Crisis en Mali
La seguridad de la bandera española
El contingente militar en Mali permite a la población civil llevar una vida tranquila
Artículo de Miguel Temprano, enviado especial a Malí con el contingente militar español.
Con la presencia del contingente del Ejercito de Tierra en Mali, España está demostrando ser un aliado fiable y comprometido con sus socios europeos. La crisis de Mali nos toca mucho más cerca de lo que parece. El Desierto del Sahel en los últimos años se ha convertido en un «nido de víboras», donde traficantes de armas, drogas y personas conviven con grupos armados de corte yihadista. Junto a otros 22 países europeos que componen la EUTM (European Union Training Mission, misión europea de entrenamiento militar), España colabora con un contingente formado por 58 efectivos, repartidos entre el Cuartel General de la misión en Bamako, una sección encargada de dar protección y seguridad al contingente y un grupo de oficiales y suboficiales del Mando de Operaciones Especiales (MOE) que se encarga de la instrucción para el combate del Ejercito Mali.
La Misión EUTM-MALÍ busca devolver el equilibrio político y una sociedad segura a Mali, que como nación se enfrenta, además de a ataques de terroristas islámicos, a una posible subversión de la población, al sabotaje de sus infraestructuras y a que la nación caiga en manos del crimen organizado.
La presencia de tropas españolas contribuye a la tranquilidad de la población civil. Patrullando con la Sección de Protección de la Legión Española hemos podido comprobar cómo los habitantes de la zona de Bamako y Koulikoro aceptan de buen grado su presencia ya que esta les garantiza su seguridad ante la posibilidad de un nuevo intento por parte de los grupos yihadistas armados de MUJAO, Al Qaeda para el Magreb Islámico y ANSAR DIN.
Nuestros Legionarios se encargan entre otras misiones de dar seguridad y protección a los oficiales y suboficiales del Mando de Operaciones Especiales, durante la fase de instrucción y asesoramiento, del primer batallón de la FF AA malienses.
A principios de semana un atentado con un «artefacto explosivo improvisado» instalado en una motocicleta atentaba contra el jefe del Movimiento Nacional para la Liberación del Azawad. Azawad se encuentra en el norte de Mali, en pleno Sahel, tierras estas compartidas por los tuaregs y árabes. El movimiento es de corte laico y de un fuerte carácter secesionista. Según fuentes de EUTM-Mali consultadas la autoría estaría presuntamente en manos de otros dos grupos armados pero de corte yihadista. Se podría descartar la autoría del M.A.A., Movimiento Árabe del Azawar, ya que a pesar de ser un movimiento armado y árabe no es de naturaleza terrorista. Por ello las sospechas se centran en la posible colaboración de grupos que suelen trabajar con armamento y material como el de los terroristas del MUJAO, Movimiento para la Unidad de la Jihad en África Occidental o el formado por Mokhtar Belmokhtar, conocido por «Malboro Man» y «El Tuerto». La guerra por el control de los territorios de la frontera norte de Mali está abierta. Traficantes, grupos armados y terroristas intentan hacerse con el paso obligado para el comercio y tráfico de mercancías histórico en el continente africano. Eso sí, la excusa de la yihad o guerra santa les sirve para contar con ciertos apoyos entre los escasos habitantes de tan desolada zona del desierto del Sahel. La prioridad es que Mali recupere la estabilidad democrática para así poder recibir el apoyo, ayuda e intervención de los EE UU de América. Entonces la «vieja Europa» empezará a dormir tranquila... y nosotros también.
El reto de Los Legionarios en la misión
Una vez más, la Legión se ha puesto al frente de una misión para devolver la estabilidad, la seguridad y la paz a un país. A un pueblo desfavorecido. No es fácil. Van ser 6 meses fuera de casa, en el corazón del África Subsahariana, con temperaturas de 45º a 50º centígrados por el día y noches en los que el termómetro no baja de 35º. Por eso los mandos, a su llegada, decidieron prohibir la gimnasia y el «footing» aunque fuera antes del amanecer. Fue necesario un periodo de aclimatación de dos semanas para no arriesgarse a sufrir bajas por golpes de calor. Los legionarios, siempre con optimismo, esperan la llegada de la temporada de lluvias que está a la vuelta de la esquina.
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