Política

Gobierno de España

Iglesias, el (otro) mediador

Sánchez recurre a su socio ante el riesgo de ver tumbadas las cuentas. El líder de Podemos aprovecha la reunión secreta para «vender» avances en sus exigencias y reforzar su papel de intermediación con los grupos catalanes

Sánchez e Iglesias firmaron el 11 de octubre en La Moncloa un acuerdo político y presupuestario para las cuentas de 2019 / Foto: Javier Fdez. Largo
Sánchez e Iglesias firmaron el 11 de octubre en La Moncloa un acuerdo político y presupuestario para las cuentas de 2019 / Foto: Javier Fdez. Largolarazon

Sánchez recurre a su socio ante el riesgo de ver tumbadas las cuentas. El líder de Podemos aprovecha la reunión secreta para «vender» avances en sus exigencias y reforzar su papel de intermediación con los grupos catalanes.

En tiempos de tormenta, Pedro Sánchez ha vuelto a encomendar a Pablo Iglesias. No pinta bien el horizonte más inmediato al que se enfrenta el presidente del Gobierno y éste recurrió de nuevo al comodín del «socio preferente». La amenaza de que sus socios de moción de censura tumben los presupuestos en el primer asalto, las críticas de líderes socialistas a las cesiones al secesionismo y la mejora en las encuestas del bloque de centro derecha dibujan un panorama poco alentador.

En este contexto, Sánchez e Iglesias se vieron las caras el miércoles. En La Moncloa y en secreto, sin que ninguna de las dos partes informase del contenido de la reunión y sin que ésta fuera incluida en sus agendas. El secretismo de la cita obliga a responder a dos cuestiones. ¿De qué hablaron?; y ¿por qué tuvo lugar esta semana? La reunión llegó tras varias semanas en las que han intensificado su diálogo para «acelerar» la negociación de las cuentas a dos niveles: el primero, en mesas temáticas –educación, vivienda, pensiones...– y el segundo, mediante encuentros entre la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y el secretario de Organización del partido morado, Pablo Echenique, y sus equipos. Estas reuniones, así como la de Sánchez e Iglesias, han servido para constatar avances. La novedad de estas semanas radica en que cuestiones encalladas que no dependen del Ministerio de Hacienda, sino de ministros más reacios a cumplir con los compromisos suscritos por Sánchez el 11 de octubre –Ábalos, Calviño y Duque–, van encauzándose. Iglesias trasladó dos mensajes a Sánchez: que Podemos no impedirá la tramitación de las cuentas y que, a pesar de los avances evidentes de los últimos días, el «sí» de sus 67 diputados en la votación final sólo llegará si el Gobierno cumple todos sus compromisos. Entre los puntos sobre los que Sánchez e Iglesias constataron avances destacan la eliminación de los puntos más controvertidos de la «ley mordaza», la reforma del mercado del alquiler, la articulación de medidas para rebajar la factura de la luz y la supresión del voto rogado para los comicios de mayo.

El optimismo de Podemos respecto a los avances arrancados al Gobierno en estas últimas etapas de la negociación no impide, sin embargo, que la formación morada sea «realista» a la hora de percibir que las cuentas pueden descarrilar la próxima semana si ERC y el PDeCAT mantienen el órdago de votar a favor de las enmiendas a la totalidad. Y es en este punto en el que se enmarca el otro objetivo de la reunión del miércoles. Podemos ya fue clave para que saliera adelante la moción de censura que llevó a Sánchez a la Presidencia. Ahora, la escena se repite. Los líderes del partido de Iglesias han intensificado en los últimos días su labor de mediación discreta con los grupos catalanes. En este trabajo de intermediación, Podemos trata de persuadir a estos partidos con dos argumentos: las bondades de las cuentas para Cataluña –por las inversiones destinadas a esta región pero también por el resto de medidas sociales– y la amenaza que para sus propios intereses tendría un adelanto electoral. Este último argumento lo verbalizó ayer el presidente del PNV, el único al margen de Iglesias capaz de mediar con ERC y el PDeCAT de aquí al miércoles para evitar el «ko» de Sánchez: «Veo ventajas a que Sánchez tenga más tiempo para dar pasos, también con Cataluña, y si para eso hace falta la tramitación de los presupuestos, yo desde luego lo haría».