Memoria Histórica

La licencia y el debate de ideas retrasan el primer museo de la Guerra Civil con vocación nacional

Los impulsores del proyecto se retiran mientras el Gobierno de Aragón elude la polémica. Un Centro de Investigación de Memoria Democrática elaborará el censo para el Memorial de Víctimas en Teruel

Vista general del interior del Museo de la Guerra Civil. Batalla de Teruel
Vista general del interior del Museo de la Guerra Civil. Batalla de TeruelGOBIERNO DE ARAGÓN

El primer museo nacional de la Guerra Civil no termina de arrancar. Retrasos en las obras y cambios de rumbo en la orientación y el trasfondo ideológico han causado la demora de una iniciativa pionera, con epicentro en Teruel, sobre una contienda cuyo final acaba de cumplir su 84 aniversario y que a día de hoy no cuenta con un espacio expositivo general en España, donde sí abundan multitud de centros de interpretación y espacios museísticos a nivel local.

Fuentes del Gobierno de Aragón explican que la tardanza «se debe, principalmente, al retraso del Ayuntamiento de Teruel en la concesión de la licencia», a pesar de que durante «todo este tiempo», el Ejecutivo de Javier Lambán «ha estado en contacto» con el consistorio «para tratar de agilizar al máximo el proceso». Así, «presentó el estudio de detalle, el proyecto para obtención de licencia urbanística y finalmente la declaración responsable con el proyecto de ejecución para adelantar el proceso de otorgamiento de la licencia de actividad y apertura». Además, el Gobierno aragonés «declaró el proyecto de interés autonómico para instar a su tramitación urgente, algo que no se ha producido». «En el momento en que se obtenga la licencia, podría iniciarse la edificación», apuntan estas fuentes, pues el consejero de Cultura, Felipe Faci, no ha hecho declaraciones a LA RAZÓN.

El proyecto ha pasado «por varias fases desde su idea inicial hasta lo que se plantea ahora». Fuentes del Departamento de Cultura señalan que «se está elaborando una propuesta que ofrecerá una visión contundente y basada en el conocimiento histórico sobre la Guerra Civil y sus consecuencias».

Este diario se puso en contacto en 2021 con los principales artífices del desarrollo del plan. El museólogo Joan Santacana, que concibió el proyecto por encargo de la Diputación de Teruel en 2006, encargo que retomó el Ejecutivo aragonés en 2018, al que propuso que una comisión de historiadores nacionales e internacionales evaluara el museo, coordinados por Javier Paniagua, profesor de Pensamiento Político y Social.

Tras las elecciones de 2019 hubo diversas reuniones en Teruel y se ratificaron tanto las ideas del proyecto de museo como el papel de Paniagua y el de Santacana. Sin embargo, ambos explican ahora que la comisión de expertos en los estudios de la Guerra Civil «no se formó, ni tampoco el imprescindible guion museológico, solo se presentó un esquema de trabajo con un número de personas reunidas en el Archivo de Teruel que debían trabajar sobre los contenidos historiográficos para que la comisión de expertos los analizara, aceptara o rectificara, pero no tuvo continuidad porque no volvió a reunirse». No obstante, estuvieron « dispuestos» a adaptarse al nuevo planteamiento, «siempre que se mantuvieran los criterios museográficos, y así se explicitó en las dos reuniones celebradas en Teruel en los primeros meses de 2022 con los directivos de la Consejería de Cultura. Pero ya no hubo más contactos, ni telefónicos, por videoconferencia o escritos», según las explicaciones del museólogo y el veterano diputado y socialista valenciano, que se han apeado de una empresa a la que aportaron toda su experiencia.

La respuesta del Gobierno de Aragón al mencionarles es elusiva, aunque elocuente: «En el caso concreto de Paniagua, el consejero de Cultura se ha reunido varias veces con él en esta legislatura. Ahora, el Ejecutivo está centrado en que comience la construcción. Próximamente, se constituirá formalmente un órgano asesor con expertos de prestigio para poner en marcha el museo, al igual que se nombrará un director para que esté al frente de sus actuaciones». No hay mención en este punto para Javier Paniagua, que confiaba en lograr «un cargo similar al de comisario».

Fuentes de la Consejería de Cultura apuntan que «el Museo de la Guerra de Teruel cuenta con una memoria de filosofía y objetivos, bajo el inicial asesoramiento e impulso de Julián Casanova, que ofreció el esbozo primero de los contenidos y estructura, y que ha sido redactada por especialistas en la materia. No en vano, en Aragón se ha contado con uno de los grupos de investigación más potente en historia sobre la Guerra Civil, con aportaciones muy relevantes al conocimiento histórico de ese período. Los contenidos de la memoria beben de esa tradición de estudio científico y divulgativo». En esta relación no aparece el fallecido militar e historiador Gabriel Cardona, «de quien partió la idea original», según Joan Santacana, que echaba en faltaba un museo de la contienda civil en España, «el único país que ha tenido un conflicto de esas características y no cuenta con ningún elemento que permita al ciudadano conocer a fondo qué fue».

Entrada principal al museo, según el proyecto aprobado
Entrada principal al museo, según el proyecto aprobadoGOBIERNO DE ARAGÓN

Otro punto que ha creado polémica es el «Memorial» del conjunto museístico «con los nombres de todas las víctimas de la guerra, sin distinción alguna entre los componentes de ambos frentes», según consta en la memoria descriptiva del proyecto, que ha suscitado críticas por parte de asociaciones memorialistas.

Sin embargo, el Gobierno de Lambán recuerda que «algunos de los textos que pueden aparecer en documentos que acompañan la tramitación del proyecto son anteriores a la aprobación de Ley de Memoria Democrática», y habla de crear «una referencia ética para el conjunto de la sociedad aragonesa». De ello se encargará una Comisión Técnica de Memoria Democrática en la que están representados varios departamentos del propio Ejecutivo, «así como de las universidades, de las asociaciones memorialistas y de las entidades locales». Bajo el amparo de la Ley de Memoria Democrática de Aragón «se recoge también la creación del Centro de Investigación de Memoria Democrática, un órgano colegiado que, entre otras funciones, tiene como cometido la elaboración del censo de víctimas. Es precisamente ese censo el que servirá de fuente para los nombres que finalmente pudieran aparecer en el Memorial previsto», aunque para «la configuración definitiva, el Gobierno de Aragón no cierra la puerta a otras ideas que puedan venir sugeridas desde el ámbito de la historiografía, a tenor del conocimiento consolidado sobre la Guerra Civil».

El planteamiento inicial de Paniagua y Santacana iba en la línea del Museo de Historia de Alemania, en Berlín, pero ante la situación actual ambos sentencian: «Tenemos dudas de que el futuro Museo de Teruel sirva para enfrentarnos a un pasado que ha condicionado, y todavía lo hace, a la sociedad española». Se desvinculan así de las últimas acciones sobre las que dicen no haber tenido «conocimiento» y «de las polémicas que están apareciendo», sin intención de «entrar en un debate ideológico», pues su «objetivo era, y sigue siéndolo, que el museo sea un elemento de comprensión de aquella tragedia en todas sus dimensiones y sirva de reflexión y superación de la Guerra Civil española».

Sin olvidar el beneficio extra que aporta el turismo, como demuestran espacios de corte similar en Europa, un valor que destaca Joan Santacana y que asume el Gobierno aragonés para «dinamizar la actividad económica y el empleo en una zona demográficamente desfavorecida y con dificultades para atraer inversiones generadoras de riqueza y puestos de trabajo, además de impulsar un flujo de visitantes que incrementa la visibilidad del territorio». Pero, de momento, sin fecha concreta para que el museo sea una realidad.

Fases de la construcción del espacio museístico
Fases de la construcción del espacio museísticoGOBIERNO DE ARAGÓN

8,9 millones de euros y 7.000 m2

La construcción y la apertura del museo, con una inversión total prevista que ronda los 8,9 millones de euros, será por fases, en un solar con una superficie de más de 7.000 m2 (entre la Avenida Zaragoza y la Calle del Carmen). La primera albergará las salas principales de exposición permanente, la sala de exposición temporal, una zona comercial para una pequeña tienda de publicaciones, los almacenes y la zona administrativa. De igual forma, se incluye el acondicionamiento del acceso y de un espacio de aparcamiento. El edificio, distribuido en dos plantas, tendrá una superficie útil de 1.100 m2 y una superficie construida de 1.300 m2. Queda configurado por dos piezas rectangulares de diferentes dimensiones, dispuestas perpendicularmente y organizadas en torno al jardín del Memorial. El volumen principal del museo será de color tierra, en referencia al paisaje y la atmósfera en que se vivió la Batalla de Teruel, mientras que el secundario y la planta baja tendrán acabados de color blanco, el color de la paz.