El personaje

Ione Belarra: vengativa cuando más escuece

La líder de Podemos diseña, bajo la batuta del jefe Iglesias, el ajuste de cuentas con Yolanda Díaz. El voto negativo a su decreto estrella es la primera prueba

Ilustración Ione Belarra.
Ilustración Ione Belarra.PlatónLa Razón

Donde las dan las toman. Si la venganza es un plato que se sirve frío la secretaria general de Podemos, Ione Belarra, escogió el momento adecuado para ejercitarla contra su enemiga, Yolanda Díaz. Con el pleno del Congreso a rebosar de parlamentarios y periodistas, trasladado al Senado por obras en la Cámara Baja, la lideresa morada aplastó el decreto estrella de la vicepresidenta y ministra de Trabajo, el subsidio por desempleo. Toda una humillación para la dirigente de Sumar, que observó con cara de póker cómo su medida legislativa era la única que se caía de las tres previstas en la agenda del Gobierno. Los cinco diputados de Podemos, liderados por Belarra y teledirigidos por Pablo Iglesias, demostraron condicionar la Legislatura y cercenar cualquier iniciativa de Yolanda, a la que consideran una desleal en toda regla. Tarde o temprano «la traición se paga», advierten las huestes de Ione Belarra e Irene Montero, cuya instalación en el Grupo Mixto les otorga una autonomía de acción que desplegarán contra su adversaria. El decreto del subsidio por desempleo se cayó automáticamente bajo la excusa del recorte a los mayores de 52 años, pero fue en realidad un ajuste de cuentas cuando más podía escocer a la vicepresidenta. «Va de sobrada y ahí está el resultado», comentan en el entorno de Belarra y Montero.

Los pasillos del Senado, tradicionalmente una Cámara tranquila, eran un hervidero. Con esa cara medio inocente, tras la que esconde una coraza de hierro, Ione Belarra aseguraba que nadie había contactado con ellos para negociar el decreto. Por el contrario, la vicepresidenta decía haber estado toda la noche haciéndolo. Los puñales se desataron cuando Yolanda Díaz acusó a los podemitas de votar con el PP y Vox «en contra de la gente». La respuesta la dio de inmediato Pablo Iglesias desde sus terminales mediáticas: «Mucho peor es intentar pactar con el PP dejando fuera a sus antiguos aliados de izquierdas», en alusión a la llamada que la ministra de Trabajo hizo al portavoz popular, Borja Semper, para recabar su apoyo al decreto. Con sus cinco votos decisivos los morados exhiben su papel determinante en esta convulsa Legislatura, en especial contra su antaño compañera, a quien no perdonan la exclusión de Irene Montero del nuevo Gobierno de coalición. «No tenemos ningún compromiso escrito para retirar el recorte», aseguró Belarra al justificar su rechazo a la medida estrella de la vicepresidenta.

Aunque desde el Gobierno no hay una valoración pública de lo sucedido, el malestar entre muchos ministros es evidente. Consideran que Yolanda Díaz tiene un ego desmesurado. «Va de crecida», insinúan algunos, que la acusan de ser incapaz de controlar a los podemitas y de desdeñarles sin valorar las consecuencias. También aventuran que este fracaso es un «tirón de orejas» de Pedro Sánchez a su vicepresidenta, molesto por su afán de protagonismo y la falta de tacto en su relación con los morados, que pueden boicotear la Legislatura junto al chantaje de los separatistas. Erigida en su papel teatral victimista, la propia Yolanda lanzó cariacontecida su mensaje: «Así no se puede gobernar».

La secretaria general de Podemos, asistida por su íntima amiga Irene Montero, a quien ha nombrado secretaria política del partido, escoltada por Isa Serra y Lilith Verstrynge en su núcleo duro, bajo la batuta del jefe Iglesias, diseña ahora toda una venganza contra su antigua aliada. La decisión de abandonar el grupo parlamentario de Sumar en el Congreso para marcharse al Mixto ha desatado un crudo enfrentamiento entre las dos fuerzas políticas y es el capítulo de una crisis anunciada que ahora se agrava. Las divergencias entre Belarra y Montero con Yolanda Díaz eran un secreto a voces dentro del anterior Gobierno de coalición. La negativa de mantener a Montero en el Ejecutivo y la falta de protagonismo de los morados en el llamado grupo plurinacional de Sumar en la Cámara Baja fueron la gota que colmó el vaso. A pesar de sus cinco diputados, los podemitas quedaban apartados de portavocías en las comisiones y sometidos a cualquier decisión de la cúpula de Sumar. «Nos han querido cerrar la boca», acusó Ione Belarra a su eterna rival «Yolanda Iscariote», como llaman en la dirección de Podemos, donde la consideran una «traidora».

A Belarra, Montero y sus diputados no les tembló la voz al pronunciar un tajante «no» al decreto. Yolanda Díaz, con un careto hasta el suelo, denunció que actuaban «por intereses de parte», y Pablo Iglesias advirtió: «Quienes eso hacen son los que mienten». Su fiel escudera Belarra aseguró que nadie les había llamado para negociar, aunque insistió en que sus teléfonos permanecen abiertos, dado que se prevé que la reforma entre en vigor el próximo 1 de junio. Pese a que Belarra telefoneó al ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, para garantizarle que no pondrán en peligro la Legislatura, en la formación de Yolanda se temen una ofensiva. «Pablo Iglesias diseña la venganza y Belarra la ejecuta», afirman en su entorno. El voto negativo a su decreto estrella es la primera prueba de otras muchas que vendrán. En la cúpula de Podemos tienen claro que, a pesar de los malos resultados electorales el 23J, mantienen una estructura de partido, algo de lo que carece Sumar, que definen como «una sopa de veinticuatro» al servicio personal de Yolanda Díaz. Ione Belarra tendrá mando en plaza como portavoz de los morados en el Grupo Mixto, dispondrán de más dinero, libertad para contratar asesores y compartirán medios e iniciativas con los dos diputados de UPN, el BNG y la de Coalición Canaria. Su objetivo es remontar algo en las elecciones gallegas del 18 de febrero, dónde Pablo Iglesias pide el voto para el BNG, y después en las europeas de junio con Irene Montero como cabeza de lista y obtener su escaño. En el Gobierno observan con preocupación esta pugna, máxime cuando ERC y EH-Bildu se han posicionado a favor de Podemos y en contra de Yolanda Díaz, a quien sectores del PSOE acusan de no saber imponerse y tener una ambición desmedida. Ione Belarra piensa recobrar influencia política y vender muy caros sus cinco escaños. Comienza su «vendetta».