Terrorismo radical
Los anarquistas detenidos tenían a policías y comisarías como objetivos
Cinco de los 15 anarquistas detenidos el pasado lunes en Madrid, Barcelona, Palencia y Granada ingresaron ayer en prisión. El juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco acordó la prisión incondicional de Paul Jara, Jorge Linares, Javier García Castro, Javier Grijalbo y Enrique Balaguer (quien ya había sido detenido el pasado diciembre en otra operación contra el terrorismo anarquista) por un delito de integración en organización terrorista de tipo insurreccionista-anarquista. El magistrado considera que su fin era «subvertir el orden y la paz pública». Velasco dejó en libertad a los otros diez detenidos, aunque con la prohibición de salir de España y la obligación de comparecencias quincenales en el juzgado más próximo a su domicilio habitual.
A los detenidos, pertenecientes a los Grupos Anarquistas Coordinados (GAC), se los vincula con actos de sabotaje en 114 cajeros, informaron fuentes jurídicas, y se investiga su relación con la explosión de un artefacto en la Basílica del Pilar de Zaragoza en octubre de 2013 y de otro que no llegó a explotar, ocho meses antes, en la catedral de la Almudena de Madrid.
Durante los registros practicados en sus domicilios en el marco de la «operación Piñata», los agentes se incautaron de manuales para confeccionar artefactos explosivos y de tácticas de guerrilla y fotografías de policías y comisarías que serían «objetivo de sus ataques». También disponían de documentos reivindicativos de actos con explosivos y de «organización, financiación y proselitismo de jóvenes para realizar actos terroristas», así como manuales de autodefensa y de diversas técnicas para evitar el seguimiento policial y posibles detenciones. Por último, contaban de dispositivos técnicos, ocultos en bolsas de aseo, para no dejar rastro de sus consultas en internet.
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