El periscopio
Frente a la náusea, el mejor Feijóo
El comentario unánime es aplaudir la nueva estrategia del PP para atacar sin piedad a Sánchez, cercado por los escándalos y muy tocado por los negocios de prostitución de la familia de su esposa
Miércoles 9 de julio, primera hora de la mañana. En un hotel próximo al Congreso de los Diputados se celebra un desayuno económico. Un grupo de empresarios sigue el debate sobre la corrupción con la intervención del presidente del Gobierno. «Tiene cara de náusea», dice uno de ellos ante el rostro crispado de Pedro Sánchez. En efecto, durante una de las sesiones parlamentarias más broncas que se recuerdan la cara del secretario general del PSOE era de poema, como si una obstrucción de su organismo le tuviera contenido, con deseos de fulminar allí mismo al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. Por el contrario, el gallego realizó uno de los discursos más duros y brillantes de su vida política.
«Este es el mejor Feijóo», opinan los dirigentes empresariales que se han venido reuniendo en encuentros muy discretos con el popular. El comentario unánime es aplaudir la nueva estrategia del PP para atacar sin piedad a Pedro Sánchez, cercado por los escándalos de su partido y muy tocado por los negocios de prostitución de la familia de su esposa, Begoña Gómez. Las palabras de Feijóo retumban sobre el hemiciclo y Sánchez se descompone sin más argucia que recurrir de nuevo a una machacona fotografía de hace treinta y dos años.
Ya no cuela, Feijóo le destruye dialécticamente y denuncia su complicidad con las saunas sexuales de su mujer. Para colmo, afloran noticias sobre la compra de sus dos casas, en Pozuelo y Mojácar, con dinero de este negocio y el banco azul es una imagen de rostros desencajados. «Este es el centroderecha que necesita España, sin complejos, ya era hora», comentan los empresarios. Entre ellos, varios representantes de las Cámaras de Comercio europeas, plataforma que representa a 19 organizaciones de países de la UE en nuestro país que observan con estupor la portada del prestigioso diario británico «The Times», en la que, traducido del inglés, dice lo siguiente: «Pedro Sánchez vivía de los burdeles gays de su suegro».
Nunca un periódico europeo se había referido en tales términos a un primer ministro de la Unión, y tampoco es predecible que ante la situación actual no hubiera dimitido y convocado elecciones. Pero, frente a la tormenta, Sánchez se atrinchera en La Moncloa y, más aún, mantiene el inexplicable apoyo cómplice de sus socios. La cosa está clara, la cesión de impuestos a Cataluña, el pacto por la financiación singular que consolida la alianza con ERC y reabre una batalla enorme con el PP y las propias comunidades socialistas abanderadas por el castellano-manchego Emiliano García-Page.
Aquí radica el respaldo republicano a la investidura de Salvador Illa como presidente de La Generalitat y la infumable intervención de su portavoz, Gabriel Rufián, ante un Sánchez acorralado. «Cuanto más débil él, más fuertes nosotros», admiten con osadía diputados nacionalistas catalanes. El precio de pasar por alto la corrupción a cambio de dinero y romper la caja común del Estado. En su obsesión psicopática por mantenerse en el poder a Sánchez poco le importa destruir España y un enfrentamiento sin precedentes entre territorios. La cesión del IRPF a Cataluña supone una soberanía fiscal que quiebra en pedazos la solidaridad territorial y los pilares básicos del Consejo de Política Fiscal y Financiera, lo que levanta ampollas en el resto de las comunidades autónomas.
Bien lo definían diputados del PP en los pasillos: «A Puigdemont le dio la amnistía y a Junqueras los impuestos». Un pacto vergonzante, un altísimo precio a pagar a costa de que Sánchez y sus palmeros leguleyos de Sumar, con la cada día más impresentable Yolanda Díaz, sigan aferrados a los sillones del Consejo de Ministros. Su discurso, un mitin impresentable con la utilización política de la muerte de su padre y ataques desaforados a Núñez Feijóo, son de lo más abominable que se recuerda en la historia parlamentaria.
Hasta el líder del PP tuvo mayor respeto hacia la memoria del fallecido que ella misma. Pero, atención, la semana próxima se anuncian novedades. Fuentes de la investigación aseguran que la UCO elevará informes muy comprometidos al juez del Supremo, Leopoldo Puente, sobre una presunta financiación irregular del PSOE, a tenor de las cuentas detectadas en los movimientos bancarios de Ábalos.
Está por ver cómo se comporta el único encarcelado de la trama, Santos Cerdán, sin visos por el momento de salir de prisión. Y las grabaciones circulan por las redes como un torrente que fluye sin parar. Es, en efecto, un escenario nauseabundo, vomitivo, pero que no mueve al inquilino de La Moncloa ni a sus socios cómplices de la suciedad. Mañana lunes, en la Comisión bilateral con Cataluña se consumará el expolio fiscal y está por ver la reacción de las comunidades socialistas, en especial la de García-Page, quien ya ha anunciado que no se quedará con los brazos cruzados. Naturalmente, la ejecutora de tal tropelía, la ministra de Hacienda y candidata andaluza, María Jesús Montero, si ya era detestada en su tierra queda claro que ahora no podrá poner un pie en Andalucía sin que le lluevan los guijarros. Vamos, puente de grana y oro para Moreno Bonilla.
Lo comentan en privado los ex presidentes del Gobierno Felipe González, José María Aznar y Mariano Rajoy. Pese a las diferencias políticas, todos ellos mantuvieron un correcto diálogo institucional con el líder de la oposición. Esta costumbre la ha roto por completo Sánchez con Núñez Feijóo. Hay que tener cuajo, como dijo el líder del PP, para victimizar ataques a su familia cuando el «sanchismo» ha lanzado ataques despiadados y obsesivos contra el entorno de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, o la trayectoria empresarial de Eva Cárdenas, pareja de Feijóo. Una desvergonzada manera de hacer política de la que el PP, ahora sí, se defiende sin complejos.