Primarias en el PSOE
Moncloa cree que una victoria de Sánchez precipitará un adelanto electoral
Rajoy asume que después de las primarias el PSOE no será un interlocutor «gane quien gane». El coqueteo del ex secretario general con Podemos generaría mayor inestabilidad
En el Gobierno también ha sorprendido el reparto de avales entre Susana Díaz y Pedro Sánchez. Siempre han dado por hecho la victoria de la presidenta de la Junta de Andalucía en el combate interno por la Secretaría General del PSOE, y siguen considerando que ésa es la opción más probable porque en el PP no pueden entender, aplicando la lógica de cómo funcionan ellos internamente, que «la estructura de poder del PSOE haya montado este lío para luego perder». Mariano Rajoy ha conseguido que el PP siga siendo un partido disciplinado y en el que el aparato «cumple su función orgánica y garantiza, salvo excepciones, la unidad», de lo que sacan pecho en Génova.
Pero vista la situación, ya prácticamente entienden que da igual que gane Susana Díaz o Pedro Sánchez porque la división interna dentro del partido cortocircuita cualquier posibilidad de explorar acuerdos y pactos, más allá de los que están marcados por las generales de la ley, como puede ser el pacto antiterrorista. La candidata andaluza y el ex secretario general socialista no son lo mismo, admiten, pero la fractura territorial y de la militancia, no sólo sobre dos nombres, sino sobre dos proyectos construidos implícitamente sobre el referente de Podemos, «nos deja sin margen para acordar nada con el PSOE, con las consecuencias que de ello se derivan para la actividad legislativa y para la Legislatura».
Si se impusiera Pedro Sánchez, Rajoy y su equipo creen que esto puede influir incluso en la duración de la Legislatura. Un pesimismo que va más allá de la moción de censura anunciada por Pablo Iglesias, y que en el Gobierno ven muy difícil, prácticamente imposible, que llegue a concretarse en un acuerdo en la izquierda esté quien esté al frente de quien hoy sigue siendo el principal partido de la oposición. «Sánchez puede jugar a llevarse bien con Iglesias, pero si todavía no se ha dado cuenta de quién es su verdadero enemigo y que no va a hacer nada para facilitarle la vida política, tiene un problema», sentencian en el entorno del jefe del Ejecutivo.
Un análisis más superficial de la situación puede quedarse en la idea de que esta profunda división en la izquierda sirve para seguir dando oxígeno a Rajoy. Y en medios populares no descartan que electoralmente sí pueda ser así. Están convencidos, de acuerdo con sus estudios, que la ciudadanía, sobre todo dónde se mueven sus expectativas de voto, valora cada vez más como un factor positivo la estabilidad, y también aprecia, dicen, la mejoría económica y las perspectivas de que esa mejoría continúe al alza. Ante eso, consideran que un escenario en el que el PSOE no zanje sus problemas internos en estas primarias ni en el Congreso que celebrarán después puede dar margen a Rajoy «para seguir presentándose con un perfil moderado, de centro, y como el único candidato reconocido por Bruselas y garante de que se mantenga la estabilidad política y económica». Esto es lo que calculan internamente los populares, y uno de los ejes de su estrategia y de su discurso.
Ahora bien, si la consecuencia de la crisis interna socialista es que lo que sale de estas primarias es un PSOE liderado por Pedro Sánchez y que opta por la estrategia de dejarse llevar por Podemos hacia la política más radical, tomando decisiones como sumarse en el Parlamento a la derogación de la reforma laboral, por ejemplo, eso haría muy difícil sostener el Gobierno por mucho que haya unos Presupuestos aprobados, advierten las fuentes consultadas.
En principio, ellos juegan con la idea de prorrogar, en el peor de los casos, los Presupuestos que se aprobarán definitivamente a finales de este mes, y esto les permitiría estirar la Legislatura prácticamente hasta 2019, por lo que si se toma como referencia las primeras elecciones generales, las de diciembre de 2015, es tanto como agotar en su literalidad el mandato. Un objetivo por el que trabaja Rajoy, ya que cree que es el mejor argumento con el que poder presentarse ante los españoles como un presidente de un Gobierno en minoría y que ha hecho cesiones y se ha tragado «muchos sapos» para poder sostener la Legislatura. Para que esto no sea así tiene que haber causa mayor, o que no tuviera Presupuestos o que tenga que gobernar en una situación ingobernable, advierten. Esto no es lo mismo que no poder legislar ni llevar a cabo su programa electoral, con lo que ya cuentan en las filas populares. «Aunque tengamos Presupuestos, si hay una mayoría que deroga la reforma laboral o adopta otras decisiones que condicionen la política en cuestiones clave será muy difícil aguantar», explican.
La marcha de las encuestas tendrá mucho que decir. Lo último que le puede interesar al PSOE a medio plazo es ir a unas elecciones, pero a partir de junio empieza una nueva partida en la que «cambiarán las reglas» y «cambiarán también las reacciones», advierten. De momento, los mensajes que están recibiendo desde las filas socialistas les confirman su «sorpresa» y su «preocupación» por la fractura interna. El PP no ha apostado nunca públicamente por Susana Díaz, pero sí ha sido capaz de mantener una interlocución con la gestora, que apoya a la candidata andaluza, que no fue capaz de sostener en la última etapa de Sánchez como «número uno» del PSOE.
De los contactos que han mantenido en estos últimos días con algunos dirigentes socialistas, su impresión es que en el aparato del PSOE asumen que la partida está muy igualada, y dan por hecho que Sánchez no renunciará ni siquiera aunque pierda las primarias, sino que intentará ser candidato a la Presidencia del Gobierno. «Un lío, como diría Rajoy, que puede perjudicar a la Legislatura pero que nos puede beneficiar electoralmente. Habrá que ver», concluyen.
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