Opinión

Luces largas

No se trata de imponer la reducción de jornada, sino de pactar para beneficiar a millones de trabajadores

Yolanda Díaz y María Jesús Montero en el Congreso de los Diputados
Yolanda Díaz y María Jesús Montero en el Congreso de los DiputadosDavid JarFotógrafos

Reducir la jornada laboral en España no es solo una cuestión de horas, debe ser una apuesta decisiva por mejorar nuestra productividad, apostar por la conciliación familiar, por la digitalización de la economía la sostenibilidad del sistema. Y todo ello dentro del diálogo social que es instrumento más válido que ha sostenido en las últimas décadas la evolución y mejora de nuestro mercado laboral. No es un capricho, es una necesidad en un contexto de demasiada dependencia del sector terciario que aumenta la brecha de la desigualdad.

En pleno clima de polarización y crispación política se ha tumbado la medida antes de iniciar un trámite que habría facilitado la discusión y no existe un solo culpable en este resultado.

Es evidente que el rechazo que ha suscitado por parte de la patronal, Partido Popular, Vox y Junts es un reflejo de las desigualdades dentro del tejido empresarial, entre los propios trabajadores en función del tamaño de las empresas y del ámbito público o privado de dichos empleos.

El desarrollo y el desenlace que hemos presenciado esta semana quizás hubiese sido evitable. Las reticencias manifestadas por la patronal y la derecha política habrían tenido menos justificación si la propuesta equilibrada que defendía el ministro Carlos Cuerpo y avalada por el Consejo Económico y Social hubiese sido escuchada. Cuerpo planteaba la implantación de la reducción de la jornada de manera equilibrada, que no afectará a la productividad de las empresas ni al salario de los trabajadores, con medidas de acompañamiento que ayudaran a la aplicación eficaz de la norma, fundamentalmente por las pymes donde tendría más impacto.

Tras el debate acalorado y de gran enfrentamiento vivido en el Congreso de los Diputados esta semana, vino a mi memoria la frase de «ser mala persona» que acompañó la crítica de la vicepresidenta tercera del Gobierno al ministro de Economía a raíz de esa petición de diálogo. En España el número de personas ocupadas aumentó hasta 22.268.700 en el segundo trimestre de 2025 según los datos de la encuesta de población activa (EPA). Con esta medida se estima que entre ocho y doce millones de trabajadores se pueden beneficiar según CC OO. Teniendo en cuenta que los empleados públicos en nuestro país ya cuentan con una jornada inferior a las 40 horas semanales, llegando en algunos casos a situarse en 35 horas semanales en comunidades como Andalucía, Cataluña o Madrid. Y en torno a casi ocho millones cuentan con convenios colectivos que ya contemplan esa reducción de jornada. Parece justificada ya de por sí la medida, además de tratarse de un instrumento de igualdad dentro de nuestro mercado laboral.

Trabajar más horas no implica ser más productivos. España cuenta con jornadas más largas y su productividad por hora está por debajo de países como Alemania, Francia o Países Bajos. Así lo muestran análisis como el del BBVA Research que señala igualmente a países como Suecia, Noruega o Dinamarca que son más productivos que España trabajando menos horas. Son diversas las experiencias de cómo reducir la jornada mejora la eficiencia y la motivación. Islandia la llevó a cabo sin perder productividad y en Japón las empresas que establecieron cuatro días de jornada aumentaron su productividad en un 40%. Aquí entra la apuesta del Ministerio de Economía de acompañarla con medidas de digitalización y apoyo a las pymes entre otras.

No debemos olvidar que la conciliación laboral y familiar es clave para la sostenibilidad del sistema e impacta en nuestra natalidad. España registra 1.12 hijos por mujer en estos momentos, lejos del nivel de reemplazo generacional de 2.1. El actual modelo de nuestro mercado laboral no favorece la conciliación. Las jornadas extensas, la rigidez horaria y la falta de apoyos sociales no ayudan a quienes deciden formar una familia. Y sobre todo afecta a las mujeres que siguen viendo sus trayectorias profesionales ralentizadas y en muchos casos truncadas cuando apuestan por su maternidad. El éxito de la reducción de la jornada para que se traduzca en mejora de nuestra competitividad, y sirva de equilibrio para garantizar el aumento de la productividad, bienestar de los trabajadores a través de la conciliación y sostenibilidad del sistema requiere de una apuesta decidida por el diálogo social.

Este país avanza siempre desde el acuerdo, la interlocución entre sindicatos y patronal, de la mano de los gobiernos permite superar conflictos y asentar avances que generan mayor bienestar colectivo. El crecimiento continuo y sostenido de nuestro PIB, por encima de previsiones iniciales y de la media de la eurozona, convierte el momento en una oportunidad, eso sí requiere de capacidad de negociación, interlocución y mucho diálogo. Sobran insultos, soflamas y agresiones verbales a tus interlocutores con los que debes negociar. Acuerdos menos previsibles y más complicados se han alcanzado en nuestro país, pero siempre desde la voluntad de acordar y no de enfrentar.

No se trata de imponer sino de acordar para beneficiar a millones de trabajadores. En caso contrario el camino sólo conduce a la frustración y debemos tomar nota. Luces largas que superen tacticismos, eso merecen los ciudadanos.

* Susana Díaz Pacheco, senadora, fue presidenta de la Junta de Andalucía por el PSOE entre 2013 y 2019