La imputación de la Infanta

La Corona, preocupada por el efecto de la imputación

El Príncipe ha mantenido la distancia desde el primer momento

Don Juan Carlos saluda a Rajoy durante la pasada Pascua Militar
Don Juan Carlos saluda a Rajoy durante la pasada Pascua Militarlarazon

El año ha empezado fuerte para la Corona. La decisión del juez Castro de imputar nuevamente a la Infanta Cristina se vive con gran inquietud en Zarzuela. Con artículos de Carmen Enríquez, Amadeo-Martín Rey y Cabieses y Fernando Rayón.

El año ha empezado fuerte para la Corona. La decisión del juez instructor del «caso Nóos», José Castro, de imputar nuevamente a la Infanta Cristina ha sido un «pistoletazo» de salida para 2014 que, dentro de los muros del Palacio de la Zarzuela, se vive con gran inquietud: según informan fuentes cercanas a la Familia Real, el ambiente es de «gran preocupación» por varios motivos. Independientemente de cuál sea el desenlace judicial respecto a la hija menor del Rey, su imputación conlleva que se reabran una serie de debates que cuestionan a la Monarquía española y, según explican las mismas fuentes, la familia mira más allá: concretamente, hacia la estabilidad del futuro reinado del Príncipe de Asturias. Desde el primer momento en que el «caso Nóos» saliera a la palestra judicial, Don Felipe ha mantenido una marcada distancia pública respecto a los duques de Palma y las últimas encuestas reflejan que es de los miembros mejor valorados de la Casa, pero la Corona es muy consciente del daño paralelo que produce a la Institución la implicación de la Infanta en el caso.

La Casa Real no sólo barajaba la posibilidad de que Castro imputara nuevamente a Doña Cristina por supuesto blanqueo de capital y delito fiscal, sino que, prácticamente, lo daba por descontado. Desde mediados del mes de diciembre trabajó en «varias hipótesis» que, a principios de este mes, el Jefe de la Casa del Rey, Rafael Spottorno, reconoció en una entrevista concedida al programa de TVE1 «Audiencia abierta». Es más, si la primera vez que el magistrado imputó a la hija del Rey en abril del año pasado, la reacción de Zarzuela fue expresar su «sorpresa», además de confirmar su respeto por las decisiones judiciales, en esta ocasión sólo se decantó por mostrar lo segundo.

El regreso a la rutina tras las Navidades también suponía otra puesta en escena de gran calado: la recuperación de la agenda del Rey fuera del Palacio después de ser intervenido de la cadera. Este comienzo de ciclo se abría a través del acto por la celebración de la Pascua Militar en el Palacio Real. Un acto en el que, según informaron a este periódico fuentes de la Institución, las expectativas colocadas en la «vuelta» del Monarca hicieron que, posteriormente reconocido por él mismo en los habituales «corrillos», al cometer el primer error en la lectura del discurso se pusiera nervioso y comenzara a trabarse por querer cumplir con lo que se esperaba de él. En algunos medios se especuló con que la causa real de esta intranquilidad fuera que ya supiera que al día siguiente se anunciaría la imputación de su hija –y no debido al fallo de iluminación en la sala al que se refirió Zarzuela– pero, según informan fuentes de la Institución, independientemente de las informaciones a las que haya podido tener acceso a través de los asesores y de las personas relacionadas con la investigación judicial, la confirmación la tuvo el Jefe de Estado el pasado martes, cuando el magistrado lo anunció. Un detalle muy significativo es que ese día la agenda de la Familia Real no tenía programado ningún acto, mientras que, por el contrario, al día siguiente el compromiso institucional de la Corona se mantuvo hasta entrada la tarde, en actividades repartidas entre El Rey, la Reina y los Príncipes de Asturias. La imagen que se transmitió fue de absoluta normalidad.

Una vez más, las reacciones de los partidos políticos no se han hecho esperar y, con ellas, el planteamiento de si Doña Cristina debería renunciar a sus derechos sucesorios. La posición de la Institución sigue siendo la misma: si el año pasado zanjó el asunto asegurando que el Rey no se lo había pedido a su hija, por lo que ésta no cambiaría su situación dinástica, en esta ocasión la Infanta tampoco lo hará. O, al menos, de momento.

Eso sí, la Corona es consciente de que la «actitud» que adopte ahora es determinante, por lo que, si ya en el discurso de Navidad Don Juan Carlos aseguró asumir con la ejemplaridad que se le demanda, su objetivo también será revalorizar su papel de Jefe de Estado.

Así, dentro de sus límites como árbitro y moderador de las instituciones, Don Juan Carlos recuperará su agenda internacional paralizada por las últimas operaciones y actuará para superar el desgaste social e institucional que padece el país así como, según pudo saber este periódico, para afrontar la ofensiva independentista catalana.