Kirchner abre el camino a la reconciliación con España

Soplan aires de cambio en la Casa Rosada cuya presidenta Cristina Fernández de Kirchner muestra su lado más amable y busca la mano de la Madre Patria. La misma que mordió hace tiempo, aunque la coyuntura internacional y la falta de plata, le han hecho cambiar de rumbo. Que nadie se equivoque no es cuestión de diplomacia, sino de interés.

Es la misma viuda peronista que se mofaba del gobierno español dando lecciones de cómo salir de la crisis. La misma que se refería al ministro de economía ibérico, Luis de Guindos, como "el pelado ese".

Sin embargo y según se hacía eco la prensa argentina ayer, durante la visita oficial que realizará a España el ministro de Exteriores argentino, Héctor Timerman, entregará una invitación formal para que el presidente Mariano Rajoy venga a la Argentina antes de fines de año, probablemente durante el próximo mes de julio, aprovechando el viaje del mandatario español para presencial el Mundial de fútbol de Brasil. La carta está firmada por la propia CFK.

Desde la embajada española en Buenos Aires, ya habían adelantado la posibilidad de esta visita a los corresponsales pero una vez más, los medios argentinos han confirmado la noticia a través de fuentes anónimas de la cancillería, mucho más rápidas que la Consejería de Información española.

No están claros los motivos del viaje aunque se especula con la posibilidad de que Rajoy pase un día en la capital porteña. La última vez que estuvo aquí fue cuando Madrid se postuló como sede de los Juegos Olímpicos de 2020, ya que Buenos Aires fue la sede de deliberaciones del comité olímpico. Durante esos días, se escribió sobre reuniones "secretas"entre los ministros de ambos países, para destrabar la indemnización a Repsol. La prensa argentina incluso publicó una especie de proyecto para fijar una posición común frente a las Malvinas y Gibraltar, algo que rápidamente rechazaron a LA RAZÓN fuentes diplomáticas.

Además de concretarse la visita oficial, Rajoy llegará a la Argentina pocos meses después de que el Congreso argentino aprobó por ley el acuerdo con Repsol, que consistió en pagarle a la petrolera española 4400 millones de euros en bonos como compensación por la expropiación de YPF.

Aunque en principio el flamante cerebro de la expropiación y actual ministro de económica argentino, Axel Kicillof, dijo que no se indemnizaría a los españoles Argentina cambió sorpresivamente de postura. Sin crédito internacional, acosada por los fondos buitres y a la espera de inversiones extranjeras, Cristina Kirchner decidió llegar a un acuerdo con el objetivo de lavar la imagen de Argentina en los mercados financieros.