Ministerio de Defensa
«Hemos venido a ayudarles, relájense»
La UME, en colaboración con Policía, Guardia Civil, Cruz Roja y otros organismos, exhibe sus capacidades en el simulacro de emergencia nacional "Gamma-Palazuelos"Durante cinco días, sus efectivos se han enfrentado a inundaciones, rescates, episodios de contaminación química y radiológica o atención a damnificados
La Unidad Militar de Emergencias, en colaboración con Policía, Guardia Civil, Cruz Roja y otros organismos, exhibe sus capacidades en el simulacro de emergencia nacional "Gamma-Palazuelos".
La rotura de una presa por las fuertes lluvias ha provocado una avalancha de agua que ha causado el derrumbe de varias viviendas. Entre los escombros, una persona pide auxilio. Nadie responde hasta que, a los pocos minutos, alguien grita: "Hemos venido a ayudarles, relájense. Ya estamos aquí". Es uno de los efectivos del equipo de búsqueda y rescate urbano (USAR) de la Unidad Militar de Emergencias (UME) que, entre cascotes y vigas, trata de acceder hasta su posición. Hay, al menos, cuatro víctimas, una de las cuales está inconsciente, y para encontrarlas será necesaria la ayuda de los perros. Ésta es sólo una de las situaciones críticas que se han vivido en Segovia desde que el pasado jueves esa masa de agua arrasara con lo que encontraba a su paso: viviendas, infraestructuras, un complejo petroquímico... Y los cuatro heridos han tenido suerte de contarlo, pues cientos de personas, 500 concretamente, han fallecido. Lejos de allí, en el embalse del Pontón Alto, el Grupo Especial de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil busca cuerpos sin vida. Lo hacen con buzos y con la ayuda de un perro capaz de encontrar cadáveres en el agua. En el mismo lugar, a escasos metros, efectivos de la UME rescatan a dos personas desde un helicóptero. Pero, aunque todo parece real, no lo es. Forma parte del simulacro "Gamma Palazuelos"que, por quinto año, organiza la UME en colaboración con diferentes Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, organismos civiles y militares. En total, 2.000 efectivos han tenido que demostrar -entre los días 7 y 11- sus capacidades a la hora de afrontar no una, sino varias situaciones críticas que, una tras otra, se iban sucediendo sin tregua.
La interconexión entre militares, policías, guardias civiles o sanitarios de Cruz Roja roza la perfección y permite sumar capacidades para tratar de controlar una catástrofe que ha dejado, además de las víctimas mortales, 850 heridos, 1.000 desaparecidos y más de 10.000 desplazados. La diferencia de esta edición es que se ha escenificado el proceso completo de la declaración de emergencia de interés nacional, incluyendo la convocatoria del Comité Estatal de Cordinación, la declaración de interés nacional por parte del ministro del Interior o la entrega de la directiva por parte del ministro al general jefe de la UME. Hasta se ha llegado a elaborar un plan de comunicación.
En un primer momento fue el Gobierno de Castilla y León el encargado de dirigir la emergencia y de solicitar la ayuda de la UME, pero cuando el viernes la situación empeoró y se hizo insostenible el control pasó a la Unidad Militar de Emergencias y se decretó el nivel 3.
Desde el Acuartelamiento de Baterías de la Academia de Artillería de Segovia se dirige todo. Allí están instalados los puestos de mando con representantes de cada uno de los organismos que intervienen en el ejercicio y que intervendrían en una situación real. Todo está planificado al detalle. Incluso se producen enfrentamientos entre agentes de la Guardia Civil y varios ciudadanos que tratan de aprovechar el caos para asaltar comercios.
En medio de esa tensión siguen surgiendo más problemas y cada uno de los Cuerpos y organismos participantes tiene que aportar sus capacidades. La Cruz Roja, por ejemplo, es la encargada de gestionar el Campamento de Damnificados. Aquí hay un hospital de campaña, reparten comida o kits de higiene y disponen de numerosos y modernos módulos habitables para dar cobertura a 500 personas, además de ayuda psicológica.
La Guardia Civil, por su parte, ha desplazado, entre otros, al Grupo Especial de Actividades Subacuáticas, a la unidad de criminalística, la de subsuelo o la agrupación de Tráfico, mientras que la Policía cuenta con un grupo de la Unidad de Intervención Policial (UIP), la unidad científica o la de Caballería. Este último equipo, durante una de sus patrullas, ha encontrado varios cadáveres, uno de ellos en las inmediaciones del río. Allí se desplazan varios agentes, escoltados por motos de la Guardia Civil, que se afanan en recabar la mayor cantidad de datos posibles para identificar a la víctima. También se escenifica la llegada de la autoridad judicial. Pero, aunque todo está planificado, hay muchos aspectos que los propios participantes desconocen para, de esta forma, poder adistrarse en tiempo real.
Durante estos días también se han producido episodios de contaminación radiológica, química, desastres ecológicos y se ha desplegado un avión no tripulado (UAV) para obtener información.
El viernes, el ministro de Defensa, Pedro Morenés, quiso conocer de primera mano cómo se desarrollaba el ejercicio y mañana será el Príncipe de Asturias quien se desplace hasta Segovia.
A falta de la valoración que hagan los responsables del ejercicio, quienes han participado en él no dudan en calificarlo de éxito. Ninguno ha sido -ni quiere serlo- protagonista. Cada uno ha aportado sus conocimientos y experiencia, permitiendo que la normalidad comenzara a llegar poco a poco a una Segovia que durante cinco días ha vivido su particular infierno.
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