El desafío independentista
Los candidatos encarcelados tendrán que pedir permiso para recoger el acta
Dependerán de un juez de vigilancia penitenciaria para poder acudir a los actos en el Parlament.
Los candidatos independentistas que concurren a las elecciones del 21-D tendrán la oportunidad de que se revisen sus medidas cautelares cuando el Tribunal Supremo formalice el paso de asumir la causa que investiga la Audiencia Nacional. Esa opción no afecta al ex presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, ya que si es entregado por la Justicia belga ingresaría directamente en la cárcel. La orden europea de detención se cursó con orden de prisión incondicional.
En todo caso, los que formen parte de las candidaturas y tras las elecciones del 21-D sigan estando todavía en la cárcel, aunque tienen en plenitud sus derechos políticos, salvo que por sentencia se les limite, no pueden hacer vida normal y para cualquier cosa tendrán que pedir permiso penitenciario. Que se lo pueden dar o no.
Ésta es una campaña excepcional en cada detalle y la formación del nuevo Gobierno de Cataluña también lo será. En cómo se desarrollen los acontecimientos puede ser determinante ver si se cumple el pronóstico de que el líder de ERC y ex vicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras, se niega a seguir la estrategia de la ex presidenta del Parlament, Carmen Forcadell, porque como apuntan desde el entorno independentista «prefiere hacer campaña desde la cárcel». Junqueras vetó la lista única de país que defendía Carles Puigdemont porque consideró que perjudicaba electoralmente a su formación y también por la corrupción que ha lastrado a la antigua Convergéncia –bajo la presión de la sentencia del «caso Palau» y nuevas informaciones sobre la financiación irregular del partido del que es heredero el PdCAT.
Puigdemont sí ha conseguido que el presidente de la ANC, Jordi Sànchez, dimita de todos sus cargos en la entidad independentista para concurrir en las elecciones como «número dos» de la lista que él encabeza, JuntsxCat.
Sànchez se encuentra encarcelado en Soto del Real junto al presidente de Òmnium, Jordi Cuixart, mientras la Audiencia Nacional los investiga por presunta sedición. El otro «Jordi», el líder de Òmniun, Jordi Cuixart, ha rechazado, sin embargo, concurrir a las elecciones. Los independentistas hacen sus números ante unos comicios muy ajustados y en los que no dan por cazado el «oso» de la mayoría. La necesidad de un nuevo relato y de un nuevo programa ha impuesto el pragmatismo en sectores de Esquerra, y por eso también han empezado a mirar hacia Ada Colau.
Pero todo está lleno de interrogantes, sobre todo porque la Justicia puede condicionar la campaña con sus decisiones sobre los ex consellers encarcelados. En su proceso de reconversión, sin admitir las mentiras, el soberanismo tiene dos grandes mantras, la represión del Estado y que sus líderes no podrán tomar posesión de sus escaños.
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