Política

Pablo Iglesias

Las claves de los expertos: Cinco mítines y poco debate

Los expertos creen que ningún candidato sobresalió y que fue más tranquilo de lo esperado. El líder de Vox sorprendió por su moderación. Pocos indecisos saldrán de dudas.

Debate televisivo entre candidatos
Debate televisivo entre candidatoslarazonLA RAZÓN

Los expertos creen que ningún candidato sobresalió y que fue más tranquilo de lo esperado. El líder de Vox sorprendió por su moderación. Pocos indecisos saldrán de dudas.

El que fue el único enfrentamiento televisado entre los principales candidatos a formar gobierno se caracterizó por su previsibilidad y por un formato tan poco flexible que redujo la mínimo las interactuaciones entre los candidatos. En muchos momento fue más parecido a un mítin que a un debate. El único duelo dialéctico entre los principales candidatos de La Moncloa presentó a un Pablo Casado más presidenciable y que ahora sí es percibido como el único que puede plantar cara a Sánchez. Por otro lado, el líder del Vox llamó la atención por su moderación y usar un tono más tranquilo de lo que se creía en un principio. En definitiva, un debate en el que poco indecisos saldrán de dudas.

VERÓNICA FUMANAL

Presidente de la Asociación Comunicación Política (Acop)

Cataluña contamina la política nacional

Ayer en el debate no vimos ni ganadores ni perdedores. El único que de alguna manera se salió con un discurso diferente fue Pablo Iglesias en el bloque sobre Cataluña, en el que se quedó solo. Mientras todos abogan por endurecer las medidas, Pablo Iglesias ofreció un discurso totalmente diferente en el que se quedó solo. En este sentido, el líder de Unidas Podemos lo hizo bien Por otro lado, Pedro Sánchez mantuvo el tipo y fue inteligente ya que dejó que la derecha se pelease y protagonizase los enfrentamientos más duros. En este sentido, los principales cuerpo a cuerpo los protagonizó Rivera. Primero contra Casado por la corrupción y minutos después contra Abascal por los chiringuitos. En este sentido, me sorprendió Abascal que protagonizó un discurso moderado aunque se pronunció duramente contra las autonomías. Todo con un tono tranquilo, con menos testosterona y menos belicista respecto a lo que nos tiene acostumbrados. Casado se erigió como la única alternativa a Sánchez, a diferencia del anterior cuando Rivera intentó quitarle hueco. Por otro lado, Iglesias sabe que el tono le fue bien en abril y lo mantiene. Asimismo, Pedro Sánchez se ha precipitado con tanto anuncio ya que da por hecho que ganará las elecciones. Por último, otro de los momentos del debate fue el que protagonizaron Abascal e Iglesias sobre la historia de España. Otro de los temas que nos dejó el debate fue el silencio de Sánchez sobre los pactos y la Fundación Franco, pese que Casado presionó sobre el pacto con los independentistas.

EDUARDO GONZÁLEZ VEGA

Consultor del Centro Internacional de Gestión y Marketing Político (CIGMAP)

Iglesias ha repetido el papel social de abril

El candidato de Vox Santiago Abascal se presenta en sociedad con garantías, lanzando dos mensajes claros: el estado de las autonomías es un problema y se necesita seguridad. Ha sido efectivo. Por su parte, Pedro Sánchez se muestra como presidenciable y se refuerza como opción principal de la izquierda, lo esperado sin que sus rivales le hayan sacado de ahí. Por otro lado, Pablo Casado ha estado un poco gris, le ha faltado personalidad y concretar más sus propuestas en un mensaje efectivo. Albert Rivera ha vuelto a abusar de recursos visuales, menos efectivos en unas segundas elecciones. Ha estado correcto, pero no parece ganador como en el primer debate de la elección anterior. Era una gran oportunidad de remontar en las encuestas que no ha podido aprovechar. En cuanto al candidato Pablo Iglesias ha repetido el papel que le funcionó bien en el segundo debate de la anterior elección. Centrado en lo social y en condicionar un acuerdo con Sánchez, no ha aportado novedades. Y su error, que en el fondo es una anécdota, se ha convertido en viral. Se habla de eso más que de otras propuestas.

PABLO SIMÓN

Politólogo y profesor en la Universidad Carlos III de Madrid

Los más eficaces fueron los extremos

En el debate de ayer comprobamos que los dos candidatos mas eficaces fueron los de los dos extremos, que tienen un mensaje más claro y un electorado más fiel. Es decir los líderes de Unidas Podemos, Pablo Iglesias y de Vox, Santiago Abascal. El primero fue nítido en el tema sociales, sin ningún tipo de restricciones. El segundo, sacando a la palestra los temas en los que se siente más fuerte y cómodo. El resto de candidatos tuvieron un comportamiento más mixto. Una diferencia de este debate respecto a los anteriores es el menor protagonismo de Rivera, que en esta ocasión ha estado más ignorado. Respecto a Pedro Sánchez, experimentó un viraje hacia un modelo territorial más fuerte y un perfil más socio-liberal. Mientras que el Casado presentó un perfil correcto pero sin brillar. Fue un debate menos bronco de los que se esperaba y el formato elegido no da lugar a la interacción entre los candidatos.

ALLENDE MARTÍN

CEO de CompoLider, consultoría de Comunicación Política y Liderazgo

Abascal
ha estado correcto en su debut

En general todos los candidatos han estado muy formales y muy presidenciables. Es cierto que ha habido algunos rifirrafes entre Casado y Rivera que se han encarado durante especialmente en la primera y segunda parte del debate, pero en líneas generales, todos han estado muy correctos. El líder de Vox, Santiago Abascal, ha estado correcto en su debut, aunque en ocasiones ha dado la sensación de que estaba protagonizando un monólogo. Su respiración ha denotado nerviosismo en alguna ocasión. De Rivera, creo que esperábamos más porque es el que más lo necesitaba. Me ha sorprendido la mejoría de Sánchez en este tipo de formato, lo he visto mejor que en las anteriores ocasiones y me ha gustado que proponga anuncios, como hizo ayer. Pese a que todavía no ha ganado las elecciones y en cierto modo puede apreciarse por parte de su electorado como una iniciativa demasiado ambiciosa y demasiado soberbia cuando todavía no has logrado ganar las elecciones.