Opinión
No, Israel no está cometiendo ningún genocidio en Gaza
Lo que más impresiona es el silencio irreal de la ONU hacia los 48 rehenes de Hamás que llevan dos años sometidos a una desaparición forzada
No, Israel no está cometiendo ningún genocidio en Gaza. Ello porque el delito de genocidio ni tan siquiera puede existir, de raíz, sin que quede probado un dolo especial, específico, de “destruir” al supuesto grupo perseguido.
Así, en el delito de genocidio no basta con el mero dolo común respecto de tal o cual acción o política. Sino que ello debe ser, desarrollado, además, específicamente, con el insustituible ánimo de “destruir a ese grupo”.Y es que las Fuerzas de Defensa de Israel habrían ido “preavisando” de distintas maneras, de los lugares a atacar, con folletos, comunicados, y hasta con novedosos códigos QR.
Curiosa forma esa de “dolo especial de destruir” al grupo: preavisándoles con antelación para que pudiesen evacuar tal o cual zona o edificio. Ídem, permitiendo por ejemplo la entrada de miles de camiones con suministros… aun sabiendo que buena parte de éstos irían, en realidad, a los terroristas que no pocas veces se los arrebataban a los gazatíes (el auténtico crimen de guerra aquí). Y con ello, y otros elementos, quedaría fuertemente cuestionada, en su misma línea de flotación, toda idea jurídica de genocidio. Esa es la realidad.
¿Se imaginan a las tropas de Napoleón enviando alimentos a la sitiada y constituyente Cádiz?, ¿o a las de Zhúkov a la sitiada Berlín? Imaginan a “Bombardero” Harris, a la RAF, “preavisando” de dónde iban a bombardear noche tras noche? Evidentemente no.
Los aliados en su lucha contra el nazismo, y en la imprescindible toma de Berlín para erradicarlo –como ahora Israel con la ciudad de Gaza, capital de sus nuevos nazis contemporáneos yihadistas–, en ningún caso hicieron nada de ello. Ni camiones, ni “preavisos”. Se bombardeaban edificios enteros para cazar a algún oficial de las SS localizado allí. Y ello en plena madrugada, para asegurarse de que no se fuese a escapar. Sin “preavisar” a nadie.
Esa fue la realidad de la derrota y el desmembramiento del organigrama nazi. De la desnazificación de Alemania. Es decir: nada de todo lo que sí que está previniendo Israel… y aun así sigue sin ser bastante, aun así la calumnia de “genocidas”... ¿O quizá tampoco tienen ni la más elemental presunción de inocencia? ¿Acaso aquí no hay límite alguno, y ya han sido condenados?, ¿quizá por el “tribunal del pueblo”...?
Y es que por mucho que los aliados también estuviesen defendiendo la civilización y los derechos humanos, estaban luchando una guerra contra el nazismo. Una guerra. Terrible, trágica, como siempre ha sido y será toda guerra. De modo que no. El malvado genocida con dolo especial de destruir a los miembros del grupo... no los preavisa para que puedan evitar el bombardeo. Eso no es “dolo especial genocida”, eso lo rompe.
Ni abre su asedio a comida y medicinas para su enemigo... en vez de lo que un genocida real, en esa misma posición de fuerza, haría: impedir que desde 2023 entrase ni un solo camión. Como hizo Alemania en el largo cerco de Leningrado, por ejemplo. Pero es que Israel ha hecho en Gaza justo lo contrario. ¿De qué estamos hablando entonces?
Del viejo fenómeno del “linchamiento colectivo”, donde una vez bien prendida la mecha, y señalizada la víctima, nada importará “lo racional” o lo que diga o no el derecho. Son genocidas y punto. Los subsiguientes desarrollos y acontecimientos se irán retroalimentando solos, aderezados siempre de oportunismos e intereses varios entre el círculo de "linchadores". Pero frente a ello podemos, debemos, ejercitar nuestro propio espacio de dignidad y de libertad personal, y simplemente decir que “no”. Que no nos vamos a poner en esa fila del linchamiento populachero, dirigido...
Aunque ¿saben lo que más impresiona ante ese gran tsunami de odio e irracionalidad? Esa especie de silencio irreal, no pocas veces de la propia ONU, hacia los 48 seres humanos que llevan dos años, desde el 7-O, sometidos a presunto crimen contra la humanidad de desaparición forzada de personas. Ese sí fuertemente indiciario en todos sus elementos y sin contradicciones de base. Un caso masivo de desaparición forzada, con otros 251 “secuestrados” más ya “liberados” pero que, no, no son sólo “secuestrados”.
Es lesa humanidad clara. Y por ello ese silencio selectivo consta tanto con el espectáculo poco edificante intentando comulgar con ruedas de molino a ver de qué forma es posible “calzar” ese “dolo especial” que se les desmorona con un ejército israelí que aparenta haber tomado cautelas nunca antes vistas en toda la historia militar de la humanidad, en su simple defensa de la nueva Constantinopla del Siglo XXI, cercada de enemigos.
Miguel Ángel Rodríguez Arias es abogado especializado en Derecho Penal Internacional