

Desde Adefam hemos trabajado con rigor y con sentido de responsabilidad para aportar soluciones y poner encima de la mesa propuestas concretas y realistas –reflejadas en el marco normativo presentado– que den respuesta a las inquietudes de los empresarios: seguridad jurídica y estabilidad fiscal, incentivos al crecimiento y la innovación, medidas para atraer y retener talento –incluido el acceso a la vivienda–, apoyo a la profesionalización y a la gobernanza...

Estas propuestas no buscan privilegios, sino justicia y coherencia. Tampoco se trata de pedir más que nadie, sino de evitar que Madrid, y España, se queden atrás en competitividad, empleo e inversión. Se pretende que nuestras empresas puedan competir en igualdad de condiciones que las de otros países europeos que, desde hace años, ya gozan de un marco regulatorio favorable que garantiza su continuidad. En definitiva, pedimos apostar por el futuro de Madrid.

Defender la empresa familiar es defender la cohesión social, el arraigo territorial y el empleo de calidad. Es proteger un modelo que no especula, que no se deslocaliza y que multiplica sus beneficios en la sociedad. Allí donde hay una empresa familiar, hay desarrollo. Allí donde se protege a la empresa familiar, hay futuro.

Hoy podemos decirlo alto y claro: por fin, la empresa familiar. Por fin, la convicción de que su protección no es una concesión, sino una necesidad estratégica. Desde Adefam, reafirmamos nuestro compromiso de trabajar con lealtad y visión para que esta ley se convierta en una realidad sólida y duradera. Porque proteger a la empresa familiar es proteger el futuro de Madrid.

Por fin, la empresa familiar.

Verónica García Castelo es presidenta de ls Asociación de Empresa Familiar de Madrid (Adefam)