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Opinión

Leire, Aldama y el PSOE, como un culebrón turco

El nuestro es un serial que no tiene horario fijo ni descansa siquiera los fines de semana, habiendo, a veces, más de un capítulo por día

Pedro Sánchez EUROPAPRESS

No hace falta seguir una telenovela turca o iberoamericana porque tenemos la nuestra propia, con protagonistas que están en el poder, empresarios, familias implicadas, chicas de compañía, fiestas en hoteles y reuniones secretas con audios grabados, que lleva en antena algo más de un año.

Si no fuera porque el culebrón pone evidencia la zafiedad y la indecencia de nuestros gobernantes, perjudica la imagen de nuestro país y deja en evidencia la escasa importancia que Sánchez da al pueblo español, tendríamos que estar agradecidos al presidente por entretenernos.

El nuestro es un serial que, a diferencia de los culebrones extranjeros, no tiene horario fijo ni descansa siquiera los fines de semana, habiendo, a veces, más de un capítulo por día.

Hay que estar pendiente y atento para no perderse en las diferentes tramas y en la variedad de personajes que se van incorporando. No hay guion escrito, pero el final es de todos sabido, siempre acaba imperando la justicia.

Los últimos capítulos no han dejado a nadie indiferente. La «fontanera» que ofrecía pactos con la fiscalía causa baja en el PSOE (a petición propia, dice ella), cita a la prensa, para dejar claro que no es «fontanera» ni cobarde.

Tras pronunciar esas dos últimas palabras irrumpe en la escena el comisionista Aldama para llamarla mentirosa y sinvergüenza mientras es empujado por el empresario Dolset, que está implicado en los audios. La telenovela se va complicando cuando el Consejo de Administración de Prisa destituye a Pepa Bueno como directora de «El País».

Sánchez, que es ducho en trampas y agonías largas como se vio en el famoso Comité Federal de 2016, debiera de convocar elecciones para poner fin a un serial (muy entretenido) que lleva demasiado tiempo en emisión y arrastra al Partido Socialista. Las tiranías fomentan la estupidez, dijo Borges.